Galicia
Las ¨²ltimas encuestas sobre las elecciones de Galicia insisten en que gana Fraga, con esta advertencia: ganar sin mayor¨ªa absoluta es perder. La coalici¨®n adversa une m¨¢s votos. Es importante, para la izquierda, para los que se consideraron enga?ados por Aznar, por descendientes de v¨ªctimas del franquismo, que caiga Fraga. Un ¨²ltimo espectro del franquismo, el que canta canciones de guerra al pie del pedestal de la estatua arrancada, y de quienes defienden su memoria. Pero le van a votar m¨¢s que a los otros; a ¨¦l y a su hijastro pol¨ªtico Rajoy, astuto se?or que dice que ¨¦l no perdi¨® las elecciones de 2004, que perdi¨®, porque dice que las perdi¨® Aznar; y que no las ganar¨¢ ahora, sino que ganar¨¢ Fraga. Las va a perder, las ganar¨¢n juntos el BNG y los socialistas, y gobernar¨¢n: un bipartito.
En Catalu?a el tripartito no va mal: pese al resto de Espa?a que lanza en contra su campa?a populista. Como la lanzan a favor de Fraga. Habr¨¢ que dejar de culpar a Fraga, y pensar en que un buen n¨²mero de gallegos le prefieren. A ¨¦l, a Aznar, a Franco y a Rajoy, aunque fueran incompatibles. Lo que est¨¢ movilizando el PP para alzar a Fraga es totalitario. Las manifestaciones m¨¢s inesperadas. ?A qui¨¦n le importa que parte del Archivo de Salamanca se restituya a Barcelona? A los que no quieren que la que fue capital de Franco, antes que Burgos, devuelva a los separatistas lo que el mismo Franco les rob¨®. A los que no quieren que Catalu?a tenga un punto que apuntarse ante los catalanes, a los que tampoco deb¨ªa importar nada el viejo expolio. ?A qui¨¦nes les importa el matrimonio homosexual? A los homosexuales, pero tambi¨¦n a quienes quieran que haya amor libre: Fraga ha empleado palabras soeces para impedirlo. Con las de la parte triunfante de las v¨ªctimas del terrorismo, son las manifestaciones que semana tras semana se lanzan hacia la v¨ªspera de la elecci¨®n de Galicia. Es una campa?a viscosa. Tiene no s¨®lo a los medios propios -comprados de algunas maneras, como a sus protagonistas-, sino a los ajenos, que s¨®lo se limitan a regatear los n¨²meros de asistentes que dicen los fabuladores. Bueno, la cuesti¨®n no est¨¢ en Fraga, dej¨¦mosle en su gloria: est¨¢ en Galicia. Fraga es quien es, todos lo saben, ¨¦l tambi¨¦n, y muchos le votan.
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