El 'fontanero polaco' era un mito
Gobierno y sindicatos aseguran que la emigraci¨®n al oeste ha sido menor de lo que se esperaba y que no representa una amenaza
El fontanero polaco se convirti¨® durante el refer¨¦ndum de la Constituci¨®n europea en Francia en la bandera de los partidarios del no. En Polonia, ha sido interpretado como la expresi¨®n de un temor a la invasi¨®n de trabajadores procedentes de los pa¨ªses del Este que hace un a?o se incorporaron a la UE.
El mito, como algunos lo definen en Varsovia, indigna en las altas esferas, pero no parece haber bajado a la calle. Uno busca entre la gente agrupada en cualquier tenderete de los muchos que hay por el centro de la ciudad vendiendo frutas, hortalizas y baratijas, a alguien que le diga algo del fontanero polaco, la v¨ªctima propiciatoria de Jacques Chirac. "?Busca usted un fontanero?", preguntan interesados. "No, es que amenaza el bienestar de Francia", responde este enviado. Unos se encogen de hombros, como si se hallasen ante un extravagante extranjero que quiere reparar su cuarto de ba?o y ha venido hasta Polonia a buscar fontanero. Otros r¨ªen y piensan que es una broma rebuscada, aunque creen haber o¨ªdo algo por la radio. Un conocido colega polaco, Adam Michnik, contaba ir¨®nico que el d¨ªa del refer¨¦ndum le llam¨® un amigo franc¨¦s que vot¨® s¨ª para pedirle la direcci¨®n de alg¨²n fontanero, porque, dijo: "Los que tenemos aqu¨ª son horribles".
"Es el s¨ªmbolo del temor franc¨¦s a la liberalizaci¨®n del mercado de trabajo"
Gobierno, oposici¨®n, sindicatos y expertos, sin embargo, est¨¢n un poco revueltos y perplejos de que el no franc¨¦s se atribuya al peligro de invasi¨®n de trabajadores polacos. Es cierto que el ¨ªndice de desempleo alcanza al 19% de la poblaci¨®n trabajadora y puede provocar emigraci¨®n, pero como apunta Andrzej Adamczyk, director de la secci¨®n internacional de Solidaridad, una de las dos grandes centrales sindicales junto a Alianza Polaca de Sindicatos (OPZZ), la huida al exterior hoy es bastante reducida. Incluso lo es la movilidad dentro del pa¨ªs, porque "tan s¨®lo desplazarse de un pueblo a otro supone un problema". "Nos hemos puesto a buscar fontaneros polacos en Francia y los casos son contad¨ªsimos", alega Adamczyk con cierta sorna.
Gobierno y sindicatos reconocen que los polacos que han emigrado son menos de lo que esperaban antes de la adhesi¨®n de Polonia a la UE, el 1 de mayo de 2004. Eso dicen las estad¨ªsticas, quiz¨¢ porque hasta la fecha s¨®lo Reino Unido, Irlanda y Suecia han abierto sus fronteras (los otros pa¨ªses no levantar¨¢n las barreras hasta 2010) y ofrecen a los polacos la posibilidad de ir all¨ª sin restricciones de forma legal, aunque bien es verdad que al menos a Irlanda no van fontaneros, sino carniceros para cubrir la demanda de los mataderos, donde los irlandeses no quieren trabajar.
El destino de los emigrantes, seg¨²n el primer ministro, Marek Belka, sigue siendo preferentemente Alemania, donde se ha incrementado el n¨²mero en un 22% desde la adhesi¨®n y hoy suman 324.000. A Reino Unido han emigrado 73.000; 37.000 a Italia; 32.000 a Irlanda; 20.000 a Holanda, y 17.000 a Espa?a. No hay datos sobre Francia. La opini¨®n generalizada es que Francia ha encontrado el chivo expiatorio en el fontanero polaco ante unas amenazas vagas y an¨®nimas, cuando el peligro real al que se enfrenta es la globalizaci¨®n, que ahora ya no ve como algo ajeno, sino que la tiene metida en casa. Por eso consideran al trabajador polaco un invasor que va a quitar puestos de trabajo.
