Relevo en L¨ªbano
La victoria de una alianza antisiria en las elecciones parlamentarias libanesas, desarrolladas por regiones en cuatro fases, dibuja un escenario nuevo en un pa¨ªs donde estos comicios, los m¨¢s libres de su historia, son los primeros en casi 30 a?os sin la presencia de tropas sirias. Est¨¢ por verse cu¨¢les podr¨¢n ser en un escenario tan complejo los cambios sustanciales que prometen los vencedores bajo el liderazgo de Saad Hariri, un musulm¨¢n sun¨ª de 35 a?os hijo del primer ministro asesinado en febrero. El atentado contra su padre suscit¨® una oleada de rabia que forz¨® la humillante salida de Damasco y alumbr¨® una nueva percepci¨®n de la identidad libanesa. Estas elecciones han sido la primera oportunidad para mostrar la intensidad de esta emoci¨®n nacionalista.
La oposici¨®n antisiria controlar¨¢ 72 de los 128 esca?os del Parlamento, un triunfo holgado, pero insuficiente, por ejemplo, para destituir al presidente, Emile Lahud, cuyo mandato fue prorrogado por una enmienda constitucional dictada por Damasco el a?o pasado. Los vencedores lo han sido frente a una alianza chi¨ª prosiria entre el poderoso movimiento guerrillero Hezbol¨¢ y el grupo Amal, que ha obtenido 35 esca?os, y una coalici¨®n contra natura entre prosirios y su antiguo enemigo por antonomasia, el ex general cristiano Michel Aoun, con 21 diputados. Retos cruciales del legislativo y el nuevo Gobierno ser¨¢n redefinir la relaci¨®n con Siria, impulsar el desarme de Hezbol¨¢, infructuosamente exigido por Naciones Unidas, o resolver una situaci¨®n econ¨®mica que gravita en torno a una formidable deuda de 35.000 millones de d¨®lares.
Pero quiz¨¢ el cambio fundamental pendiente es la Ley Electoral. En una zona del mundo que carece de parlamentos representativos, salvo el israel¨ª, el sistema liban¨¦s es, por comparaci¨®n, relativamente equitativo, habida cuenta del rompecabezas religioso y de clanes sobre el que opera y el hecho de que su ¨²ltimo censo tenga m¨¢s de setenta a?os. La ley vigente, sin embargo, refuerza el clientelismo sectario en el que muchos libaneses ven la fuente fundamental de la inestabilidad de un diminuto pa¨ªs que s¨®lo en 1990 zanj¨® una guerra civil de 15 a?os. Precisamente la primera gran v¨ªctima de la largu¨ªsima campa?a electoral ha sido la solidaridad entre cristianos y musulmanes.
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