La ¨¦poca
Me lleg¨® a Roma la opini¨®n pastoral del obispo cat¨®lico de M¨¢laga, Antonio Dorado: los cat¨®licos espa?oles no sufren en estos tiempos torturas f¨ªsicas, pero s¨ª torturas psicol¨®gicas, que no son menos graves ni dolorosas, dijo el obispo, preparando seguramente la manifestaci¨®n contra los matrimonios entre homosexuales. Lo psicol¨®gico es una cosa muy personal, muy indeterminada, pero la tortura es indudablemente un crimen, y criminales son todos los que la propician. Puesto que los partidarios del matrimonio entre homosexuales quiz¨¢ se sientan torturados por las palabras candentes del obispo, resulta que, sin saberlo, vivimos en una sociedad de criminales y torturadores, una cosa terrible.
En Roma tambi¨¦n los sacerdotes, obispos y cardenales andan estos d¨ªas en campa?a pol¨ªtica, callejera, victoriosos en un refer¨¦ndum sobre la fecundaci¨®n asistida. Cinco frentes de lucha ha marcado el Estado Vaticano para sus fieles internacionales: vida, familia, juventud, ense?anza y caridad, ahora llamada solidaridad. Tiene ¨¦xito. La manifestaci¨®n eclesial de Madrid triunf¨® antes de celebrarse. El s¨¢bado, a las nueve de la ma?ana, bastante antes del acto masivo, el teletexto de Canal Sur anunciaba: "100.000 andaluces en manifestaci¨®n". Aqu¨ª la gente va poco a misa, confiesa y comulga muy poco, se divorcia, aborta si es preciso, usa preservativo y toma la p¨ªldora, pero adora las hiperaglomeraciones aparatosas, las procesiones. Aqu¨ª reina un entusiasmo cat¨®lico de ateos beatos.
En el aeropuerto de M¨¢laga me entero de un asunto relativamente menor, anecd¨®tico. Los socialistas andaluces quieren endurecer las sanciones a los diputados que ofendan gravemente al Parlamento o a sus miembros dentro o fuera de la C¨¢mara. El presidente Manuel Chaves sinti¨® que le faltaban el respeto hace unas semanas y su partido inmediatamente ha querido servirle de escudero, aunque ya exista un reglamento que prev¨¦ el castigo de los parlamentarios revoltosos. Los acontecimientos de los ¨²ltimos meses han aconsejado a los socialistas mayor vigor en la vigilancia del diputado intempestivo.
La presidenta del grupo popular, Te¨®fila Mart¨ªnez, se preguntaba el jueves razonablemente si hablar de "enga?o, tomadura de pelo, fraude o propaganda" al referirse a un proyecto del Gobierno andaluz le costar¨ªa perder sus derechos parlamentarios. Chaves le respondi¨® que hay libertad de expresi¨®n, y siempre la habr¨¢, porque lo garantiza la presidenta del Parlamento, Mar Moreno. Yo, sin dudar de los buenos prop¨®sitos, preferir¨ªa que no se aprobaran nuevas normas contra posibles ofensas de palabra. En las democracias hist¨®ricas los Parlamentos tienen una larga tradici¨®n de frases agudas, probablemente insultantes, psicol¨®gicamente dolorosas, y lo psicol¨®gico es muy personal. Cualquiera se siente psicol¨®gicamente torturado en estos d¨ªas dif¨ªciles. Y ma?ana puede gobernar gente menos eterna y segura de s¨ª misma que Chaves y los suyos, y aplicar desde su propia psicolog¨ªa, brutalmente, esas medidas de control que los socialistas hoy parecen encontrar tan deseables.
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