El miedo que se ha generado "es exagerado", dice Marek Jurek, n¨²mero dos del partido Ley y Justicia (centro-derecha) que, seg¨²n los sondeos, gobernar¨¢ despu¨¦s de las elecciones del 25 de septiembre en coalici¨®n con Plataforma C¨ªvica. "La libertad de circulaci¨®n de personas y mercanc¨ªas no debe acabar cuando a los m¨¢s ricos deje de interesarles el asunto. Si se imponen los ego¨ªsmos nacionales, la UE puede quedar hecha a?icos", a?ade Jurek.
La profesora Lena Kolarska-Bobinska, del Instituto de Asuntos P¨²blicos, cree que el fontanero polaco es s¨®lo una excusa, "la v¨ªctima propiciatoria de Jacques Chirac, el s¨ªmbolo del temor franc¨¦s" a la liberalizaci¨®n del mercado de trabajo y de servicios. Temor que Janusz Reiter, del Centro de Relaciones Internacionales de Varsovia, considera que se extiende tambi¨¦n a Alemania, aunque "all¨ª la ¨¦lite pol¨ªtica es m¨¢s disciplinada y responde a los desaf¨ªos, mientras que en Francia ha perdido su influencia en la sociedad y tienen que explotar los sentimientos populares o desaparecen". A Michnik, director de Gazeta Wyborcza, le parece "una completa idiotez, un invento que se ha convertido en acontecimiento". "Nunca antes en la historia los fontaneros polacos han sido tan importantes. Lo fue un electricista, pero s¨®lo uno [Lech Walesa]", dice.
Los efectos del no han sido pol¨ªticos m¨¢s que econ¨®micos. Los expertos del Banco Nacional de Polonia creen que no afectar¨¢ a la entrada del pa¨ªs en la eurozona, y, contra todos los pron¨®sticos pesimistas que se ven¨ªan barajando, no ha influido en la marcha de la econom¨ªa, que crece a un 5% anual, y el sector agrario experimenta una mejora espectacular.
Lo que s¨ª ha supuesto el no franc¨¦s es un palo psicol¨®gico para los polacos, ahora que est¨¢n empezando a sentir las bondades de un a?o dentro de la UE, en el cual se han producido muchos cambios, y todos positivos.
Pero Polonia sigue siendo un pa¨ªs pobre, con niveles salariales muy bajos. El sueldo medio es de 400 euros mensuales despu¨¦s de impuestos. Los precios al consumo han experimentado un aumento notable, aunque se han estabilizado, y algunos productos b¨¢sicos como la patata, el tomate, la cebolla, la leche, la carne de pollo y las frutas alcanzan casi el mismo precio que en Espa?a. Todos tiemblan ante la llegada del euro a sus bolsillos, pero al mismo tiempo lo esperan deslumbrados por el nivel de vida en la UE. La pobreza se palpa. "Todos esperan un despegue con fuerza", comenta una fuente diplom¨¢tica occidental.
Hay voces influyentes en Polonia que aseguran que con el no a la Constituci¨®n se ha producido un extra?o cambio de posiciones. Se quejan de que antes de la adhesi¨®n del Este, Francia presionaba a favor del mercado abierto, y ahora que los polacos est¨¢n dentro dicen que no quieren ni libre competencia ni circulaci¨®n de trabajadores. "O sea, que hay que decirles: 'ustedes no pueden exigirnos a nosotros que respetemos las reglas de la UE, porque son los primeros que no las respetan", a?ade Kolarska-Bobinska. En cualquier caso, esto no ha afectado a la actitud de los polacos hacia la integraci¨®n, aunque puede influirles respecto al voto en el refer¨¦ndum, si es que llega a celebrarse, sobre todo porque perciben una fuerte divisi¨®n entre las fuerzas pol¨ªticas polacas, que est¨¢n posicionadas en tres bloques: una izquierda gobernante desacreditada por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y a favor de la consulta; un centro-derecha ambiguo, que posiblemente gobernar¨¢ a partir de octubre, deseoso de que muera la Constituci¨®n, y una ultraderecha antieuropea.
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