'Brisa' y 'Brezo' cumplen 100 d¨ªas
Son los primeros linces ib¨¦ricos nacidos en cautividad. La gran esperanza para el felino m¨¢s amenazado del planeta, con menos de 200 ejemplares. Los primeros cachorros de un plan de cr¨ªa que persigue soltar ejemplares en libertad a partir de 2010. 'Brisa' y 'Brezo', hijos de 'Sali', cumplen 100 d¨ªas el pr¨®ximo mi¨¦rcoles.
Fue una fr¨ªa noche de enero con luna llena cuando Saliega (m¨¢s conocida como Sali) y Garfio alcanzaron la plenitud de su cortejo. Llevaban dos d¨ªas de c¨®pulas, encuentros llenos de violencia vital cada dos o tres horas, apareamientos de dos o tres minutos.
Sali fue recogida en Sierra Morena en 2003. Con un mes. Su futuro era incierto. Pertenec¨ªa a una camada de tres cachorros y los expertos han observado que es muy raro que salgan adelante m¨¢s de dos cr¨ªas en la naturaleza. Garfio fue capturado con tres a?os en la misma sierra y en el mismo a?o para ser incorporado al plan de cr¨ªa en cautividad. Ella, nerviosa y malencarada al principio de llegar al centro de El Acebuche, en el parque nacional de Do?ana; compensa sus escasas dotes para la caza con una gran capacidad de adaptaci¨®n. ?l, un apuesto macho noblote, a pesar de su nombre de pirata, de gran confianza en s¨ª mismo y enorme paciencia, como demostr¨® seduciendo el invierno pasado a la loca de Esperanza, recogida del campo de Do?ana con s¨®lo cinco d¨ªas y criada a biber¨®n en el zoo de Jerez de la Frontera.
El equipo de personas encargado de poner en marcha este delicado y complicado plan de cr¨ªa en cautividad del lince ib¨¦rico (Lynx pardinus) hab¨ªa depositado muchas ilusiones en Garfio desde el principio. Fue el primer macho que lleg¨® a El Acebuche; un d¨ªa de Nochevieja, el 31 de diciembre de 2003.
Un a?o despu¨¦s, a mediados de diciembre, Garfio comenz¨® a maullar reclamando a las hembras. El 10 de enero, Sali y Esperanza tambi¨¦n iniciaron los maullidos, dando a entender que estaban preparadas.
Garfio ya conoc¨ªa a Esperanza. En febrero del a?o pasado mantuvieron un idilio y compartieron habit¨¢culo 15 d¨ªas. En los dos meses siguientes al encuentro, Esperanza aument¨® su apetito y comenz¨® a utilizar el caj¨®n paridera. Tuvo un embarazo psicol¨®gico.
Este pasado invierno, una hembra de gran expresividad y un a?o m¨¢s joven le iba a arrebatar su macho. Garfio enseguida mostr¨® sus preferencias por Sali, que quiz¨¢ le oliera m¨¢s al monte bajo de Sierra Morena, su tierra natal.
El 18 de enero se formaliz¨® el noviazgo. El 21 estuvieron todo el d¨ªa muy juntos, incluso durmieron muy cerca. El 24 fue una noche preciosa y blanca, de mucho fr¨ªo y luna llena. Sali qued¨® pre?ada en estos encuentros. Ah¨ª termin¨® la misi¨®n paternal de Garfio. Ah¨ª termin¨® su compromiso con la familia.
Y en pleno estallido de primavera, el 28 de marzo al atardecer, 64 d¨ªas despu¨¦s de la primera c¨®pula, Sali trajo al mundo de El Acebuche tres preciosos cachorros. Esperanza volvi¨® a dar este invierno altos niveles de progesterona; otro a?o sola, con embarazo psicol¨®gico.
En esos momentos, el planeta felino de El Acebuche estaba integrado por 10 linces (cuatro machos y seis hembras, tres de ellas en edad reproductora); en el zoo de Jerez habitan otras dos hembras y un macho, los tres de poco m¨¢s de un a?o de edad, listos para sumarse al plan de cr¨ªa en cautividad (programa de conservaci¨®n ex situ lo llaman los bi¨®logos; para diferenciarlo de todas las actuaciones en la naturaleza, in situ, encaminadas a salvar esta especie, ahora la m¨¢s emblem¨¢tica de la fauna ib¨¦rica amenazada).
