Desprop¨®sitos
La corrida fue un desprop¨®sito casi de principio a fin. Un espect¨¢culo desali?ado, en el que toros y toreros se reparten culpas casi por igual. Un festejo sin gui¨®n, ante p¨²blico santo y generoso que lo perdon¨® pr¨¢cticamente todo.
Manzanares hijo, ¨²nico matador anunciado dos tardes en este abono, cerr¨® su feria con m¨¢s pena que gloria. Una inesperada decepci¨®n en torero tan esperado en Alicante. En su rebrincado, defensivo y flojo primero, el esfuerzo no tuvo recompensa. En el cuarto ense?¨® muy pronto la bandera blanca de rendici¨®n. El de Charro de Llen, empleado algo en varas, dio toda una exhibici¨®n de mansedumbre en la muleta. Manzanares pase¨® por toda la plaza en est¨¦ril persecuci¨®n del manso. Decepcionado, sin moral, ech¨® pronto las cartas.
Arjona, Llen / Manzanares hijo, Perera, Palaz¨®n
Tres toros de S¨¢nchez Arjona y otros tres de Charro de Llen, 4?, 5? y 6?, ¨¦ste, sobrero. Desiguales de presencia y flojos. Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares hijo: bajonazo (silencio); estocada baja (divisi¨®n). Miguel ?ngel Perera: estocada perdiendo la muleta (silencio); buena estocada (oreja). Francisco Jos¨¦ Palaz¨®n: pinchazo y estocada (oreja); estocada (palmas). Plaza de Alicante, 23 de junio. 7? de feria. M¨¢s de media entrada.
Con el noble, tambi¨¦n soso, que hizo segundo, un conformista Miguel ?ngel Perera. Actitud pasiva la del torero pacense. Fr¨ªo, con pocos recursos, no supo ni pudo resolver a favor. Se justific¨® m¨¢s en el quinto. Tambi¨¦n toro empleado en varas, que perdi¨® movilidad durante la faena. En ¨¦ste, un Perera con m¨¢s ¨¢nimo. Con la gente en b¨²squeda desesperante de cualquier motivo para aplaudir, la faena de Perera fue de golpes discontinuos. Muy irregular. Las series, muy fracturadas, restaron armon¨ªa. Lo mejor de Perera, las dos estocadas con las que acab¨® con sus toros.
La primera faena de Palaz¨®n, muy sutil. Al l¨ªmite de lo fr¨¢gil. Tambi¨¦n de excesiva ceremonia y de demasiadas pausas. Labor relamida, pero pintada con buen gusto. El sexto titular fue devuelto, tras ser picado, sin causa aparente. Ser¨ªa por manso y ante la bronca que se avecinaba. El sobrero, sin apenas fuerzas, se rindi¨® muy pronto. Lo mismo hizo Palaz¨®n, que no encontr¨® motivos para alargar la faena.
Los tres toros de S¨¢nchez Arjona, justos de presencia, fueron blandos y nobles. Los de Charro de Llen, bien presentados, mansearon en exceso.
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