La paz en miniatura
El primer ministro israel¨ª y el presidente palestino se reunieron ayer por segunda vez desde que acordaron una tregua el 8 de febrero, que a trancas y barrancas se mantiene. Y esta vez fue en la residencia del primero en la Jerusal¨¦n ¨¢rabe, lo que en el recoleto mundo del proceso de paz es positivo, porque permite a Mahmud Abbas pisar el suelo de la proclamada capital hist¨®rica de Israel, que la Autoridad Palestina tambi¨¦n reivindica.
Es, sin embargo, s¨®lo un primer paso para una paz a escala, el referente a la retirada israel¨ª de Gaza, sus 21 colonias y 8.000 residentes, que deber¨¢ iniciarse el 15 de agosto, y que Ariel Sharon pretende l¨®gicamente que est¨¦ cubierta por la tregua a la que se sum¨® el grupo terrorista de Ham¨¢s en marzo. A medida que avance el repliegue y la destrucci¨®n de las viviendas de los colonos, a cuyo usufructo han renunciado los palestinos, diciendo como la zorra de Lafontaine que la nuez estaba verde -que no son casas adecuadas para la habitaci¨®n de su pueblo-, la AP proceder¨¢ a ocupar el terreno y a garantizar que los terroristas no hostiguen la operaci¨®n.
Pero, aun contando con que todo ello llegue a buen puerto y que la extrema derecha israel¨ª se trague la retirada, no hay que olvidar que, de un lado, Sharon abandona Gaza para redondear su control sobre la Cisjordania b¨¢sica, la tierra adyacente a Jerusal¨¦n que habitan unos 150.000 colonos, y que la ONU viene instando a Israel a que evacue desde 1967; y, de otro, ha vuelto a anunciar que no negociar¨¢ la paz general con los palestinos mientras la AP no desarme y maniate a los terroristas.
Abbas, probablemente incapaz de aplicar esa medida que provocar¨ªa una guerra civil palestina, propone, en cambio, la integraci¨®n de los terroristas en su fuerza p¨²blica, pero ¨²nicamente si Sharon da algo a cambio. Y eso s¨®lo puede ser el comienzo de una retirada significativa de Cisjordania, facilidades de desplazamiento a la poblaci¨®n palestina en su propia tierra y la liberaci¨®n progresiva de unos 8.000 presos en las c¨¢rceles israel¨ªes. S¨®lo as¨ª cabr¨ªa so?ar que Ham¨¢s fuera reconducible a la negociaci¨®n.
Demasiados condicionales y una voluntad jam¨¢s probada de Sharon por seguir ese camino. Por ello, lo mejor que tiene la tregua de Gaza es esa especie de miniaturizaci¨®n de la paz.
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