Astrid Vargas, directora de este programa, cuenta el gran cambio que ha dado Sali con la maternidad: "Se ha tranquilizado mucho, ha mejorado sus dotes de caza y se comporta como una madraza, dando de mamar y acicalando a sus cachorros con cuidado desde el primer instante. Nos hab¨ªamos preparado a fondo; hicimos un taller de veterinaria sobre partos complicados, hicimos hasta pr¨¢cticas con un mu?eco, previendo cualquier contratiempo. Nos hab¨ªan advertido de que entre los felinos salvajes criados en cautividad, en el 50% de las madres primerizas se producen casos de canibalismo, por estr¨¦s o falta de experiencia. Pero todo fue bien".
El equipo estaba loco de contento con la respuesta de Sali y Garfio, y sus tres peque?os, bautizados como Brezo, Brisa y Brezina. Se ha acordado poner a las cr¨ªas nombres que comiencen por la misma letra seg¨²n el a?o y por orden alfab¨¦tico; los nombres de los que nazcan en 2006 empezar¨¢n por C, y los de 2007, por D; los cachorros capturados en oto?o de 2004 para incorporarlos al programa tienen la inicial A: Aliaga, Adelfa, Almoradux, Artemisa y Alhucemas. Sali eligi¨® para el alumbramiento un caj¨®n adaptado a un tronco hueco situado en medio del cercado de 550 metros cuadrados en el que vive y que imita su h¨¢bitat natural, una aproximaci¨®n al bosque mediterr¨¢neo con lentisco, jaguarzo, aliagas, acebuche y algunos pinos; prefiri¨® ese tronco a las parideras cerradas, artificiales, acondicionadas para facilitar cobijo e intimidad a los animales.
Se les dej¨® tranquilos. En las primeras semanas no hubo intervenci¨®n humana ("actuaciones invasivas" las llaman los bi¨®logos) en el desarrollo de los peque?os. El objetivo es doble: aprender lo m¨¢ximo con la m¨ªnima intervenci¨®n posible y conseguir animales que se comporten del modo m¨¢s natural posible, sin problemas para desarrollar posteriormente una vida en libertad. Por supuesto, nada de biberones, nada de visitas de c¨¢maras y periodistas que les estresan. Por ese motivo, el de preservar la vida privada de la nueva familia, las fotograf¨ªas de este reportaje han sido facilitadas por el Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Andaluc¨ªa (instituciones que avalan este programa ex situ). Nada de paparazzi. Necesitan tranquilidad. Hasta que los peque?os no contaban 22 d¨ªas no actu¨® el ser humano; entonces se entr¨® para conocer el sexo de los cachorros y pesarlos. Brezo dio 810 gramos. Brezina, 790. Brisa, 610.
Y hasta que no cumplieron 28 d¨ªas no se les hizo el primer retrato. Ah¨ª los tres, como peluches, asomados en la corcha, Brezo, Brisa y Brezina. Toda una primicia, a la que se dedic¨® gran despliegue informativo. Qu¨¦ lindos gatitos. Vida familiar feliz, con Sali comiendo tras el parto hasta tres conejos diarios, que sus cuidadores le suelen soltar vivos, para que no pierda el instinto depredador. La dieta de un lince en libertad se compone en un 90% de conejo, generalmente uno diario, plato que puede completar con perdices, codornices?
Los cuatro, c¨®modos y satisfechos. Y los criadores, enormemente contentos. Detr¨¢s de los grandes gatos manchados hay un equipo preparado y cosmopolita: Astrid Vargas, de madre espa?ola y padre puertorrique?o, que ha conseguido un gran ¨¦xito en su carrera, la salvaci¨®n del tur¨®n de patas negras en EE UU; quedaban s¨®lo 10 (seis en cautividad y cuatro en la naturaleza), y ella y su equipo lograron que nacieran 5.000 en cautividad en 15 a?os, de los que soltaron m¨¢s de 2.000 en 10 ¨¢reas distintas; luego, Vargas ha trabajado con lemures en Madagascar y en la creaci¨®n de una reserva en la zona norte de esta isla. Juana Bergara, cuidadora principal de los linces, uruguaya criada en Suecia, con amplia experiencia en la cr¨ªa de felinos. Fernando Mart¨ªnez, veterinario curtido con el gato mont¨¦s. Luis D¨ªez Klink, un todoterreno que lleva la parte t¨¦cnica y administrativa y ha trabajado en EE UU, Tanzania y Rep¨²blica Dominicana. Jos¨¦ Rodr¨ªguez Llanes, veterinario encargado de estudiar el comportamiento de los linces a partir de exhaustivos listados de lo que hacen las 24 horas. Y David Rodr¨ªguez, el bi¨®logo voluntario m¨¢s fijo, incansable y apasionado.
