Cr¨®nica desde una ratonera
Desde las primeras p¨¢ginas de Diario de un ¨¦xodo, el bosnio Dzevad Karahasan se sit¨²a entre los autores que parecen interpretar el cerco de Sarajevo como la tr¨¢gica quiebra de una larga tradici¨®n de convivencia entre fieles de distintas religiones y, por extensi¨®n, entre culturas, y no tanto como un ataque contra la noci¨®n pol¨ªtica de ciudadan¨ªa. Sarajevo es descrita, as¨ª, en t¨¦rminos de "met¨¢fora del mundo", de "nueva Babilonia", de "segunda Jerusal¨¦n"; una ciudad, en definitiva, que al resistir el asedio impuesto por las tropas de Karadzic y Mladic consigui¨® preservar un pasado de tolerancia m¨¢s que defender un incipiente sistema democr¨¢tico, s¨®lo dificultosamente construido a partir de la muerte de Tito, frente a uno de los m¨¢s virulentos totalitarismos nacionalistas del siglo XX.
SARAJEVO DIARIO DE UN ?XODO
Dzevad Karahasan
Traducci¨®n de Tihomir Pistelek y Luisa Fernanda Garrido Ramos
Galaxia Gutenberg
Barcelona, 2005
123 p¨¢ginas. 13,50 euros
Tras un sumario recorrido por la historia dirigido a recrear el esp¨ªritu centenario de la ciudad, Karahasan entra en la parte sustantiva de Diario de un ¨¦xodo y ofrece entonces una sucesi¨®n de im¨¢genes cotidianas de la guerra, narradas con extraordinaria brillantez y un punto de amarga iron¨ªa. Destaca, en este sentido, el cap¨ªtulo dedicado a una representaci¨®n teatral en la que el actor principal, s¨²bitamente conmovido al coger las manos de su contraparte femenina en el reparto y descubrir en ellas las marcas del asedio, se emociona no como el personaje que es sobre la escena, sino como el superviviente de Sarajevo que tambi¨¦n es. De igual manera, la descripci¨®n del ataque en el que resulta muerto un hombre que guardaba turno ante un punto de suministro resulta a la vez esperp¨¦ntico y estremecedor: al quedar inm¨®vil contra la pared mientras el resto de las personas avanza al cesar el peligro, el cad¨¢ver encarna un parad¨®jico ideal de cortes¨ªa, el del habitante de Sarajevo que cede el paso a sus conciudadanos porque no tendr¨¢ ya que preocuparse por guardar su puesto en fila alguna.
Karahasan consagra, ade-
m¨¢s, un penetrante cap¨ªtulo al papel que desempe?¨® la literatura en un conflicto como el que martiriz¨® a los habitantes de Sarajevo. "Todos los l¨ªderes de los partidos nacionalistas serbios que han destruido Yugoslavia y que la han empujado a la guerra", escribe, "son, en general, escritores y profesores de literatura". Frente a la habilidad de ¨¦stos para anteponer el mito a la realidad, la abstracci¨®n a las evidencias sensibles, Karahasan contrapone la incapacidad de un intelectual franc¨¦s, cuyo nombre no cita, para hacer el recorrido inverso. En el curso de la entrevista que mantienen en la casa semiderruida del autor de Diario de un ¨¦xodo, s¨®lo muestra inter¨¦s por las condiciones de vida en la ciudad asediada. La guerra en cuanto tal, el perverso juego de fuerzas internacionales que la hacen posible, le resulta, en cambio, incomprensible, si no indiferente.
Con Diario de un ¨¦xodo, Karahasan acierta a escribir la cr¨®nica de cuanto permaneci¨® oculto en el infinito n¨²mero de im¨¢genes que estremecieron al mundo durante el asedio de Sarajevo: el abatimiento de una poblaci¨®n atrapada en una ratonera, lanzando gritos de socorro que nadie parec¨ªa escuchar.
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