Higiene democr¨¢tica
El Partido Popular ya no gobernar¨¢ en los pr¨®ximos cuatro a?os en Galicia, donde lo ven¨ªa haciendo casi ininterrumpidamente, salvo un breve interregno, desde principios de los ochenta. Aunque s¨®lo sea por la higiene democr¨¢tica de la alternancia se trata en s¨ª mismo de un hecho muy positivo. La alternancia es parte consustancial de la democracia y m¨¢s todav¨ªa tras una d¨¦cada y media larga de gobierno omn¨ªmodo y personalista como el de Fraga. Finalmente, ocho d¨ªas despu¨¦s de los comicios, el disputado voto emigrante no alter¨® el mapa de las elecciones del pasado d¨ªa 19 y el PP se ha quedado a un esca?o de la mayor¨ªa. La eventual alianza de los socialistas del PSdeG y de los nacionalistas del BNG ser¨¢ la que asuma la gesti¨®n gobernante, que conducir¨¢ a "un cambio tranquilo", seg¨²n el pr¨®ximo presidente de la Xunta, el moderado y pragm¨¢tico socialista P¨¦rez Touri?o.
Cabe subrayar la legitimidad de la victoria conjunta de las fuerzas progresistas (m¨¢s de 100.000 votos y siete puntos porcentuales por encima del PP) y la reprobable actitud de algunas voces prominentes de los populares, que comenzaron a sembrar la sospecha desde el momento en que se supo que los comicios s¨®lo podr¨ªan dirimirse a trav¨¦s del voto de los residentes ausentes. Fue el propio Fraga quien comenz¨®, a mediados de la semana pasada, a expresar inquietud por el retraso en el env¨ªo de algunas de las sacas procedentes de Venezuela.
Hay que elogiar de todos modos al anciano l¨ªder conservador al afirmar el primero que no ten¨ªa sentido impugnar el resultado. No era ¨¦ste el parecer de Trillo, enviado por la direcci¨®n nacional del partido para supervisar el escrutinio del voto emigrante. En Pontevedra, donde se jugaba al final la contienda, el PP no logr¨® aventajar al PSdeG en los al menos m¨¢s de 8.000 votos que necesitaba para obtener el anhelado esca?o 38 que otorgaba la mayor¨ªa absoluta. El ex ministro de Defensa estaba en su derecho de reclamar, aunque los argumentos no fueron muy justificables, y as¨ª lo estim¨® la propia Junta Provincial Electoral. Pero Trillo trasluci¨® el lunes por la noche gestos de mal perder, al igual que el secretario general del PP, ?ngel Acebes, que calific¨® de escandaloso el comportamiento partidista del embajador para asuntos de inmigraci¨®n designado por el Gobierno central. Tal vez el embajador Cortizo se excedi¨® en sus funciones, pero ni socialistas ni populares deber¨ªan empe?arse en dar lecciones de ¨¦tica, y menos a¨²n el PP gallego, que ha practicado con Fraga el caciquismo y el clientelismo durante todos estos a?os, financiando con dinero del contribuyente viajes de campa?a del todav¨ªa presidente y pagando profusamente a algunos medios para difundir las labores de la Xunta.
El triunfo de la alianza progresista traduce el sentimiento de rechazo y hast¨ªo contra esas pr¨¢cticas, sobre todo en las ¨¢reas urbanas, pero que sigue sin traducirse en las zonas rurales. Es un deseo de modernizaci¨®n y regeneraci¨®n democr¨¢tica de una buena parte de la sociedad gallega, que tendr¨¢ que ser revestido con prioridades concretas en temas de empleo, educaci¨®n, sanidad o infraestructuras. Tanto el PSdeG como el BNG son partidarios de una reforma del estatuto auton¨®mico, aunque de manera m¨¢s entusiasta el segundo. Quintana, el l¨ªder de los nacionalistas, fue sensato ayer al declarar que el Bloque no pone condiciones para entrar en el nuevo Gobierno. No pod¨ªa ser de otro modo en vista de unos pobres resultados electorales, que de alguna forma dan un respiro a los socialistas.
Estas elecciones marcan el final de una ¨¦poca. ?Pero cu¨¢l ser¨¢ el futuro de su protagonista? El octogenario Fraga asegura que no ha llegado a¨²n la hora de su retirada. Resulta harto dif¨ªcil creer que pase a desempe?ar la funci¨®n de jefe de la oposici¨®n. Tal vez a corto plazo as¨ª suceda, pero no pasar¨¢ mucho tiempo sin que se acometa su sucesi¨®n. Y ah¨ª el camino est¨¢ plagado de minas para el presidente del PP, Mariano Rajoy. ?ste tendr¨¢ que acometerla desde una posici¨®n m¨¢s d¨¦bil que si Fraga hubiese revalidado el triunfo. Su candidato, N¨²?ez Feijoo, vicepresidente primero de la Xunta y adalid de la l¨ªnea reformista, no ha salido muy bien parado en su circunscripci¨®n de Pontevedra. Sigue fuerte, en cambio, el ala cr¨ªtica de Baltar y Cui?a, m¨¢ximos exponentes del clientelismo popular. Rajoy sale asimismo tocado de los comicios, pese a que no se cuestione por ahora su liderazgo.
Estas elecciones exigen tambi¨¦n una reflexi¨®n sobre el peso del voto emigrante, el mecanismo de voto y las eventuales irregularidades. Es cierto que nunca como hasta ahora hab¨ªa sido tan decisivo, y por ello es urgente plantear seriamente una reforma de la propia ley org¨¢nica de r¨¦gimen electoral que elimine los m¨¢rgenes para la manipulaci¨®n y para la sospecha.
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