El Acebuche es el 'Gran Hermano' felino. Nada menos que 24 c¨¢maras vigilan los movimientos de los 12 animales, d¨ªa y noche, pues est¨¢n dotadas con infrarrojos. Seis de esas c¨¢maras se centran en la nueva familia; dos son c¨¢maras robotizadas, con un potente zoom y giro de 360 grados, que permiten, mediante control remoto, enfocar con detalle a los lincitos en cualquier rinc¨®n. Continuamente hay una persona observando lo grabado para advertir cualquier anomal¨ªa y anotar lo que pasa. Es la manera de aprender lo m¨¢ximo posible del comportamiento de estos esquivos animales. Para satisfacer la curiosidad del p¨²blico, lo m¨¢s interesante se emite en directo en una pantalla colocada en el centro de recepci¨®n de El Acebuche, a unos centenares de metros de distancia, uno de los principales puntos de encuentro de los visitantes del parque nacional de Do?ana. Gran Hermano.
No era de extra?ar tanta alegr¨ªa en el equipo: por primera vez se lograba la cr¨ªa en cautividad de linces ib¨¦ricos. Por otra parte, es la ¨²nica de las cuatro especies de linces que no se hab¨ªa reproducido hasta ahora as¨ª, entre vallas. Las otras tres son el lince euroasi¨¢tico o boreal (Lynx lynx), el rojo (Lynx rufus) y el canadiense (Lynx canadensis). Tan bien se reproducen esas otras especies, que algunos zool¨®gicos europeos y americanos incluso han tenido que recurrir a m¨¦todos anticonceptivos para frenar su expansi¨®n. Pero en el lince ib¨¦rico, Brisa, Brezo y Brezina son una novedad, una exclusiva absoluta. El gran gato ib¨¦rico es adem¨¢s el m¨¢s desafortunado de toda la familia lincera. Tiene el triste t¨ªtulo de ser el felino m¨¢s amenazado del mundo, seg¨²n la UICN (Uni¨®n Mundial para la Naturaleza). Mientras que las otras tres especies no est¨¢n globalmente amenazadas, e incluso se permite su caza y comercio regulado de pieles (s¨®lo en Rusia viven 40.000 linces boreales), del nuestro, para muchos el m¨¢s guapo de cara, el de rasgos mejor dibujados, quedaba s¨®lo un millar a finales de los a?os ochenta, y ahora se calcula que la poblaci¨®n ha entrado ya en el l¨ªmite de lo viable: entre 150 y 200 ejemplares, distribuidos -aparte de que pueda haber alg¨²n animal suelto en otra comunidad o Portugal- en dos n¨²cleos separados, Do?ana y Sierra Morena. Cantidad tan exigua es ya el filo mismo de la extinci¨®n. Adem¨¢s, siguen muriendo por atropellos de forma preocupante: el pasado septiembre cay¨® un ejemplar junto a Do?ana; en abril, otro en And¨²jar.
Se ha llegado a una situaci¨®n tan desesperada a pesar de que el Ministerio de Medio Ambiente ha invertido en la conservaci¨®n del lince unos 16 millones de euros entre 2000 y 2005; y el presupuesto global de la Junta de Andaluc¨ªa, apoyada por fondos LIFE europeos, para estos proyectos desde el a?o 2000 ha ascendido hasta 14 millones de euros. Treinta millones en total, la mayor¨ªa de los cuales se han destinado a labores de mejora de h¨¢bitat y protecci¨®n de las dos poblaciones existentes.
Tras muchos a?os de desacuerdos, borradores, planes, zancadillas, comisiones para coordinar otras comisiones, enfrentamientos institucionales y personales, por fin en junio de 2003 el Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Andaluc¨ªa firmaron un acuerdo; en noviembre de 2003, Astrid Vargas se traslad¨® con su familia a vivir a Matalasca?as, junto a Do?ana, y a comienzos de 2004 echaba efectivamente a andar el programa de cr¨ªa en cautividad del lince, aunque ya se hab¨ªan hecho varios intentos desde 1992, a?o en el que se construyeron las instalaciones de cr¨ªa. El plan part¨ªa con un principio claro: trabajar en sinton¨ªa con la mejora del h¨¢bitat y de las poblaciones en libertad, algo en lo que siempre insisti¨® el gran experto de linces ib¨¦ricos, el conocido bi¨®logo Miguel Delibes.
