Lo "natural"
La Iglesia tiene muy claro lo que es natural y lo que, por no serlo es antinatural. Lo natural le ha sido infundido por Dios al ser humano y ¨¦ste le ha dado carta de ley: la ley natural.
Voy al diccionario: Ley natural. "Dictamen de la recta raz¨®n que prescribe lo que se ha de hacer o lo que debe omitirse". Pues la hemos fastidiado. La raz¨®n moral tiene un componente altamente subjetivo, de modo que en infinidad de casos, lo que es recto para unos es torcido para otros. Eso, dentro de una misma cultura, no digamos ya de culturas distintas. Arist¨®teles, por citar un nombre glorioso, es uno de los padres de la cultura occidental, pero inspirado en la recta raz¨®n de su ¨¦poca, es decir, de su medio social, dijo cosas que nos espantan. Como quiera que su tiempo estaba generalmente de acuerdo con ¨¦l, hay que concluir que Dios tard¨® muchos siglos en infundirle al ser humano conceptos tales como la recta raz¨®n y lo que es natural y lo que no lo es. Pues qu¨¦ extra?o. Arist¨®teles se apoya en Homero y en Hes¨ªodo para otorgarle carta de naturaleza a la mujer y al esclavo. "S¨ª, el griego tiene derecho a mandar al b¨¢rbaro, puesto que la naturaleza ha querido que b¨¢rbaro y esclavo sean una misma cosa".
Los griegos arrojaban al abismo a los ni?os nacidos defectuosos. Recta raz¨®n, ley natural. Porque los muchos son ingobernables, la tierra era escasa y el enemigo, temible. Hab¨ªa que estar en forma. Tullidos, ciegos, corcovados constitu¨ªan un grave peligro para la seguridad nacional.
Dios le dio al hombre el dominio sobre la tierra, pero que yo sepa, no licencia para matar. Ahora que van quedando pocos animales, ?aniquilaremos las muchas especies en las que la bisexualidad es moneda corriente? Algo habr¨¢ que hacer, pues la homosexualidad es antinatural seg¨²n tantos obispos. ?Es antinatural la poliginia? ?La poligamia? En una islita del Pac¨ªfico hay una tribu (Siento no ser m¨¢s preciso, lo cuenta Margaret Mead) en la que la madre acepta con naturalidad asesinar a su primer hijo. Pero son madres amant¨ªsimas de los que vengan despu¨¦s. Claro. La religi¨®n ancestral impone esta ley, tras de la cual se oculta el problema de la superpoblaci¨®n en un territorio limitado y con no demasiados recursos. En ¨¦ste como en otros casos "an¨®malos", escarbando un poco o un mucho, los antrop¨®logos se topan con un hecho social.
La naturaleza humana es un mito y la ley natural una consecuencia mayor de ese mito. Afirmar que el ser humano es bueno por naturaleza es tan falso como decir que es malo. Esta segunda afirmaci¨®n, -la maldad innata del ser humano- es el punto flaco del pensamiento de Hobbes. Escribi¨® Ashley Montagu: "Ning¨²n organismo de nuestra especie nace con naturaleza humana. ?sta se desarrolla". Lo que equivale a decir que es un fen¨®meno social. Venimos al mundo con un pu?ado de posibilidades que nos permiten convertirnos en humanos. Cu¨¢les sean estas cualidades y cu¨¢ndo y c¨®mo adquieren forma concreta es otro cantar. Hace unos dos siglos, el poeta Coleridge tuvo una intuici¨®n genial, hoy corroborada por la ciencia: la relaci¨®n entre la madre y el feto. Claro est¨¢ que este nexo no es determinante, que el beb¨¦ no ve la luz con una naturaleza humana ya adquirida, pero es un dato. Decir, por otra parte, que la naturaleza humana se desarrolla, es quedarse entre Pinto y Valdemoro. Se desarrollan individuos en sociedad, pero la idea y el sentimiento del bien y el mal no son generalizables.
No hay ley humana que sea universal y eterna, dijo Prot¨¢goras. "Cualquiera que sean las cosas que se muestran a cada ciudad como justas y buenas, contin¨²an siendo para la Ciudad justas y buenas durante el tiempo que ¨¦sta conserve su opini¨®n". Toda ley es una conquista contra la ignorancia y de ah¨ª que la educaci¨®n sea tan importante. Pero toda ley es sustituible cuando deja de ser operativa. Estamos ante una relatividad relativa. Inmutable no hay nada. Cuando la Iglesia aduce como otro argumento contra el matrimonio gay la antig¨¹edad de la uni¨®n heterosexual, a uno le viene en mientes el escalaf¨®n.
Si digo de algo que no es natural, estoy expulsando ese algo de la naturaleza. Pues qu¨¦ horror. As¨ª est¨¢ la gran madre nutricia, que sin embargo, nos castiga por nuestros pecados; por ejemplo, no lloviendo donde m¨¢s falta hace el agua o lloviendo a mares, all¨ª donde sobrar¨ªa con la mitad de la mitad y a¨²n menos. Hay que preguntarse, no obstante, que si la naturaleza es tan sabia como dicen, por qu¨¦ no se encarga ella misma de corregir los abusos de la criatura que le ha salido rana y amenaza con destruirla. Nos dicen que lo natural es el dictado de la recta raz¨®n, pero escuchemos a Erasmo: "No existe paz, por injusta que sea, que no resulte preferible a la m¨¢s justa de las guerras". Eso es humanismo cristiano, no que unos se?ores y se?oras, en nombre del catolicismo, le cierren al paso a la igualdad plena a quienes no tienen la misma orientaci¨®n sexual que ellos. En nombre de la cadena de mando: Dios-naturaleza-papado.
No abordar¨¦ la cuesti¨®n del derecho natural y el positivo, que siempre han cabalgado juntos, pero revueltos. S¨ª dir¨¦ que casi siempre este contubernio ha redundado en apoyo de un inter¨¦s pol¨ªtico. Ll¨¢mense Su¨¢rez, Grocio, Pufendorf o los m¨¢s modernos, en general los autores han justificado "lo existente". Papado o monarqu¨ªa absoluta, nobleza, burgues¨ªa. Con una exquisita trama argumental, eso es innegable. Los sofismas de Su¨¢rez son un puro deleite. Pero el punto de partida es falso, pues la naturaleza siempre entra en la danza. No en el caso de Marx, un autor del que hoy se se?alan sus errores, lo que ser¨ªa justo si no se pusieran al lado sus aciertos. Y no hay que ser marxista para admitir que el pensamiento de ese hombre ha influido m¨¢s que ning¨²n otro en nuestro modo de ver la historia, salvo en casos de recalcitrante idealismo hist¨®rico, como el de Joan Fuster, por citar al m¨¢s cercano. Dice Marx: "El hombre no tiene una naturaleza fija o definible; los cambios que parecen ocurrir en nuestras capacidades innatas son meramente resultado de los cambios sociales, que alteran a los seres humanos en varios modos".
Manuel Lloris es doctor en Filosof¨ªa y Letras.
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