El Museo de Ciencias Naturales explora el mito de los dinosaurios
El centro exhibe espectaculares reproducciones de los 'lagartos terribles'
Los dinosaurios reinan en la Sala de la Ballena. Los esqueletos articulados de dos temibles carnosaurios de afilados dientes y de un gigantesco saur¨®podo de largo cuello flanquean al cet¨¢ceo que cuelga del techo en el Museo de Zoolog¨ªa de Barcelona (Museo de Ciencias Naturales de la Ciutadella) y que parece algo descompuesto ante el inesperado retorno de los escamosos amos del mesozoico. Un bello estegosaurio, esa gran estrella hollywoodiense que es el velocirraptor y el mism¨ªsimo Godzilla figuran tambi¨¦n entre el ej¨¦rcito de criaturas que han invadido el museo con motivo de la exposici¨®n Mitolog¨ªa de los dinosaurios.
Pocas veces puede uno, como en la exposici¨®n, asomarse a las fauces de un torvosaurus -aparentemente un primo malhumorado del T. Rex-, acariciar a hurtadillas al pavoroso Gorgo (en la secci¨®n Galer¨ªa de Mitos) o contemplar la disecci¨®n de un pelecanimimus (el bicho aparece obscenamente despatarrado en un diorama que juega con la idea de la ciencia escudri?ando en sus entra?as).
El museo ofrece un gozoso y espectacular recorrido por el mito del dinosaurio en el que se juntan ciencia, literatura, cine, c¨®mic, folclor y arte popular. Desde las impresionantes reproducciones a tama?o natural de esqueletos -?oh, el camarasaurus grandis!- hasta los peque?os objetos escolares con forma de dinosaurio, pasando por la recreaci¨®n de bestias fabulosas, el molde de la cabeza de un paquicefalosaurio o los sugerentes biquinis prehist¨®ricos -en pel¨ªculas del g¨¦nero de Hace un mill¨®n de a?os-, el trayecto de la exposici¨®n sirve para desvelar las claves del inter¨¦s popular por los viejos reptiles prehist¨®ricos.
"Los dinosaurios son un icono cultural en nuestra sociedad", subraya el conocido paleont¨®logo madrile?o Jos¨¦ Luis Sanz, comisario de la exhibici¨®n, mientras eval¨²a con aire de connaisseur la apabullante ortodoncia del velocirraptor. "La exposici¨®n trata de mostrarlos en esa dimensi¨®n relacionando el ¨¢mbito de los estudios cient¨ªficos con el de la creaci¨®n literaria y art¨ªstica".
Mostrar c¨®mo se ha generado el mito del dinosaurio y c¨®mo se estructura es el principal objetivo de la exhibici¨®n, que procede del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, donde disfrut¨® de un enorme ¨¦xito de p¨²blico. "La primera parte explica la evoluci¨®n de la idea de dinosaurio desde el siglo XVII hasta la Dinosaur renaissance, el nacimiento en los a?os setenta del paradigma cient¨ªfico actual sobre los dinosaurios. Eso lo ejemplificamos con el dinosaurio en la mesa de disecci¨®n, significando que para la ciencia son animales muy reales". En la secci¨®n sobre la gran aventura cient¨ªfica del descubrimiento de los dinosaurios aparecen los pioneros Marsh y Cope, el explorador con pistola al cinto Chapman -el hombre que inspir¨® la figura de Indiana Jones- y los inevitables iguanodontes de Owen.
Un curioso elemento es la reproducci¨®n del primer f¨®sil de dinosaurio documentado (en 1677), que fue denominado Scrotum humanum por parecer unos, ejem, test¨ªculos petrificados: en realidad es un trozo de f¨¦mur de megalosaurus. Es curioso pensar que el primer dinosaurio pod¨ªa haberse llamado scrotum..., acaso scrotum rex.
"La parte m¨¢s divertida de la exposici¨®n", prosigue Sanz, es la galer¨ªa de dinosauroides creados por la literatura y el cine, generalmente dentro del discurso fant¨¢stico". Ah¨ª est¨¢n, s¨ª, Godzilla, el famoso dragodinosaurio japon¨¦s, y los velocirraptores del t¨¢ndem Crichton / Spielberg. Junto al terror¨ªfico modelo del protagonista de Parque jur¨¢sico figura una reconstrucci¨®n de c¨®mo la ciencia ha descrito en realidad al bicho: mucho m¨¢s peque?ito y con plumas. Los velocirraptores llevan a Sanz a hablar de dinoman¨ªa. "Todo el mundo tiene un rinconcito dinomaniaco. Es un fen¨®meno semejante a otras man¨ªas y que hace que un ni?o ponga un p¨®ster de un tiranosaurio en su habitaci¨®n como podr¨ªa ponerlo de un futbolista, por ejemplo..."- aqu¨ª el paleont¨®logo titube¨® mostrando un desconcertante desconocimiento del mundo del balompi¨¦, comparable, sin duda, al que otros tendr¨¢n del cret¨¢cico-; "no conozco muchos nombres, no s¨¦... ?Ronaldinho?, ?a¨²n juega?".
De regreso a su especialidad, Sanz se?al¨® el comienzo de los dinosaurios en la literatura con Mundo perdido, de Conan Doyle. "Su repercusi¨®n fue enorme en la literatura y en el discurso fant¨¢stico en general".
La exposici¨®n dispone de material interactivo y el visitante puede disfrutar de experiencias como escuchar el grito de apareamiento de un tiranosaurio -aproximado- o el aviso de un iguanodonte. No obstante, una de las grandes maravillas est¨¢ oculta en un rinc¨®n oscuro; es el embalaje de una de las reproducciones, una enorme caja de madera procedente de Salt Lake City, Utah, en la que figura una etiqueta inquietante que reza: "Alosaurus."
Superm¨¢n y el 'carnotaurus'
La imaginaci¨®n fant¨¢stica se ha adelantado algunas veces a la ciencia en el asunto de los dinosaurios. En la exposici¨®n se muestra el caso de un dinosaurio con cuernos, una bestia imposible seg¨²n estipulaban los paleont¨®logos, que apareci¨® en unas vi?etas de Superm¨¢n en los a?os cincuenta. En los a?os ochenta, sin embargo, fue descubierto en Argentina el carnotaurus, un dinosaurio carn¨ªvoro con un buen par de cuernos.
"La fascinaci¨®n que causan los dinosaurios tiene su origen en los dragones", se?ala el paleont¨®logo Jos¨¦ Luis Sanz. "El drag¨®n est¨¢ impreso en nuestros genes y si a un dinosaurio le pones alas y cuernos tienes un drag¨®n". La exposici¨®n demuestra c¨®mo en muchos aspectos el dinosaurio y el drag¨®n son intercambiables.
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