?Rossini o Fo?
La historia es ciega. A veces tremendamente injusta, cuando lanza a las tinieblas, pongamos, a Bach. Otras, justiciera hasta la exageraci¨®n, pasando r¨¢pidamente p¨¢gina de obras ancladas a las circunstancias de su estreno, que enseguida perdieron sentido. El caso de La gazzetta, de Rossini, estrenada en N¨¢poles en 1816, forma parte de la segunda categor¨ªa. Hay que convenir que al lado de El barbero de Sevilla, estrenada el mismo a?o en Roma, es inferior, musical y dram¨¢ticamente hablando. Los napolitanos as¨ª lo entendieron, acogi¨¦ndola con frialdad. Tanta, que la obra qued¨® descatalogada pr¨¢cticamente de inmediato. Rossini recicl¨® la obertura para La cenerentola, con el mismo desapego con que antes hab¨ªa utilizado fragmentos de La italiana en Argel para La gazzetta. Pr¨¢ctica muy com¨²n en una ¨¦poca en que la demanda de t¨ªtulos por parte de los teatros desbordaba a la oferta.
La gazzetta
De Rossini. Libreto de Giuseppe Palomba. Int¨¦rpretes: Cinzia Forte, Bruno Pratic¨°, Pietro Spagnoli, Charles Workman, Agata Bienkowska, Marisa Martins, Simon Orfila y Marc Canturri. Orquesta de la Academia del Liceo. Coro Intermezzo. Direcci¨®n musical: Maurizio Barbacini. Direcci¨®n de escena, escenograf¨ªa y vestuario: Dario Fo. Producci¨®n del Festival Rossini de Pesaro. Teatro del Liceo. Barcelona, 20 de junio.
Para buscarle a la obra una contemporaneidad que acaso nunca tuvo hac¨ªa falta una operaci¨®n de relumbre. Y ah¨ª fue donde intervino Dario Fo en la apertura del Rossini Opera Festival de 2001, producci¨®n que ahora ha llegado al Liceo de Barcelona. Fo incluye al final de la ¨®pera un texto suyo que viene a ser la moraleja de toda la historia. El n¨²cleo de ese texto dice as¨ª: "El dinero lo redime todo. El precio y el negocio borran cualquier obscenidad, todo aquello en que se mezcle la oferta con la publicidad se transforma en santidad". ?Es leg¨ªtimo hacer decir a una obra una moraleja que no consta en el original? Bueno, la operaci¨®n de P¨¦saro cont¨® con las bendiciones musicol¨®gicas de Philip Gossett y si algo tiene claro el festival rossiniano es que una cosa es la edici¨®n cr¨ªtica de las obras del compositor y otra muy diferente su puesta en escena, que permite cortes y a?adidos con la misma liberalidad con que los utilizaba el propio Rossini. Ya, pero ?hasta ese punto?
La sensaci¨®n que deja este trabajo de Fo es la de haber querido decir demasiadas cosas a la vez. Ciertamente, el talento teatral del Nobel es desbordante. El hilarante desfile de modelos del primer acto, la tronchante aparici¨®n de los cu¨¢queros, las vanidosas y bien hilvanadas evoluciones de Don Pomponio -puro Goldoni, de cuyo Il matrimonio per concorso procede el libreto de Palomba- constituyen golpes de escena magistrales. Pero la moral berlusconiana de todo a cien que denuncia Fo desemboca en pura farsa, puro rid¨ªculo expl¨ªcito, cuando la m¨²sica de Rossini parece sugerir una melanc¨®lica distancia, m¨¢s all¨¢ de los desprop¨®sitos argumentales.
En el plano musical, lo mejor hay que situarlo sin duda en la direcci¨®n en¨¦rgica, brillante y no por ello menos atenta al matiz de Maurizio Barbacini. En el plano vocal, destaca la agilidad de Cinzia Forte en el papel de Lisetta, la delicadeza de Charles Workman como Alberto y la gran presencia esc¨¦nica como Don Pomponio de Bruno Pratic¨°, al que, sin embargo, cantar algo m¨¢s y no s¨®lo recitar no le vendr¨ªa mal. En fin, un espect¨¢culo que deja en el recuerdo momentos estelares, pero tambi¨¦n no pocas perplejidades.
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