Segundo acto para olvidar

El Tau recuper¨® el aliento, pero no el juego. En un partido impropio de los dos mejores equipos de la Liga ACB, el vitoriano igual¨® la final, pero, salvo la victoria y la recuperaci¨®n de Calder¨®n, pocas noticias alentadoras emiti¨® respecto a su juego, alejado a lo acostumbrado. El Madrid dio la sensaci¨®n de llegar al segundo acto con su objetivo ya cumplido en el primero y volvi¨® a ser tan fr¨ªo como err¨¢tico, sobre todo en su vertiente ofensiva, en la que rond¨® la calamidad. Aun as¨ª, tuvo sus opciones a mitad del ¨²ltimo cuarto, dato esclarecedor de la falta de contundencia del Tau, que, tras contar con 22 puntos de ventaja, sufri¨® hasta el final.

Cincuenta y cinco faltas se?alaron los ¨¢rbitros. Bullock meti¨® su primera canasta en juego en el minuto 27. Scola hizo su primer tiro un par de minutos despu¨¦s. El m¨¢ximo encestador del Tau fue David, con 15 puntos. El del Madrid, Bullock, con 13. Salvo Calder¨®n, el ¨²nico con algo de alegr¨ªa, decisi¨®n y acierto, ninguna actuaci¨®n individual lleg¨® al aprobado. Son s¨®lo unos cuantos datos reveladores de un partido para olvidar, eterno, con constantes interrupciones. Por no haber, no hubo ni emoci¨®n, pues el Madrid ni se acerc¨® lo suficiente ni tampoco mostr¨® una decisi¨®n clara de ir a por el partido. Eso s¨ª, le?azos, para dar y tomar.

Si la derrota inicial obligaba al Tau a efectuar ajustes en su estrategia, fue Maljkovic, t¨¦cnico del Madrid, el que sorprendi¨®. Su quinteto fue para enmarcar: Sonko, Hamilton, Larra?aga, Burke y Felipe Reyes. Como primer cambio, Gelabale. Su intenci¨®n y objetivo era sin duda atornillar a¨²n m¨¢s la defensa, sobre todo sobre Macijauskas, para luego ir moviendo sus otras piezas y poner en circulaci¨®n a su mejor hombre, Bullock. Quien sabe si como castigo por un planteamiento tan r¨¢cano o por elegir antes la lucha que el talento, todo le sali¨® al reves. Larra?aga, vigilante de Macijauskas, ten¨ªa cuatro faltas en tres minutos. Cuando el Madrid llevaba seis puntos en otros tantos minutos (13-6) puso a Bullock, que nunca estuvo enchufado. Sali¨® Calder¨®n, le dio un poco de ritmo al asunto y el Tau puso un mundo de por medio.

Castigo similar al de Maljkovic recibi¨® Ivanovic, que poco antes del descanso dispuso en la cancha de un quinteto picapedrero con Betts, Gabbini y compa?¨ªa mientras su columna vertebral miraba desde el banquillo. Resultado, mucho golpe y de meter canastas nada, lo que aprovech¨® el Madrid para evitar convertir la segunda parte en un tr¨¢mite (37-28). No se discute la importancia de la defensa, pero afortunadamente todav¨ªa meter la pelota por el aro cuenta.

La segunda parte fue m¨¢s de lo mismo. Macijauskas no repiti¨® actuaci¨®n y Scola s¨ª. El naufragio del mejor contin¨²a. El Madrid le tiene tomada la medida y su ansiedad crece por momentos. Ayer le solt¨® un par de hachazos a Felipe Reyes delatores de que el argentino no encuentra la paz. Con sus dos principales actores ofensivos bien controlados, el Madrid se encontr¨® con su oportunidad casi sin quererlo (69-63, a cuatro minutos del final). Pero se equivoc¨® d¨¢ndole los galones a Hamilton, que los tir¨® por la borda con dos lanzamientos inadecuados. Un final apropiado para un horror de partido.