Empate sin dudas

Circula por ah¨ª un chiste que tiene su miga. Dice que Osakidetza ha prohibido a sus m¨¦dicos que en las consultas hagan repetir a los pacientes "treinta y tres". Supongo que la gracia est¨¢ en la prohibici¨®n, en lo que traduce de agobio dirigente. Con chiste o sin ¨¦l, el hecho es que el Reglamento del Parlamento vasco contempla escasamente la posibilidad de empates en algunas votaciones decisivas, sin aportarle verdadera soluci¨®n, de un modo que casi parece ret¨®rico, de puro formalismo. Que se produzca un empate en la elecci¨®n de la Presidencia de la C¨¢mara ni siquiera est¨¢ previsto. Acabamos de tener presidenta a la d¨¦cima, pero sus se?or¨ªas podr¨ªan estar todav¨ªa votando sin que la letra reglamentaria les echara una mano. En el caso de la elecci¨®n del lehendakari, el Reglamento tampoco resulta concluyente. El art¨ªculo 129, en sus ep¨ªgrafes 4? y 5?, imagina un empate, una segunda votaci¨®n a las 24 horas, la eventualidad de un nuevo empate y entonces, un calendario para sucesivas votaciones. Pero enseguida se desentiende de tanta obstinaci¨®n igualitaria y la deja caer. El p¨¢rrafo 6? ya s¨®lo se ocupa del tr¨¢mite a seguir una vez "designado el lehendakari". En fin, que se salta el escollo, que lo resuelve como por gravedad, aunque en su art¨ªculo 131 el texto recoja la hip¨®tesis de que no se consiga designar lehendakari en el plazo de 60 d¨ªas desde el inicio de la investidura, en cuyo caso habr¨ªa que disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones.

?Por qu¨¦ el Reglamento de la C¨¢mara vasca s¨®lo sobrevuela la posibilidad de que se produzcan empates en cuestiones tan decisivas; o por qu¨¦ descuida el desempate? La raz¨®n podr¨ªa ser el respeto escrupuloso de la l¨®gica de la democracia representativa: siendo los esca?os parlamentarios, y por lo tanto sus votos, expresi¨®n directa de la voluntad ciudadana, ese texto reglamentario no puede admitir que los nudos que la ciudadan¨ªa crea sean desatados por sistemas expeditivos de desempate, como en el deporte; por t¨¦cnicas de v¨ªa r¨¢pida como el lanzamiento de penaltis del f¨²tbol o la muerte s¨²bita (tie break) del tenis.

Aunque tal vez las verdaderas razones de esa imprevisi¨®n de estrategias de desempate haya que buscarlas en el hecho de que quienes redactaron el Reglamento nunca pensaron en una ciudadan¨ªa vasca tan equilibrada, tan exacta en su pluralidad. Nunca imaginaron a los unos tan cerca de los otros, al ser y no ser tan matem¨¢ticamente vecinos. Pero en esas estamos, en las inmediaciones de un anunciado empate a treinta y tres entre un candidato a lehendakari en primera convocatoria y otro candidato repetidor.

Y digo repetidor pensando, en este junio que es ¨¦poca de ex¨¢menes finales, en los suspensos de la anterior legislatura, pensando en la anterior legislatura como en una cadena de suspensos, y en Ibarretxe como l¨ªder de un proyecto que no ha pasado el corte, que no ha conseguido aprobar. A?os de Gobierno vasco centrado en un ¨²nico Plan (al que, por cierto, de repente se ha tragado la tierra); a?os de anteponer a los derechos de la ciudadan¨ªa concreta los intereses de un pueblo abstracto; a?os de teor¨ªa-ficci¨®n pol¨ªtica, nos han dejado la realidad social en un estado lamentable, el pa¨ªs hecho -si se me permite la soltura verbal- unos zorros. Con la vivienda por las nubes, y la sanidad aquejada de m¨ªnimos. Con la calidad de la ense?anza precipit¨¢ndose cuesta abajo; igual que la del empleo, que presenta unos ¨ªndices de precariedad o de siniestralidad laboral que escalofr¨ªan. Con la cultura dividida o inhibida. Y las familias no s¨®lo cada vez m¨¢s endeudadas, sino cada vez m¨¢s atrapadas en la tarea de sustituir a las instancias p¨²blicas en el mantenimiento de los j¨®venes (en casa hasta casi los cuarenta) o en el cuidado de los ancianos. Por no hablar del ambiente ciudadano, agriado por el monotema de un Plan incitador de descontentos, divisiones y discordias.

Al debate de investidura que empieza esta semana se le augura un nudo a treinta y tres. Empate habr¨¢, pero, visto lo hecho, lo que no hay es duda.