El Celta masca la tragedia
El Celta se complica el ascenso, y C¨®rdoba, Salamanca, Terrassa y Pontevedra certifican el descenso a Segunda B
De la euforia a la angustia en s¨®lo siete d¨ªas. Presa de los nervios, el Celta malgast¨® la primera bola extra con la que pretend¨ªa subsanar la decisi¨®n del Comit¨¦ de Competici¨®n, que el viernes le rest¨® tres puntos por la alineaci¨®n indebida de un jugador del filial. El ascenso ya celebrado se complica de tal forma que llega el equipo de Vigo a la ¨²ltima jornada con la obligaci¨®n de ganar, si no quiere quedar al albur de las impugnaciones y qui¨¦n sabe si hasta de la justicia ordinaria. El Eibar, que tambi¨¦n hab¨ªa celebrado el ascenso del Celta por considerar que le facilitar¨ªa el partido de ayer, pas¨® por encima de los de Fernando V¨¢zquez con una autoridad y un manejo de la situaci¨®n de los que careci¨® la escuadra viguesa. Se comienza a mascar en Vigo otra de esas desgracias tan comunes en el club, que ya padeci¨® en los a?os noventa la terrible crisis de los avales.
Ahora el Celta deber¨¢ defender su tercer puesto en Lleida ganando. Como el C¨¢diz, el C¨¦lta s¨®lo garantiza el ascenso con una victoria; o un empate, siempre que el Eibar obtenga el mismo resultado. Si pierde, tendr¨¢ al Eibar -recibe al Ferrol- y al Recre -Visita al N¨¤stic- pis¨¢ndole los talones. Le queda una bala para ascender. Mala suerte. Pero no tan mala como la que sufren el C¨®rdoba, el Salamanca, Terrassa y Pontevedra, los cuatro descendidos a Segunda B. La tercera categor¨ªa de Espa?a amenaza con la ruina econ¨®mica y ofrece una salida laber¨ªntica.
No supo el Celta canalizar la electricidad que transmitieron las gradas de Bala¨ªdos, que presentaron un aspecto muy parecido al de las recientes noches europeas: 30.000 incondicionales empujando. M¨¢s que como un respaldo, el equipo de Fern¨¢ndo V¨¢zquez interpret¨® el ruido como una exigencia, y se encogi¨®. Tanto, que hasta el gol de Llorente fue raro verle por el campo del Eibar, y anecd¨®tico en el ¨¢rea de Iraizoz.
El equipo vasco aguant¨® el chaparr¨®n inicial para comenzar a continuaci¨®n a comenzar a mandar en el centro del campo, donde el veterano Nagore s¨®lo atrap¨® la pelota con la vista.
El extra?o ambiente que rode¨® el partido lo contamin¨® todo; incluso al t¨¦cnico celeste. Apenas cinco minutos despu¨¦s del gol de Llorente y con casi una hora de partido por delante, Fernando V¨¢zquez, que vio el partido desde la grada por sanci¨®n, decidi¨® retirar a sus dos extremos, Manolo y Jonathan, para dar entrada a Isaac y S¨¢nchez: un centrocampista y un delantero para ayudar a los dos futbolistas m¨¢s desafortunados del equipo, Nagore y el delantero griego Vryzas, un ejemplo de lentitud en el coraz¨®n del ¨¢rea.
Un error de ?ngel en su ¨¢rea ensanch¨® en la segunda parte la ventaja del Eibar, que S¨¢nchez acort¨® s¨®lo para darle emoci¨®n al tramo final del encuentro.
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