Cuando la poblaci¨®n es adem¨¢s tan peque?a, otro gran riesgo para el futuro de la especie es la consanguinidad, la escasa variabilidad gen¨¦tica. Por eso, Vargas insiste mucho en que el programa de cr¨ªa pone especial cuidado en mantener esa diversidad y en evitar la domesticaci¨®n; as¨ª es como se prepara una especie para que salgan ejemplares sanos y enfrentarse a los peligros de la naturaleza, especialmente epidemias. El equipo de expertos ha calculado que para mantener un 85% de la diversidad ahora existente durante 30 a?os necesitan contar con 60 ejemplares aptos para reproducirse. Ahora tienen 13 m¨¢s dos cachorros. El plan -seg¨²n lo acordado por la comisi¨®n bilateral del Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Andaluc¨ªa- es capturar cuatro cachorros cada a?o, dos en Do?ana y dos en Sierra Morena, durante un lustro. Suman 20, m¨¢s todos los que vayan naciendo en cautividad, que se ir¨¢n quedando en los cercados hasta completar el n¨²mero m¨¢gico de 60 ejemplares fundadores.
Para acoger a todos estos linces, aparte de El Acebuche y el zoo de Jerez, se van a construir dos centros m¨¢s; la Junta de Andaluc¨ªa tiene muy avanzadas las obras de uno de ellos, en La Aliseda (Ja¨¦n), que en oto?o estar¨¢ ya preparado para recibir animales; el otro est¨¢ a¨²n por decidir, aunque se quiere implicar a algunas de las otras administraciones en cuyos territorios campeaba el lince hasta hace poco y est¨¢n interesadas en invertir para que este emblema de la fauna ib¨¦rica vuelva a su territorio, como pueden ser Castilla-La Mancha, Extremadura o Portugal. A esta red se unir¨¢n varios centros asociados m¨¢s que, al estilo del zoo de Jerez, no se dedican exclusivamente al lince, pero se comprometen con su recuperaci¨®n. El m¨¦todo principal para conseguir animales del campo ser¨¢ la retirada de terceros y cuartos cachorros de camadas m¨²ltiples antes de que cumplan mes y medio, porque la experiencia dice que es muy complicado que salgan adelante m¨¢s de dos.
Eso es precisamente lo que sucedi¨® en El Acebuche. La tragedia reptaba silenciosa por Do?ana el 11 de mayo. Y nadie se hab¨ªa percatado de ello. Algo rompi¨® la felicidad en la familia de Sali. Esa noche, los tres cachorritos retozaban divertidos. Pero, de repente, a las doce y cuarto, Brezo y Brezina cambiaron los juegos por agresiones; la madre se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y corri¨® hacia ellos para intentar separarlos. Pero el incidente se produjo con tal rapidez, que ni siquiera Sali lleg¨® a tiempo para evitar el desastre. Brezo hab¨ªa matado a Brezina de una mordedura en la garganta, y ¨¦l mismo qued¨® malherido. El estr¨¦s del equipo se dispar¨®. No entend¨ªan nada. Un caso inesperado de cainismo, cuando todo parec¨ªa placidez. ?Ser¨ªa ¨¦sta la causa de que en la naturaleza no crecieran m¨¢s de dos cachorros? ?Por qu¨¦ se matan entre ellos?
Desanimados y confusos, los t¨¦cnicos retiraron inmediatamente de la zona de reproducci¨®n al ejemplar herido para curarle. Sali continu¨® cuidando a Brisa, pero en un estado evidente de nerviosismo. Ella entend¨ªa a¨²n menos. De tres hijitos, hab¨ªa pasado a uno solo. "De una situaci¨®n id¨ªlica", cuenta Astrid, "pasamos a una crisis enorme, con una madre muy nerviosa". ?Qu¨¦ hac¨ªan ahora? ?Manten¨ªan separados los dos cachorros permanentemente, para que el asesino no agrediera a la otra hembra?, ?volv¨ªan a juntarlos, una vez que estuviera curado?
La salida lleg¨® en clave rusa. El investigador Sergey Naidenko, que trabaja con una subespecie de lince boreal en el zoo de Mosc¨² y es un especialista en comportamiento agon¨ªstico (de lucha) de estos felinos, tiene comprobado que los cachorros atraviesan un pico de agresividad entre los d¨ªas 33? y 61? despu¨¦s del nacimiento. Que no saben controlarse ni interpretar el lenguaje de sus hermanos, sobre si sienten da?o o se rinden o quieren seguir jugando o se est¨¢n enfadando durante las luchas para establecer jerarqu¨ªas.
Eso parece que pas¨® con Brezo y Brezina. Ten¨ªan 44 d¨ªas.
