El secreto del palio

Adem¨¢s de para llevar en procesi¨®n al Sant¨ªsimo y a Franco, un palio ha servido siempre para que los obispos entren a los templos resguardados y se entronicen en el presbiterio con su cabeza protegida bajo dosel fijo. Y como esas testas episcopales se revisten por a?adidura con el solideo y la adornada mitra, no hay cabeza en Espa?a m¨¢s arropada ante las inclemencias del tiempo que la de un prelado. Mart¨ªnez Camino, portavoz episcopal, no es obispo, y quiz¨¢ por eso sufri¨® quebrantos de cabeza que le impidieron recordar en 2.000 a?os momentos peores para la Iglesia que ¨¦ste en el que van a casarse los hombres con los hombres y las mujeres con las mujeres; una situaci¨®n ins¨®lita para quien, sin conocer mujer, est¨¢ casado con Dios, aunque no le parezca incestuoso, pretencioso, irreverente ni, por supuesto, ins¨®lito, tal matrimonio. Mart¨ªnez Camino, como Rouco Varela y otros prelados, sustituyeron el s¨¢bado la protecci¨®n del palio, bajo el cual pudieron haberse guarecido, por una graciosa gorrita de visera. Pero la gorrita, que los dejaba casi en ropa interior, sin porte de ilustr¨ªsimas, y m¨¢s al que no exhibiera el pectoral o se hubiera dejado las joyas en casa, no vale como s¨ªmbolo.

Y ya que iban de manifestaci¨®n, uno esperaba verlos en camiseta o con cazadora de mitin, pero como el primado Ca?izares ha anunciado que esto s¨®lo es el principio, supongo que lo dejar¨¢n para la pr¨®xima, cuando saquen la imagen de San Mateo, encargado de las finanzas, con el fin de defender el estipendio. O en la esperada manifestaci¨®n que, organizada por las v¨ªctimas de la pederastia de sacrist¨ªa, exhiba a los cl¨¦rigos abusadores con santo Domingo Sabio, san Luis Gonzaga o San Tarsicio, j¨®venes ejemplos de pureza, y al lado de Rouco. Pero no hubo palio, a pesar de que uno lo esperara para proteger del fuerte sol a los obispos manifestantes y despertar en todos nosotros el recuerdo de una Iglesia poderosa. Quiz¨¢ porque lo del s¨¢bado no era una procesi¨®n ni la Iglesia la organizaba.

Aunque la mayor parte de las procesiones no las organizan los curas, ni los obispos, que s¨®lo van detr¨¢s del trono con capa pluvial, sino las cofrad¨ªas y, en este caso se ocuparon de eso la cofrad¨ªa del Foro de la Sagrada Familia y la sagrada familia del PP. Pero una manifestaci¨®n resulta poca cosa -s¨®lo es una reuni¨®n p¨²blica para protestar- al lado de una procesi¨®n: "Acto de ir ordenadamente de un lugar a otro muchas personas con alg¨²n fin p¨²blico y solemne, por lo com¨²n religioso". Los obispos prefirieron manifa a procesi¨®n, pero tanto por el orden como por la pol¨ªtica religiosidad, incluso por las muchas personas, lo del s¨¢bado pudo haber sido una procesi¨®n magna. Y aunque el fin fuera solemne, prescindieron de lo que mejor les va, la solemnidad, con lo cual se dejaron en las iglesias las fuerzas de los s¨ªmbolos y sus atuendos lit¨²rgicos. Pero la falta del palio se ha percibido m¨¢s que la de las cruces alzadas parroquiales o un estandarte de la Hermandad de la Pur¨ªsima, que portara Ana Botella, hermana de sus propios hermanos y hermana mayor de los hom¨®fobos, con peineta, sostenidas cada una de sus borlas por los devotos hermanos Zaplana y Acebes. Ahora bien, aunque las cofrad¨ªas menos pol¨ªticas cuidan mejor el rito, no creo que por no llevar im¨¢genes de la Sagrada Familia en carroza, ni portar palio, la Delegaci¨®n del Gobierno negara al Foro el mismo recorrido que a la procesi¨®n del D¨ªa del Orgullo Gay, que ¨¦sa si va a ser lit¨²rgica, con trajes talares y obispos de anillos resplandecientes y en zapatillas rojas, y donde es probable que reaparezca el palio en medio de las mitras y los bonetes abandonados.

Bien es verdad que tampoco se entiende el inter¨¦s de los devotos del s¨¢bado por seguir el mismo camino de los depravados por cuya condenaci¨®n rogaban. Ni que arrancara la marcha de los pies de Cibeles, patrona pagana de Madrid. Pero s¨ª que terminara en la Puerta del Sol, en cuyas mazmorras del palacio de Correos se torturaba a los gays de forma tan evang¨¦lica en los tiempos en que esta misma Iglesia llevaba bajo palio al torturador y bendec¨ªa la tortura. Claro que tal vez se les ocurra a los gays enmendar con orgullo ciudadano este olvido del palio y exhiban en su celebraci¨®n la imagen del dictador bajo el palio en el que los obispos de Espa?a lo llevaban de Te Deum en Te Deum. Hemos vuelto al pasado: ahora, con palio vacante, no faltan monse?ores que busquen quien quiera ocuparlo en nombre del C¨¦sar; un nuevo caudillo que recupere las procesiones pol¨ªtico-religiosas.