Andersen vuelve a M¨¢laga
Hans Christian Andersen en su libro de viajes escribi¨®: "En ninguna ciudad de Espa?a me he sentido tan alegre, ni tan a gusto como en M¨¢laga". As¨ª, se qued¨® m¨¢s de lo previsto y luego le cont¨® todo con detalles a su amigo August Bournonville (ellos eran estrictamente contempor¨¢neos y en 2005 se cumple el 200? aniversario de ambos) al regresar a Copenhague. Ahora los solistas de Real Ballet Dan¨¦s han ido a rememorar y celebrar aquel viaje a M¨¢laga, donde adem¨¢s se ha colocado una estatua realista del escritor de El patito feo sentado en un banco mirando el entorno de la ciudad antigua.
Los daneses han tra¨ªdo al Cervantes una sensible creaci¨®n moderna inspirada en el cuento La peque?a cerillera y varios fragmentos de Bournonville, todo bailado por un granado grupo de primeros bailarines y solistas que, como siempre, dieron una lecci¨®n magistral de ese romanticismo esmaltado de alegr¨ªa y aire positivo que era parte del dec¨¢logo del gran core¨®grafo. La velada hab¨ªa empezado con un breve concierto de trompas vikingas, un raro instrumento datado en el 1800 antes de Cristo que era de uso muy extendido en toda Escandinavia. Las trompas originales, de imponente formato y rara belleza en su sonido, se encontraron en 1797 en un pantano de Dinamarca y ahora los m¨²sicos usan unas fieles reproducciones actuales.
Real Ballet Dan¨¦s
Gala por el 200 aniversario del nacimiento de Hans Christian Andersen. La peque?a cerillera: coreograf¨ªa: Louise Midjord; m¨²sica: Vicent Gallo y Radiohead; La Sylphide (H. Lowenskjold), Conservatoire (S. Paulli), Festival de las flores de Genzano (Hellsted) y Napoli (Paulli). Coreograf¨ªas de Bournonville. Direcci¨®n: Peter Bo Bendixen. Teatro Cervantes de M¨¢laga. 14 de junio.
La peque?a cerillera es, como tantos otros cuentos de Andersen, una historia triste donde el amor y la muerte sirven de veh¨ªculos de redenci¨®n; la core¨®grafa ha logrado expresar esto muy bien en una pieza breve pero intensa y emocionante.
Carolina Cavallo, Diana Cuni, Silja Schandorff, Madas Blangstrup y Thomas Lund, dieron todo de s¨ª, desde la jocosidad de Napoli hasta el cortejo delicado de Genzano. Especialmente virtuoso result¨® el pas de trois de Conservatoire, un ballet que es algo as¨ª como "la danza dentro de la danza" a la manera de lo que se hace hoy tanto de "el cine dentro del cine". Y este ballet ha sido, adem¨¢s, la g¨¦nesis de otros tantos, como L'Etoile (que estrenara Rosita Mauri en la ?pera de Par¨ªs) o Etudes, del tambi¨¦n dan¨¦s Harald Lander y que hoy se hace en todo el mundo.
Volviendo al tema del estilo, tal como expresa Erik Aschengreen, Bournonville elabor¨® sobre los est¨¢ndares de su tiempo, el romanticismo, un sistema perdurable. Y ¨¦ste es un caso ¨²nico en la historia del ballet occidental y lo que convierte su legado en un bien patrimonial, si bien a la vez universal, custodiado b¨¢sicamente por estos bailarines. No s¨®lo dio Bournonville un lugar preeminente al baile masculino, sino que llev¨® hasta cotas alt¨ªsimas el ideario de que nunca debe notarse el esfuerzo del artista al ejecutar la danza, sea cual sea su grado de dificultad. Cuando bailan los daneses, siempre hay este sentido de la responsabilidad, de conciencia sobre lo que se baila y se preserva, y siempre encontramos la convivencia generacional sobre la escena, probablemente la clave de su eternidad, que a d¨ªa de hoy parece garantizada.
Babelia
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