UE: La vuelta de los tiempos oscuros
Cuando coinciden una crisis pol¨ªtica y otra econ¨®mica, vienen tiempos malos. La historia lo demuestra: vuelven los nacionalismos, las exclusiones, los proteccionismos defensivos. Fue lo que ocurri¨® tras la Gran Depresi¨®n de 1929 y la II Guerra Mundial; y eso es lo que pod¨ªa haber pasado si no se hubieran despejado las principales incertidumbres de los atentados terroristas del 11 de septiembre al mismo tiempo que el inicio de una recesi¨®n econ¨®mica que, afortunadamente, no dur¨®. Las categor¨ªas y los grados no son comparables con la actual par¨¢lisis europea, pero s¨ª la tendencia.
As¨ª se debe abordar lo acontecido en las ¨²ltimas semanas en la Uni¨®n Europea (UE): rebeli¨®n de la opini¨®n p¨²blica contra sus ¨¦lites y el establishment (pol¨ªtico, medi¨¢tico, econ¨®mico) en varios pa¨ªses, y falta de una reacci¨®n un¨¢nime de este ¨²ltimo para enfrentarse a la desconfianza y al distanciamiento entre la ciudadan¨ªa y sus l¨ªderes. Hay que estar atentos a las reacciones: en lo inmediato, qu¨¦ har¨¢n los mercados de cambio y burs¨¢tiles frente al fracaso europe¨ªsta. El viernes pasado, la Bolsa de Madrid cerraba en los m¨¢ximos de los ¨²ltimos cuatro a?os, pese a que el precio del petr¨®leo se acercaba a los 60 d¨®lares; y el euro segu¨ªa un deslizamiento a la baja respecto al d¨®lar.
A continuaci¨®n, los ciudadanos deber¨¢n elegir entre dos modos de entender Europa, que estaban impl¨ªcitos pero que se han concretado con intensidad: los que quieren un continente convertido en poco m¨¢s que un mercado com¨²n, y los que pretenden avanzar hacia una uni¨®n pol¨ªtica m¨¢s ambiciosa. M¨¢s all¨¢ de los grandes principios, esos modelos habr¨¢n de medirse en dos terrenos muy concretos: la definici¨®n del modelo social europeo (lo que implica una discusi¨®n sobre el monto total del presupuesto y sobre la distribuci¨®n de sus tripas) y el ¨¢mbito geogr¨¢fico, las fronteras de la Uni¨®n.
Las posiciones entre los partidarios de ambos modelos no son n¨ªtidas, ni se dividen por ideolog¨ªas, sino que est¨¢n entrecruzadas: son transversales. Blair tiene raz¨®n en la necesidad de abrir un debate sobre los fundamentos de la UE: es cierto que la excepci¨®n del cheque brit¨¢nico tiene su explicaci¨®n en otra excepci¨®n: que 4 de cada 10 euros que se gastan en el seno de la UE se destinan a la protecci¨®n agr¨ªcola. Pero pretender resolver esa discusi¨®n en una cumbre y no en la din¨¢mica cotidiana de la UE es condenar al fracaso a la primera. ?Por qu¨¦ ser¨¢ que el razonamiento de Blair de dar ambici¨®n al cap¨ªtulo de competitividad (investigaci¨®n, formaci¨®n y redes transeuropeas) en las perspectivas financieras 2007-2013, siendo de sentido com¨²n, suena s¨®lo a excusa, a una forma de poner palos en las ruedas de la UE?
No menos contradictorios son los llamamientos ret¨®ricos de Chirac y Schr?der a una Europa pol¨ªtica m¨¢s ambiciosa, si al mismo tiempo vetan que el presupuesto europeo sea superior al 1% del PIB comunitario. No hay nada m¨¢s falso que levantar la bandera pol¨ªtica de crear una Europa unida y fuerte con un presupuesto minimalista, imposible de comparar, por ejemplo, con el presupuesto federal de los Estados Unidos de Am¨¦rica: hay un problema central de equilibrio entre los objetivos de la UE y el dinero que se utiliza para obtenerlos; y hay otro problema de reparto interno de ese poco dinero: el presupuesto agr¨ªcola representa una parte desproporcionada en relaci¨®n con objetivos como la modernizaci¨®n o el desarrollo cient¨ªfico (que son los que permitir¨¢n a Europa combatir fen¨®menos como el de la deslocalizaci¨®n o el dumping social o ecol¨®gico de otras zonas del mundo). Y hay que ser coherente con el hecho de que uno de los valores esenciales del proyecto europeo es la solidaridad, que implica pol¨ªticas de cohesi¨®n muy relevantes.
El momento m¨¢s pat¨¦tico de la cumbre de la semana pasada fue cuando los nuevos socios admitieron rebajar las ayudas a las que tienen derecho, a cambio de que los ricos desbloqueasen la discusi¨®n. Las palabras del primer ministro polaco, Marek Belka, nos sonar¨¢n muy cercanas a los espa?oles que tanto tiempo estuvimos esperando a entrar en el club europeo: "Si s¨®lo es un problema de dinero, decidme cu¨¢nto es. Mis hijos quer¨ªan ser europeos y ahora vuelvo para explicarles que no hay dinero". Lamentable.
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