Gu¨¢rdese Camps del Pozo negro
En este mes de julio que despunta tan fogoso y agitado, los campistas pierden la plaza de Orihuela, y sienten c¨®mo se debilitan sus defensas en Elche, despu¨¦s de que la justicia haya multado a Manuel Ortu?o, por tener la boca suelta y las iras desatadas. Son dos plazas, en las que el zaplanismo trata de hacerse inexpugnable. En Orihuela, era previsible, el alcalde Jos¨¦ Manuel Medina, cedi¨® por la fuerza de los votos, la presidencia local del PP, a M¨®nica Lorente, tambi¨¦n edil de la corporaci¨®n oriolana, diputada auton¨®mica y fiel a la disciplina de Zaplana. Medina ya andaba tocado, muy particularmente, por la denuncia del ex interventor municipal sobre "supuestos fraudes contables, en la gesti¨®n econ¨®mica del Ayuntamiento". Todo hace suponer que la capacidad maniobrera del portavoz del Congreso de los Diputados y la complacencia de Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, presidente de la Diputaci¨®n de Alicante y del PP provincial, perpetraron una implacable derrota a sus adversarios. Ahora, Orihuela ya est¨¢ de hecho y derecho en las filas de la insurgencia: de los 14 ediles del grupo popular, el a¨²n alcalde Medina s¨®lo cuenta con 6; consecuentemente, la mayor¨ªa la lidera M¨®nica Lorente. Es muy probable que una leva de conservadores de ¨²ltima hora, auspiciada por Zaplana, aportara los sufragios necesarios y suficientes para hacerse con sus objetivos. Lo de Elche, m¨¢s que a una estrategia elaborada en esa caj¨®n de arenas movedizas y argucias que utiliza el ex ministro de Trabajo, se debe a la abrupta asamblea que los populares ilicitanos celebraron en el ¨²ltimo octubre y que acaba de pasar factura. Una factura que ha hecho sangre: al adalid campista Manuel Ortu?o, el juez lo ha condenado a una multa de 60 euros, por los insultos que profiri¨® contra la congresista de su mismo partido, aunque del bando contrario, Enriqueta Seller. La llam¨® -y repetimos literalmente- "retrasada mental, marquesita de mierda y puta, perd¨®n, diputada". Tambi¨¦n aqu¨ª, seg¨²n manifest¨® el propio interesado, quienes incitaron a la denuncia formulada por la parlamentaria, fueron Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll y Julio de Espa?a. De inmediato y ante las protestas e insinuaciones del subdelegado en Elche del Ejecutivo valenciano, al conocer la sentencia, el TSJ lo ha amonestado, por proferir "veladas acusaciones de prevaricaci¨®n contra el juez que lo ha condenado", mientras los dirigentes del sector zaplanista en Alicante han pedido su expulsi¨®n inmediata a las direcciones auton¨®mica y nacional del PP. En este punto, el cronista abomina, como, sin duda, una mayor¨ªa, m¨¢s o menos silenciosa, no de la pol¨ªtica, sino de la forma de ejercerla por algunos de los que merecieron equivocadamente la confianza de sus conciudadanos. Asistir a un espect¨¢culo, ya habitual, de descalificaciones, ruido de navajas cabriteras, artima?as, corrupciones y corruptelas, es no solo intolerable, sino que la sociedad debe imponerse y repudiar p¨²blica y severamente tanta impudicia y flagrante pirater¨ªa, o se precipitar¨¢ en el mismo pozo negro. Ese mismo pozo negro que la investigaci¨®n de Terra M¨ªtica, del caso Fabra o tantos otros puede descubrir cuantas vilezas esconde, y dejar a Camps como un pincel. Que ya es cosa de mucha miga y m¨¢s milagro.
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