La presi¨®n vecinal gana la batalla urban¨ªstica
Los habitantes de Benigembla relatan las discrepancias con los ediles dimisionarios por acordar construir urbanizaciones
Ahora en Benigembla todos se preguntan qu¨¦ es lo que va a pasar. Los 500 habitantes de este peque?o pueblo del interior de la Marina Alta, rodeado de monta?as y campos cultivados, no est¨¢n dispuestos a perder el sosiego y la tranquilidad de que gozan ahora. Todo comenz¨® un d¨ªa en el que un rumor recorr¨ªa puerta a puerta las casas de Benigembla, explicando que el alcalde, Aurelio Llinares, del Partido Popular, hab¨ªa firmado un convenio urban¨ªstico con un grupo constructor, Ballester, para convertir huertos y monta?as en zonas tur¨ªstico residenciales con hoteles y campo de golf incluidos. Ante esta situaci¨®n los vecinos decidieron acudir en masa al pleno para preguntar directamente al alcalde sobre la cuesti¨®n. Y aunque el mun¨ªcipe neg¨® en reiteradas ocasiones los hechos, asegurando que se trataba de comentarios infundados, la verdad sali¨® a la luz: el ayuntamiento hab¨ªa suscrito, tras aprobarlo en pleno, un convenio con la constructora Coll de Rates, del grupo Ballester, que permit¨ªa a la mercantil ejecutar, con derecho preferente, diferentes programas con 150.000 metros de techo de aprovechamiento urban¨ªstico en una superficie de aproximadamente un mill¨®n de metros cuadrados de suelo no urbanizable, que el Ayuntamiento recalificar¨ªa cuando se redactara el Plan General. A cambio, la promotora se compromet¨ªa a ceder al municipio 6 millones de metros cuadrados de su propiedad, situados en el t¨¦rmino municipal de Benigembla y ubicados en suelo no urbanizable de protecci¨®n forestal y 900.000 euros, a ingresar en las arcas municipales en tres plazos.
Las reacciones no se hicieron esperar. Los vecinos, sinti¨¦ndose enga?ados y estafados, acusaron a Llinares de haber malvendido el pueblo y haber actuado de mala fe con este asunto. Desde aquel d¨ªa el inter¨¦s ciudadano por el devenir pol¨ªtico fue en aumento y los plenos se convirtieron en citas ineludibles, a las que acud¨ªan los vecinos abarrotando el sal¨®n, para solicitar la revocaci¨®n del acuerdo con la promotora. Pasaban los meses y con ellos las promesas incumplidas de que el convenio urban¨ªstico iba a ser anulado. El malestar vecinal crec¨ªa, y las voces de dimisi¨®n eran continas, incluso aparecieron pintadas en la fachada del Ayuntamiento y panfletos acusando al alcalde de Judas.
La presi¨®n vecinal oblig¨® a la Corporaci¨®n municipal a celebrar un pleno extraordinario en el que se acord¨® por unanimidad revocar el convenio firmado con la mercantil Coll de Rates y reunirse con la empresa para trasladarle la decisi¨®n tomada. Y aunque esa noche los vecinos se fueron algo m¨¢s tranquilos a casa, despu¨¦s se supo que como el punto del orden del d¨ªa no trataba la posible revocaci¨®n del convenio, sino que el acuerdo surgi¨® tras el debate, del que tambi¨¦n participaron los vecinos, aquella decisi¨®n de revocaci¨®n no era v¨¢lida.
El malestar de la poblaci¨®n se respiraba en el ambiente, los lugare?os aseguraban sentirse estafados, enga?ados y burlados. "Desde el principio el Ayuntamiento no ha dicho las cosas claras, lo ha hecho todo con nocturnidad y alevos¨ªa" comenta un vecino, "en un pueblo tan peque?o como este, donde todos nos conocemos, se crea tensi¨®n".
La presi¨®n vecinal consigui¨® que aquellos gritos de dimisi¨®n fueran finalmente o¨ªdos, y 6 concejales (3 del PP y 3 del PSPV de los 7 ediles que forman la Corporaci¨®n, incluido el alcalde) el jueves pasado firmaron un documento de renuncia a sus responsabilidades pol¨ªticas. Ahora se buscan candidatos para el puesto. Ayer el secretario de organizaci¨®n del PP, Carlos Maz¨®n, concedi¨® un plazo de un mes para "reflexionar" y buscar una soluci¨®n. Maz¨®n lament¨® que "una campa?a orquestada por unos pocos acabe as¨ª".
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