El modelo ingl¨¦s
Cuando Eduardo Vasco se hizo cargo, a principios de temporada, de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, me pareci¨® que iniciaba un doble movimiento: un feliz retorno al pasado (apuntalar la "C" de "Compa?¨ªa" que postul¨® Marsillach) y un viaje hacia el futuro que, dir¨ªa, est¨¢ mucho m¨¢s cerca de la Royal Shakespeare Company que de la Com¨¦die (con su r¨ªgido sistema de "soci¨¦taires" y "pensionnaires") o del Dramaten (mucho m¨¢s abierto a las dramaturgias contempor¨¢neas), para citar los tres modelos de referencia. Vasco pretende involucrar en un proyecto de compa?¨ªa estable a un colectivo de escen¨®grafos, autores, t¨¦cnicos y, claro est¨¢, actores capaces de resistir las m¨²ltiples tentaciones del cine y la televisi¨®n: dos elencos para simultanear los estrenos en el Pav¨®n y salir de gira con repertorio. El objetivo ¨²ltimo, declar¨® en su d¨ªa, es el sue?o de todo director art¨ªstico: "Intentar crear un estilo y una complicidad de grupo". El repertorio de "t¨ªtulos indispensables y desconocidos" se abrir¨ªa al renacimiento, la exploraci¨®n del barroco, revisar "un poco m¨¢s all¨¢" del romanticismo sin entrar en el siglo XX y, para m¨ª lo m¨¢s importante, no limitarse a los cl¨¢sicos espa?oles.
Bien, la aventura ha comenzado. Los resultados art¨ªsticos son desiguales pero existen bazas tangibles: el concepto de residencia (acuerdos con teatros p¨²blicos), con un primer intercambio (la Fuenteovejuna del TNC y El castigo sin venganza); una campa?a de captaci¨®n de p¨²blico (las previas a nueve euros y los jueves del espectador) y un conato de escuela, el Laboratorio de Investigaci¨®n sobre el verso de Vicente Fuentes. La gran pregunta ser¨ªa: ?qu¨¦ le falta a la CNTC para "parecerse" a la RSC? Hay unas cuantas respuestas r¨¢pidamente descartables por su obviedad. Para empezar, hace falta tiempo y tradici¨®n: el ensemble brit¨¢nico arranc¨®, como tal, en 1945. Luego est¨¢, por descontado, su volumen. La RSC tiene tres salas en Stratford y una sede en Londres, mientras la CNTC a¨²n espera la reforma del Teatro de la Comedia, que parece ir para largo. La RSC tiene 500 empleados y la CNTC, 95; las diferencias presupuestarias -doce millones de libras frente a cuatro millones de euros- son abisales, sin contar con los ingresos de taquilla (casi un mill¨®n de espectadores al a?o), los patronazgos...
No sigamos por ese lado. Vayamos a lo que se puede "adaptar" a nuestra manera. El sistema de giras, por ejemplo. La RSC gira much¨ªsimo: 40 semanas al a?o por todo el Reino Unido. Lo que poca gente sabe (aqu¨ª) es que en 1978 pusieron en pr¨¢ctica una gran idea: un auditorio m¨®vil. El viejo sue?o de La Barraca, de Lorca, y de tantos otros, pasando por Rivas Cherif y Rabal y Tamayo. Un auditorio que se ha levantado en escuelas y centros de ocio, que ha llevado el teatro a comunidades a las que no suelen acceder compa?¨ªas profesionales (unido, atenci¨®n, a un programa educativo y de preparaci¨®n, varios meses antes) y que comenz¨® con dos espect¨¢culos -Noche de reyes y Las tres hermanas- liderados por el estelar Ian McKellen. Desde entonces, 30 montajes han visitado 120 localidades brit¨¢nicas. En cuanto al programa educativo ("RSC Learning"), entrena a profesores y alumnos de cualquier escuela para estudiar y tambi¨¦n representar a los cl¨¢sicos. Otro programa muy destacable es la Shakespeare Summer School, que tiene lugar cada a?o, del 19 al 27 de agosto, en el Shakespeare Institute de Stratford: me consta que se est¨¢n haciendo ya operaciones similares en Alcal¨¢ de Henares, en el Festival de Teatro Cl¨¢sico de C¨¢ceres y, desde luego, en Almagro. Antes hablaba de patronazgo, otro factor a considerar. Se podr¨ªa "importar", por ejemplo, el sistema de socios de la RSC, que pagan cuotas de 15 a 36 libras al a?o, obteniendo a cambio entradas preferentes, encuentros con actores y directores, ciclos de conferencias, etc¨¦tera.
El asunto del mecenazgo es un poco m¨¢s complicado. Har¨¢ un par de semanas, en EPS, Vicente Todol¨ª, el director de la Tate Modern, afirmaba que en Inglaterra la sponsorship desgrava muy poco, pero supone una notable inversi¨®n en imagen. Para no apearnos de los cl¨¢sicos, ah¨ª est¨¢, desde hace tres a?os, la "Travelex Season" del National, que est¨¢ abarrotando las funciones de Henry IV: precios aut¨¦nticamente populares que permiten el acceso a un p¨²blico joven y/o con pocos recursos, gracias a Travelex, una entidad financiera que costea las tres cuartas partes del aforo del Olivier. Volvamos a la programaci¨®n: la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico est¨¢ pidiendo a gritos una segunda sala. Como, precisamente, The Other Place, el "estudio" de Stratford, creado en 1974 y reformado en 1991: un espacio de 170 butacas, en el que se han fogueado nuevos directores (Ron Daniels, Katie Mitchell, Steven Pimlott) con montajes m¨¢s experimentales. Es cierto que all¨ª suelen hacerse obras contempor¨¢neas, pero abundan los encargos de tema hist¨®rico y cl¨¢sicos como Dickens (Declan Donnellan prepara Great Expectations para el pr¨®ximo oto?o) o Miller, al que se homenajear¨¢ con Las brujas de Salem.
A prop¨®sito de Declan Donnellan, la gran asignatura pendiente de la RSC es la "compa?¨ªa joven". El fundador de Cheek By Jowl cre¨® un departamento de formaci¨®n de actores, la RSC Academy, que se present¨® "en sociedad" har¨¢ tres a?os con un King Lear, pero el proyecto naci¨® y muri¨® con ¨¦l: buena parte del elenco de Lear pas¨® a formar parte de su nueva compa?¨ªa para un Otelo, y Michael Boyd, director de la RSC, decidi¨® integrar a los actores j¨®venes en el estable titular, clausurando, por el momento, la experiencia. Eduardo Vasco, por el contrario, est¨¢ empe?ado en llevar adelante el proyecto de una Joven CNTC que, a trav¨¦s de un sistema de talleres, descubra nuevos talentos y los forme en las diversas disciplinas que exige el repertorio con vistas a las dos compa?¨ªas estables.
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