"?Ves por qu¨¦ somos tan desconfiados?"
Si un gallego es, por definici¨®n, una persona desconfiada, un socialista gallego lo es mucho m¨¢s. Como en la f¨¢bula del pastor y el lobo, tantas derrotas han sufrido en su historia, que nadie quer¨ªa creer en la victoria para evitar el varapalo final. Y cuando ya empezaban a intentar creer en las encuestas, llegaron los primeros datos, y el hielo en todas las caras. "?Ves por qu¨¦ somos tan desconfiados?", dec¨ªa una se?ora a la que antes se le hab¨ªa preguntado por qu¨¦ no se abandonaba a la euforia.
?se, el de la euforia, es un sentimiento que no se lleva bien con el car¨¢cter de esta tierra, y menos cuando enfrente est¨¢ la poderosa maquinaria del PP. Los socialistas han visto c¨®mo, un a?o tras otro, parec¨ªa imbatible ese enorme rodillo que, especialmente en el interior, impide cualquier fiesta.
S¨®lo la salida de Touri?o anim¨® la fiesta, y los socialistas comenzaron a cre¨¦rselo. Pero son tantos a?os, y tanta la tradici¨®n conservadora, que enseguida surgieron las dudas. Periodistas y militantes preguntaban a cualquier dirigente, con aspecto de bien informado: "?Est¨¢ hecho, no? ?Esta vez va a ser que s¨ª, verdad?". A partir de aqu¨ª, el modelo de respuesta era doble, pero siempre muy gallego. Algunos apostaban por contestar con otra pregunta: "?T¨² crees?", seguida de una sonrisa c¨®mplice. La otra f¨®rmula, tambi¨¦n muy propio del car¨¢cter de esta comunidad, era ¨¦sta: con cara de p¨®quer, indefectiblemente: "Parece que s¨ª, pero depende".
"Tantos a?os perdiendo"
Los gallegos, ya se sabe, son muy desconfiados. Incluso los que llevan muchos a?os en Madrid, como el senador Enrique Curiel. "Llevamos tantos a?os perdiendo, est¨¢n tan aferrados al poder, casi a la tierra, que parece mentira que se vayan. Nadie lo acaba de ver muy claro". Algunos dirigentes se le acercaban para contarles detalles de los carrexos (acarreo) en algunos pueblos. "Ha votado gente en peque?os municipios de Ourense que nadie conoc¨ªa, gente que han empadronado all¨ª pero que viven fuera, se han movilizado hasta el final, lo est¨¢n intentando todo", comentaba otro cuadro pol¨ªtico con cara de susto.
Nadie quer¨ªa darlo por hecho hasta el final. Y algunos ni siquiera despu¨¦s, porque queda la emigraci¨®n. Muchos, con no poca sorna, dec¨ªan que ¨¦stas eran unas elecciones "muy gallegas", porque pueden verse de una manera, y de la contraria. Despu¨¦s de sustos, alegr¨ªas y dudas, los socialistas se fueron a la cama contentos pero temerosos, y con la sensaci¨®n de que la desconfianza gallega no es una casualidad, sino un mecanismo de defensa.
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