Todos eran artistas
Toros artistas y toreros artistas, cualquier cosa puede pasar. Y pas¨® casi de todo. De la bronca a la ovaci¨®n, s¨®lo un paso. Y con los tendidos levantados en armas contra Manzanares y Morante, Vega encontr¨® el camino allanado en el tercer toro. Con poco esfuerzo, la batalla la ten¨ªa ganada. Salt¨® ese tercero, de impresentable aspecto por delante: dos pitones de m¨ªnima expresi¨®n y al l¨ªmite de sus fuerzas. Con dos picotazos, todo dispuesto para que la gente cambiara de humor. Vega lo vio claro. Antes de banderillas, un ajustado quite por chicuelinas y p¨²blico en el bolsillo. El inicio de faena fueron tres estatuarios, los dos primeros pisando la montera. A partir de ah¨ª, con el toro sin completar nunca el viaje, labor de pespunte. Armada con ventaja sobre la derecha, pierna contraria retrasada, y mejor llevada en la primera serie con la izquierda. Un desarme rompi¨® la unidad, o la dej¨® definitivamente sin ritmo final. El sexto se apag¨® pronto, pero a Vega le dio tiempo de hacer gasto. D¨¢ndole ventaja al toro, tambi¨¦n distancia, la faena sin estar rematada, lleg¨® a tener cierto sentido.
Domecq, Vellosino / Manzanares padre, Morante, Vega
Cinco toros de Juan Pedro Domecq, desiguales, blandos y sin raza, el 5? excelente. Uno, el 2?, de Vellosino, grande y parado. Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: pinchazo, media baja y descabello (pitos); dos pinchazos y entera (saludos con divisi¨®n). Morante de la Puebla: dos pinchazos y dos descabellos (bronca); pinchazo entera contraria -aviso- (oreja). Salvador Vega: pinchazo y entera (oreja); casi entera (oreja). Plaza de Alicante. 24 de junio. 8? de feria. Casi tres cuartos.
El paso del tiempo ni la edad perdonan y Manzanares padre lo acus¨®. El amelocotonado primero, ni desprendi¨® emoci¨®n ni tuvo recorrido. La faena, un banco de pruebas. Sin sufrir, tambi¨¦n sin compromiso, Manzanares lo despach¨® sin m¨¢s. El poco ofensivo cuarto le dej¨® estar m¨¢s c¨®modo. El toro le admiti¨® series cortas, siempre muy de cerca. Detalles de sabor, sin encender, hasta que el toro se acab¨®.
Cornal¨®n, estrecho de sienes, tirando a veleto, el remiendo de Vellosino, con un pit¨®n izquierdo espectacular. Un toro de susto para matador tan artista como Morante. No hubo sorpresa. Pasivo, dej¨® que le pegaran en varas. Mal lidiado, el toro adquiri¨® defectos que desconfiaron a Morante. Por la cara, a matar, y bronca al canto. Un dije fue el quinto, que adem¨¢s, tuvo muy buen son en la muleta. Artista con la capa aunque sin romper, Morante se entreg¨® en la muleta. Bien equilibrada la faena con las dos manos, las dos primeras series, una por cada lado, tuvieron mayor intensidad. El resto, un envoltorio muy est¨¦tico. En todo caso, labor que redimi¨® la apat¨ªa de su toro anterior.
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