Todo empez¨® con un porro
Chus Guti¨¦rrez llega a la cita con su maleta roja. Vuelve de Barcelona, donde ha hecho parte de su gira "de superpromotion" de su ¨²ltima pel¨ªcula, Calentito, que tiene su punto culminante en el 23 de febrero de 1981, aquel golpe de Estado, y cuya geograf¨ªa sentimental tiene que ver con un bar que fund¨® su madre como churrer¨ªa y que luego fue el centro de una buena movida, cuando finalizaban los ochenta. Si tuviera que enviar un telegrama para pedir que alguien viera Calentito dir¨ªa simplemente: "Vete a verla. Trata de la libertad". Un canto a la libertad. Ella vivi¨® el 23-F en su casa; vino su primer novio a decirle que los militares estaban en el Congreso, y lo tuvo claro: "Pues yo no me voy a quedar quieta. Me llevo un fusil al monte". Esa imagen est¨¢ en el nacimiento de este nuevo filme suyo. Y esto es lo que hay en la pel¨ªcula de su propia vida.
La familia. "Estudiaba 3? de BUP cuando se produjo el golpe de Estado y yo me hab¨ªa enamorado por primera vez... La primera vez de las cosas es siempre muy intensa, y ese fue un momento muy intenso de mi vida. ?Mi ambici¨®n de entonces? Vengo de una familia numerosa, y en medio de aquel barullo siempre sent¨ª una gran necesidad de expresarme, de existir por m¨ª misma... Mis padres (mi madre ha sido una empresaria muy trabajadora, y mi padre trabajaba en un banco) me transmitieron la obligaci¨®n de luchar, de no tener miedo..., con ese esp¨ªritu me abr¨ª camino... Una vez me preguntaron c¨®mo era eso de ser mujer y directora de cine, y la verdad es que me extra?¨®, porque yo estaba tan acostumbrada a ver a mi madre siendo mujer y trabajando...".
La competici¨®n. "La verdad es que ignoraba que la vida profesional fuera tan competitiva..., pero lo apreci¨¦ desde que hice mi primera pel¨ªcula. Ah¨ª es cuando te das cuenta de que no puedes ser amiga de todo el mundo, cuando adviertes que has de marcar distancias, y adem¨¢s te las marcan... Ahora ya no compito con nadie, si acaso conmigo misma... Tengo la sensaci¨®n de ser m¨¢s yo que nunca, y tengo menos miedo: soy quien soy, reconozco qui¨¦n soy, no intento competir".
El viaje. "No sab¨ªa muy bien qu¨¦ hacer con mi vida y en 1983 me fui a Nueva York... Desde peque?a me encant¨® escribir, pero se me cruz¨® el cine... Viv¨ªa en una casa con otros compa?eros y uno de ellos estudiaba imagen, y ten¨ªa necesidad de que alguien le pasara a m¨¢quina un gui¨®n... Yo estudiaba mecanograf¨ªa, y adem¨¢s me gustaba el chico en cuesti¨®n... Y cuando estaba pasando a m¨¢quina ese gui¨®n me di cuenta hasta qu¨¦ punto la escritura ten¨ªa que ver con la imagen... Y ah¨ª me entraron las ganas del cine... Cuando me fui a Nueva York no sab¨ªa si iba a dedicarme al flamenco como cantaora o si iba a dedicarme al cine... En Nueva York estaba mi hermana Blanca Li (que era bailarina, con Martha Graham) y conoc¨ª a un se?or muy gracioso que me daba clases de Super 8... Y all¨ª rod¨¦ mi primer corto, Porro on the roof (Porro en el tejado)... Fue as¨ª como empez¨® la cosa... En Nueva York fui adem¨¢s transportista, cocinera, camarera; puse tiendas de helados, de ropa... Y a los cuatro a?os volv¨ª a Espa?a. Hab¨ªa creado con mi hermana un grupo que se llam¨® Xoxonees (como los indios que vendieron Manhattan a los holandeses), y aqu¨ª lo reprodujimos, en Calentito... Hac¨ªamos giras y ¨¦ramos potent¨ªsimas como mujeres: pusimos como norma no depilarnos, y esa fue la ¨¦poca en que menos ligu¨¦ en mi vida... La gente pensaba que ¨¦ramos travestis, nos hu¨ªa. Y ahora en la pel¨ªcula se reproduce algo aquella atm¨®sfera, aquel momento tan especial, nuestro y de este pa¨ªs... ?Ahora? Los pol¨ªticos est¨¢n preparando platos para que la gente se pelee. ?A qu¨¦ familia le preocupa que su hijo sea homosexual? Est¨¢n inventando platos... S¨ª, todo empez¨® con aquel corto del porro. Por cierto, sigo pensando que las drogas est¨¢n ah¨ª para relacionarse con ellas de una manera sana".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.