Aparecidos
Ha vuelto el insomnio, pero esta noche la radio es como una maldici¨®n: ese programa de psicofon¨ªas, fantasmas y espiritualidad medio tonta. He acabado con el agua fr¨ªa de la nevera. El agotamiento convoca las apariciones. Alguna es banal: el fantasma de Javier Arenas, por ejemplo. Lo he visto esta tarde en una fotograf¨ªa en la que aparece con los alcaldes andaluces del PP. Todos rodean al alcalde de Almer¨ªa en una especie de homenaje por la maravilla de los Juegos del Mediterr¨¢neo, que como es bien sabido no hubieran sido posibles sin otros alcaldes anteriores, sobre todo sin Juan Megino, que no est¨¢ en la foto, como tampoco hay nadie ni de la Junta ni del Gobierno, que han invertido lo suyo en el evento. ?Y qu¨¦ m¨¢s da? Es lo que hac¨ªa Stalin, adicto a la eliminaci¨®n de personajes no s¨®lo en la vida real, sino tambi¨¦n en las fotos. ?No se dan cuenta de que, por el mismo procedimiento, un d¨ªa desaparecer¨¢n de las fotograf¨ªas ellos mismos?
Un caso m¨¢s grave: Aquilino Polaino. Cuando habl¨® en el Senado, el PP asinti¨®. Pero el d¨ªa siguiente, por primera vez en su historia, el PP rectific¨® y pidi¨® perd¨®n. ?Qui¨¦n, c¨®mo y con qu¨¦ poder pudo obligar a una rectificaci¨®n tan humillante? No me creo que de pronto cayeran en la cuenta de la inconveniencia pol¨ªtica de las barbaridades que, venticuatro horas antes, ellos mismos hab¨ªan aplaudido, sencillamente porque son las barbaridades que todos sabemos que profesan y predican d¨ªa tras d¨ªa. ?Qui¨¦n se call¨® qu¨¦ gracias a la rectificaci¨®n de Garc¨ªa Escudero, Zaplana y otros? ?Cu¨¢les son las verdaderas fracturas internas del PP?
Lo m¨¢s siniestro es el personaje. Polaino habla desde lo m¨¢s profundo de la caverna: pertenece a una estirpe de psiquiatras siniestros, mitad monjes mitad soldados, que en este pa¨ªs, al abrigo del nacionalcatolicismo y luego del opusde¨ªsmo, han hecho much¨ªsimo dinero y much¨ªsimo m¨¢s da?o, un da?o inmenso e irreparable, en las vidas de muchas personas que sufr¨ªan y se pusieron en sus manos. ?Es verdad que nuestra sociedad se r¨ªe ya de este tipo de gente? Yo creo que no. Y que tienen mucho poder a¨²n, sin que hagamos demasiado por pararles los pies en serio.
Amanece, pero no refresca. La compa?¨ªa de los fantasmas, con la sangre de mentira y con la sangre de verdad, me ha hecho desistir de la idea de dormir algo. Lo que viene ahora es bajar a la calle y comprar los peri¨®dicos: m¨¢s fantasmas. La realidad se ha convertido en un desfile de aparecidos. Para ver algo real tengo que cerrar los ojos. O aprender a leer sin leer: tengo que saber que los alcaldes andaluces -y Arenas, claro- trasladan a la Junta la responsabilidad del botell¨®n, pero esa desverg¨¹enza no puede estar en mi vida, ahora que estoy vivo.
De modo que, despierto o dormido, s¨®lo conf¨ªo en mis espejismos: son realidades que me fabrico porque las necesito. Esta calle que transito tambi¨¦n la pisa esa gente que odia la dicha ajena: los conozco bien. Tengan cuidado: nunca les muestren sus fotograf¨ªas preferidas, porque en seguida les har¨ªan desaparecer de ellas. Y los espejismos que me mantienen vivo son fotograf¨ªas en las que nunca falta ni sobra nadie.
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