El cuerpo delgado
Los peri¨®dicos sacan a primera p¨¢gina la noticia de los horrores de las adolescentes madrile?as, y muy pocos varones, para tener un cuerpo flaco. La m¨¦trica social y los gr¨¢ficos van sustituyendo al lenguaje descriptivo: el lector debe estudiarlos, sacar sus consecuencias, en lugar de fiar en el redactor. No son claros para todo el mundo: pero forman parte leve de la disminuci¨®n de las humanidades y las apreciaciones. Bien, en las estad¨ªsticas sociales de Madrid, las chicas de 15 o 16 a?os est¨¢n a dieta; una de cada nueve se provoca v¨®mitos, y otras tantas pueden estar 24 horas sin comer para adelgazar o, en algunos casos, para no adquirir peso. Temo que la limitaci¨®n de la encuesta a las escolares y no a las que trabajan o huelgan var¨ªe las circunstancias, y en parte este posible defecto peligroso se concentra en la intelectualizaci¨®n del sexo. Son las que a¨²n van al cine, miran las revistas y los suplementos en color de los peri¨®dicos, observan a las modelos: las triunfadoras son flacas: alguna llega a princesa con acceso al reinado. El s¨ªntoma madrile?o tiene una cierta gravedad y revela que todos los puntos de liberaci¨®n de la mujer, de equidad y de proceso de adquisici¨®n de bienes culturales y cient¨ªficos se desmoronan cuando se trata de mejorar el cuerpo. Si es que adelgazar es mejorar, si no es una moda que vino del Norte -Garbo, Dietrich...-, si no es posible un desequilibrio mental adquirido. No estoy hablando, ni lo hace la encuesta, de anorexia, a pesar de los v¨®mitos provocados, sino de que, dentro de tantos factores como atacan o favorecen la vida de la persona en esta sociedad envenenada, la sexualidad sigue siendo el m¨¢s importante, aunque s¨®lo sea, como en este caso, de ostentaci¨®n, de estar en el mercado, de ser preferida.
Es evidente que la manifestaci¨®n de dentro de unos d¨ªas contra el matrimonio homosexual es una de las deformaciones del conservadurismo sexual, curiosamente mezclado a ideas r¨ªgidas y violentas de la familia, a un viejo l¨ªder franquista que participaba del r¨¦gimen de represi¨®n y austeridad, a una m¨ªnima parte del sexo que se aleja cada d¨ªa m¨¢s de la procreaci¨®n. Son temas de los que no se suele hablar en las campa?as, que s¨®lo en casos como ¨¦ste saltan a la calle, pero que sostienen su lucha feroz: la p¨ªldora del d¨ªa siguiente, que el PP regal¨® en Madrid y rechaz¨® con la resaca eclesial ascendente.
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