Documentos cient¨ªficos reflejan en Internet la fascinaci¨®n europea por Canarias
El archipi¨¦lago canario se convirti¨® durante los siglos XVIII y XIX en objeto de investigaci¨®n de expediciones europeas que navegaban rumbo a Am¨¦rica, ?frica, el Pac¨ªfico o el ?ndico, o bien llegaban a las islas como destino exclusivo. Ten¨ªan como fines trabajos cient¨ªficos como trazar cartograf¨ªas, fijar la longitud respecto al meridiano de El Hierro, catalogar plantas y animales, estudiar la geolog¨ªa y el vulcanismo, el clima, la geograf¨ªa y la historia. Tambi¨¦n se empezaron entonces a utilizar las Ca?adas del Teide como observatorio astron¨®mico privilegiado. As¨ª explican los responsables del proyecto Humboldt la base de su trabajo, por el que trasladan a Internet, mediante la digitalizaci¨®n de alta calidad, la gran producci¨®n de estos viajeros -en forma de libros, atlas, manuscritos e incluso herbarios- que convierten a las islas Canarias en uno de los territorios mejor estudiados durante esa ¨¦poca.
Son documentos que se conservan en centros canarios, como el Jard¨ªn de Aclimataci¨®n de La Orotava o la Universidad de La Laguna, pero tambi¨¦n en las bibliotecas de las principales ciudades e instituciones cient¨ªficas europeas. A los tres a?os del inicio del proyecto que lleva el nombre del cient¨ªfico alem¨¢n Alexander von Humboldt (1769 -1859) 70 de estas obras est¨¢n ya disponibles en su sitio en Internet (humboldt.mpiwg-berlin.mpg.de/). Los trabajos contin¨²an en el mismo marco inicial de colaboraci¨®n entre la Fundaci¨®n Canaria Orotava de Historia de la Ciencia y el Instituto Max Planck para la Historia de la Ciencia, pero se han integrado en un macroproyecto europeo -Echo-, que pretende facilitar el acceso al patrimonio cultural a trav¨¦s de Internet y el nombre ha cambiado a Proyecto Digital de Documentaci¨®n Cient¨ªfica.
"Hasta ahora hemos digitalizado unas 70 obras, entre libros y art¨ªculos", ha comentado recientemente a este peri¨®dico Masu Rodr¨ªguez, una de las seis personas del equipo, que coordina Alberto Relancio y que est¨¢ financiado exclusivamente por entidades auton¨®micas y locales, como el Ayuntamiento de La Orotava. "Herbarios hemos digitalizado dos, uno de ellos de Christen Smith [principios del siglo XIX]. Y hemos encontrado un diario suyo que se supon¨ªa perdido hasta ahora, en una peque?a biblioteca en Dinamarca", contin¨²a Rodr¨ªguez. "Tambi¨¦n tenemos manuscritos, entre ellos la voluminosa correspondencia [700 cartas] de Philip Barker Webb, un bot¨¢nico ya muy prestigioso en su ¨¦poca. En Florencia nos han dejado sacar todos sus manuscritos y digitalizarlos con la t¨¦cnica que utilizamos, que procede del Instituto Max Planck aunque nosotros la hemos desarrollado y adaptado".
"Queremos no s¨®lo salvaguardar los libros sino hacer una copia fiel y ¨²til de la obra", explica Relancio. "Que cualquiera pueda acceder a este patrimonio, el libre acceso es fundamental en este proyecto".
Adem¨¢s de la pura labor de digitalizaci¨®n de obras importantes, casi siempre primeras ediciones, el equipo realiza investigaci¨®n, buscando por las bibliotecas del mundo documentos que est¨¢n perdidos u olvidados. Como fruto de todo ello se han elaborado adem¨¢s dos bases de datos, una sobre las publicaciones y manuscritos y otra sobre todas las im¨¢genes contenidas en ellos.
"Es mejor que tener los documentos delante", asegura Rodr¨ªguez. "Se puede estudiar con todo detalle un grabado, ampli¨¢ndolo en la pantalla". Los documentos se trasladan o no para su digitalizaci¨®n, dependiendo del estado de la obra de las relaciones existentes con la instituci¨®n propietaria. "En Florencia hicimos la digitalizaci¨®n all¨ª mismo", comenta Rodr¨ªguez.
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