Los partidos libaneses denuncian injerencias de Siria y EE UU
Las decisivas elecciones legislativas de L¨ªbano llegan hoy a su fin mientras los l¨ªderes pol¨ªticos de siempre permanecen inamovibles
L¨ªbano echa el cierre hoy a unas elecciones legislativas decisivas para su porvenir. Los protagonistas de la vida pol¨ªtica permanecen inamovibles desde hace lustros y en el nuevo Parlamento ser¨¢n hegem¨®nicos los apellidos de siempre: Hariri, Aoun, Yumblatt, Frangie... Pero, tras la retirada en abril de los soldados de Siria, que tutel¨® a su peque?o vecino durante tres d¨¦cadas, los partidos libaneses de toda condici¨®n denuncian injerencias de potencias extranjeras.
Todos los pol¨ªticos se han postulado como garantes de la unidad nacional
Los aliados de Damasco acusan a EE UU. La oposici¨®n, encabezada por el sun¨ª Saad Hariri, apunta a Siria. Hoy acuden a las urnas los libaneses en la regi¨®n norte. Es la cuarta y ¨²ltima jornada electoral de unos comicios que arrancaron con el contundente triunfo de Hariri en Beirut, donde se hizo con los 19 esca?os en juego, hace tres semanas. Los chi¨ªes de Hezbol¨¢-Amal coparon igualmente los 23 asientos en su basti¨®n del sur, el 5 de junio. Y el domingo pasado el l¨ªder maronita, Michel Aoun, se erigi¨®, inesperadamente para todos, en un factor decisivo al conseguir 21 esca?os en Monte L¨ªbano y Bekaa, donde tambi¨¦n sum¨® 10 esca?os Hezbol¨¢ y 27 el Partido Socialista Progresista del druso Walid Yumblatt, aliado de Hariri.
As¨ª las cosas, la pugna ha sido cruenta durante toda la semana entre los contendientes en el norte: Hariri y los candidatos cristianos afectos a Siria, respaldados p¨²blicamente por su antiguo enemigo, el ex general Aoun. Y uno de los caballos de batalla ha sido la supuesta influencia de los servicios de espionaje del Gobierno de Bachar el Asad en la campa?a. "Hay fotograf¨ªas de oficiales sirios en el norte y en Bekaa. Llaman a personas para intimidarlas, y a otros les ofrecen ayudas", asegura un portavoz de Hariri. Yumblatt tambi¨¦n denuncia desde hace semanas la presencia de los agentes de inteligencia de Damasco. Pocos analistas creen posible que Siria, que mantiene enormes v¨ªnculos econ¨®micos y pol¨ªticos, sobre todo en el norte de L¨ªbano, haya apartado totalmente las manos de su antiguo protectorado.
En el polo opuesto se ubican los pr¨®ximos a Damasco -el movimiento chi¨ª Hezbol¨¢ y los dirigentes prosirios-, que claman contra la "intervenci¨®n" en los asuntos internos libaneses de EE UU, que ya en septiembre de 2004 impuls¨®, en compa?¨ªa de Francia, la resoluci¨®n 1.559 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige la retirada siria y el desarme de Hezbol¨¢. Jeffrey Feltman, embajador en Beirut de EE UU, pa¨ªs al que no desagradar¨ªa la victoria de Hariri, advirti¨® a 48 horas de los comicios: "L¨ªbano no debe esperar ninguna ayuda internacional si no se implementa en su integridad la resoluci¨®n 1.559". Y a?adi¨® que el futuro Ejecutivo liban¨¦s "debe cumplir con una serie de reformas pol¨ªticas y administrativas".
Y ante la anunciada pretensi¨®n de Hezbol¨¢ -una organizaci¨®n terrorista, en opini¨®n de Washington- de formar parte del pr¨®ximo Gobierno, algo a lo que no hab¨ªa estado dispuesto tras anteriores elecciones, la portavoz de la legaci¨®n estadounidense, Juliet Wurr, se?al¨®: "No vemos un papel para una milicia armada en la arena pol¨ªtica libanesa, salvo que se produzca el desarme".
Todos los pol¨ªticos se han postulado como garantes de la unidad nacional y se dicen deseosos de iniciar las reformas electorales para desterrar el confesionalismo religioso en la pol¨ªtica, pero en c¨ªrculos acad¨¦micos reina el des¨¢nimo. "Hemos logrado la retirada siria, avanza la idea de la no violencia y se ha conseguido el colapso de los tab¨²es en el discurso pol¨ªtico, pero estamos frustrados porque no vemos un liderazgo pol¨ªtico acorde con el nuevo esp¨ªritu del pa¨ªs", asegura el abogado Chibli Mallat.
Otro observador, buen conocedor de la reciente historia espa?ola, apostilla: "En Espa?a existi¨® un liderazgo y un consenso entre los dirigentes que luego refrend¨® el pueblo. En L¨ªbano, no lo hay. Y las reformas no surgir¨¢n desde abajo. Cada comunidad est¨¢ demasiado aferrada a sus l¨ªderes confesionales, por quienes se decantan a la hora de la verdad".
Un reto para Hariri
Un total de 690.000 libaneses con derecho a voto deciden en la regi¨®n norte si el sun¨ª Saad Hariri va a hacerse con la mayor¨ªa en la C¨¢mara de 128 diputados, repartidos por igual entre musulmanes y cristianos.
En las ocho circunscripciones septentrionales, el 51% de los electores son musulmanes sun¨ªes, y el 4% alau¨ªes. Entre los cristianos, el 28% pertenece a la confesi¨®n maronita, y el 15% a la ortodoxa. El 2% comulga con otras creencias. Los seguidores del islam son m¨¢s numerosos, pero eligen a menos diputados.
Los acuerdos de Taif, que pusieron fin a la guerra civil en 1989, determinaron con todo detalle el reparto de poder entre las 18 confesiones religiosas, en el que los cristianos disfrutan de notorios privilegios. Todo sea por mantener el delicado equilibrio entre las sectas. Por ello, de los 28 diputados que se eligen hoy, 15 ser¨¢n cristianos (nueve maronitas y seis ortodoxos), y 11 seguidores del islam (11 sun¨ªes y dos alau¨ªes).
El reto para Hariri es de envergadura. Al margen de las desventajas derivadas de los pactos constitucionales, en el norte de L¨ªbano se halla la cuna de algunos de los dirigentes prosirios m¨¢s influyentes. Es el caso del candidato Suleiman Frangie, hijo de ex presidente y actual ministro del Interior. Cristiano y defensor de la presencia siria en el pa¨ªs, Frangie no ha dudado en aliarse con el jefe maronita Michel Aoun, siempre enemigo encarnizado de Damasco, para afianzar su cosecha de votos entre los cristianos.
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