El Congreso regula por ley la respuesta ante ataques suicidas como los del 11-S

No es un militar ni un ministro. La persona que tiene en Espa?a la grave responsabilidad de decidir en cuesti¨®n de minutos si ordena el derribo de un avi¨®n de pasajeros secuestrado con fines terroristas, como sucedi¨® en Estados Unidos el 11-S de 2001, es Francisco Pardo, secretario de Estado de Defensa y personaje poco conocido por el p¨²blico, ya que reh¨²ye el contacto con la prensa. La ley Org¨¢nica de Defensa Nacional, que hoy debate el Congreso, dar¨¢ cobertura legal a un sistema regulado desde abril de 2004 por un acuerdo secreto del Gabinete de Crisis.

El procedimiento prev¨¦ usar una contrase?a para que nadie pueda suplantar su identidad

El Gabinete de Crisis design¨® a Pardo 'Autoridad Renegade' antes de la boda real

Francisco Pardo Piqueras no frecuenta el cine o el teatro. Pero cuando lo hace, desatiende la petici¨®n de que apague su tel¨¦fono m¨®vil. No es por mala educaci¨®n. Quiz¨¢ sea el ¨²nico alto cargo que no puede permitirse el lujo de permanecer un instante ilocalizable. Esta servidumbre no se la debe a su condici¨®n de secretario de Estado de Defensa, sino a su car¨¢cter de Autoridad Nacional Renegade (Renegado). En sus manos est¨¢ la versi¨®n nacional y actualizada del m¨ªtico malet¨ªn nuclear de la Guerra Fr¨ªa. El gatillo de los cazas del Ej¨¦rcito del Aire frente a ataques como los que sufrieron Nueva York y Washington en septiembre de 2001.

El Grupo Socialista ha introducido una enmienda a la ley Org¨¢nica de Defensa Nacional, que hoy debate la Comisi¨®n de Defensa del Congreso, para legalizar por primera vez en Espa?a la conducta ante estas situaciones.

El texto, transaccionado con Coalici¨®n Canaria y pactado con el Ministerio del Interior, incluye, entre las misiones de las Fuerzas Armadas, "la respuesta militar contra agresiones que se realicen utilizando aeronaves con fines terroristas que pongan en peligro la vida de la poblaci¨®n y sus intereses. A estos efectos", agrega el texto, "el Gobierno designar¨¢ la Autoridad Nacional responsable y las Fuerzas Armadas establecer¨¢n los procedimientos operativos pertinentes".

En realidad, dicha autoridad ya existe y los procedimientos se han ensayado, pero incluir este mecanismo en una ley, que adem¨¢s tiene rango de org¨¢nica, supone dotar de mayor cobertura legal a una de las funciones m¨¢s delicadas que puedan existir: decidir, llegado el caso, si se acaba con unas vidas humanas para salvar otras.

Hasta ahora, el sistema de defensa frente a este tipo de ataques ven¨ªa regulado por un acuerdo de la Comisi¨®n Delegada para Situaciones de Crisis de finales de abril de 2004.

Dicha comisi¨®n aprob¨® el dispositivo de seguridad de la boda del Pr¨ªncipe de Asturias, celebrada en La Almudena el 22 de mayo, y atribuy¨® al secretario de Estado de Defensa la autoridad para abatir aeronaves controladas por terroristas suicidas.

La preocupaci¨®n no era infundada. El servicio secreto CNI hab¨ªa alertado de una serie de robos de ultraligeros en distintos puntos de Espa?a y se tem¨ªa que pudieran ser usados para atentar contra la boda.

El Gobierno del PP tambi¨¦n hab¨ªa nombrado una Autoridad Renegade con motivo de algunos acontecimientos internacionales, como la conferencia de donantes de Irak en el oto?o de 2003, pero ligada siempre al desarrollo de los mismos y no con car¨¢cter permanente.

El Ejecutivo del PSOE estim¨®, por el contrario, que la ¨²nica forma de que el sistema funcionase eficazmente era darle continuidad. Adem¨¢s, aunque determinados eventos supon¨ªan un incremento del riesgo, el 11-S y el 11-M demostraron que la amenaza terrorista pod¨ªa materializarse en cualquier momento, por lo que siempre hab¨ªa que estar preparados.

?Por qu¨¦ encomendar esta dif¨ªcil tarea al secretario de Estado de Defensa? El Gobierno consider¨®, seg¨²n las fuentes consultadas, que el responsable de adoptar una decisi¨®n tan delicada no pod¨ªa ser un t¨¦cnico. Es decir, el militar debe ofrecer los datos que avalan que un avi¨®n ha sido secuestrado por terroristas que se proponen utilizarlo en un atentado suicida pero, al final, siempre existe un margen de duda sobre cu¨¢l es la opci¨®n m¨¢s adecuada. Y s¨®lo un pol¨ªtico, no un militar, debe responder de la que se adopte.

La decisi¨®n de que sea un secretario de Estado, y no un ministro o el propio presidente del Gobierno, quien asuma esta responsabilidad se debe, seg¨²n las mismas fuentes, a su mayor disponibilidad. Se trata de que no haya ning¨²n reparo para interrumpir a la autoridad competente, cualquiera que sea la actividad que est¨¦ realizando, aunque la mayor¨ªa de las veces se trate de una falsa alarma.

De hecho, la decisi¨®n del Gobierno responde a una demanda de la OTAN, cuyo Comit¨¦ Militar aprob¨® en mayo de 2002, meses despu¨¦s del 11-S, el llamado Concepto Renegade e inst¨® a los pa¨ªses miembros a designar a sus respectivas autoridades nacionales. Aunque la defensa a¨¦rea de la OTAN es integrada, la decisi¨®n de derribar un avi¨®n civil es tan delicada que se considera propia de la soberan¨ªa de cada Estado. Lo que s¨ª ha aportado la OTAN son los procedimientos ante este tipo de situaciones.

El secretario de Estado de Defensa est¨¢ en conexi¨®n directa con el teniente general Manuel Garc¨ªa Berrio, jefe del Mando A¨¦reo de Combate, con base en Torrej¨®n (Madrid). Si un avi¨®n fuera clasificado como renegade, el general Berrio se pondr¨ªa inmediatamente en contacto con Pardo, quien desde ese momento dirigir¨ªa toda la operaci¨®n. Si hubiera tiempo, podr¨ªa consultar con Bono o Zapatero, pero legalmente ser¨ªa suya toda la responsabilidad.

Antes de llegar a un eventual derribo, la OTAN prev¨¦ la adopci¨®n de una serie de medidas para asegurarse de que se trata de un piloto suicida e intentar disuadirle: desde un mensaje por radio, pasando por las se?ales visuales e incluso los disparos de advertencia.

En este tipo de situaciones, todos las precauciones son pocas. A pesar de que Pardo y Garc¨ªa Berrio se conocen de sobra, el procedimiento prev¨¦ el uso de una contrase?a para evitar que alguien pudiera imitar la voz del secretario de Estado y suplantar su identidad.

Hasta ahora, m¨¢s all¨¢ de los ensayos, el sistema no se ha activado por ning¨²n caso real. Hace unos meses, un avi¨®n procedente de Francia entr¨® en el espacio a¨¦reo espa?ol. No s¨®lo no contestaba a los requerimientos, sino que llevaba el transpondedor desconectado, lo que imped¨ªa su identificaci¨®n autom¨¢tica. Sin embargo, a la altura de Zaragoza, pudo ser finalmente identificado. Todo qued¨® en un sobresalto.

El conocimiento que Pardo, como alto cargo de Defensa, tiene del Ej¨¦rcito del Aire ha pesado, seg¨²n las fuentes consultadas, en su designaci¨®n como Autoridad Renegade. Tambi¨¦n habr¨¢ influido, sin duda, su confianza con Bono. Desde que ingres¨® en la Junta de Castilla-La Mancha en 1988, este albacete?o de 43 a?os, licenciado en Derecho, casado y con dos hijos, se ha convertido en uno de los colaboradores m¨¢s ¨ªntimos del ministro, de quien fue director de Gabinete y consejero de Presidencia, adem¨¢s de representante personal en el traspaso de poderes del Ministerio de Defensa. Como pasa con muchas parejas, Pardo parece la ant¨ªtesis de Bono. De tan reservado, no se sabe d¨®nde acaba la timidez y empieza la prudencia.