Para adelantarse a nuevas sorpresas, el equipo de Vargas prepara un viaje a Mosc¨² para reforzar la colaboraci¨®n con Naidenko. Vargas, que ahora habla con ¨¦l cada dos o tres d¨ªas, explica que nadie hab¨ªa reparado en Naidenko porque sus observaciones cient¨ªficas se publican en ruso, y, tal como est¨¢ el mundo, lo que no sale en ingl¨¦s poca trascendencia internacional adquiere.
?Pero qu¨¦ hac¨ªan con el agresivo Brezo? Siguieron las instrucciones del experto ruso y extremaron las precauciones. A partir de entonces, doble vigilancia: una persona ante las c¨¢maras las 24 horas del d¨ªa; otra, en la torre de control de los cercados, para poder presentarse r¨¢pidamente en el lugar del incidente. Y si pasa algo raro, las instrucciones son muy concretas: se les enchufa la manguera de agua. De hecho, unos d¨ªas despu¨¦s, durante un rato que pasaron juntos, Brezo y Brisa se enzarzaron en otra pelea. Saliega supo actuar; aqu¨ª estuvo r¨¢pida e intuitiva, y enseguida les separ¨®; un cuidador la ayud¨® echando a los peque?os un cubo de agua fr¨ªa.
Se dise?¨® un plan para juntar a los hermanitos poco a poco, y que Sali pudiera estar tanto con uno como con otro. Cada paso, con especial tiento.
El 24 de mayo, coincidiendo con la visita de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y la consejera de Medio Ambiente de Andaluc¨ªa, Fuensanta Coves -las madrinas de los lincitos; junto a la ex ministra del PP de Medio Ambiente, Elvira Rodr¨ªguez, que fue quien por fin firm¨® el acuerdo para dar el empuj¨®n definitivo a la cr¨ªa en cautividad-, se comunic¨® que Saliega, Brezo y Brisa volv¨ªan a hacer vida en com¨²n durante el d¨ªa. Pero, por la noche, alerta: los cachorros seguir¨ªan separados, disfrutando por turnos de su madre. As¨ª, los t¨¦cnicos se aseguraban de que Sali estaba tranquila y los cachorros jugaban sin pasar a mayores.
Astrid recuerda como un momento especialmente emocionante cuando le devolvieron a Brezo herido a Sali, 36 horas despu¨¦s del ataque; lo cari?osa y contenta que lo acogi¨®, con cu¨¢nto instinto animal, con cu¨¢nto gorjeo de j¨²bilo. Inmediatamente lo marc¨® me¨¢ndolo entero, que es su forma de decir eres m¨ªo, llevas mi olor, as¨ª te controlo y no te me vas a volver a perder. Claro que los bi¨®logos hab¨ªan puesto buen cuidado para que Brezo no oliera a ser humano o a ambientes distintos a los del lince y el monte de pino y enebro; antes de devolv¨¦rselo a Sali lo untaron con orina y plantas que hab¨ªan recogido del cercado donde vive la gran gata.
El 5 de junio, D¨ªa Mundial del Medio Ambiente, cuando los cachorros contaban 70 d¨ªas, cuando ya el peligro del cainismo parec¨ªa haber pasado seg¨²n las interpretaciones rusas, pudo reconstruirse la familia rota, los tres volvieron a pasar juntos el d¨ªa y la noche en su finca de Do?ana. Brezo pesaba 2,4 kilos. Brisa, 2,2. Pero Astrid, Luis, Jos¨¦, David, Fernando, Juana trabajan en un constante sinvivir. El 9 de junio, otro susto.
Lo cuenta Astrid Vargas: "Parece ser que Brezo descubri¨® una serpiente entre los troncos y, ni corto ni perezoso, se puso a juguetear con ella. A pesar de que se les estaba vigilando con c¨¢maras y en directo, desde el propio campeo, observamos que Brezo, que estaba estupendamente, al poco presentaba una cojera patente. Separamos al cachorro de la camada para intentar determinar la causa de la cojera y evaluar si ten¨ªa algo roto. Fernando Sanz y Pablo L¨®pez, dos veterinarios que colaboran con el proyecto, se desplazaron hasta el centro para ayudar con el diagn¨®stico. Comprobamos que no ten¨ªa nada roto, pero no dimos con la causa de la cojera. Horas despu¨¦s vimos una culebra bastarda reptando ante las c¨¢maras. David Rodr¨ªguez entr¨® a por ella y la captur¨®, a¨²n mosqueada y arisca tras su enfrentamiento lincero. Brezo se recuper¨® en dos d¨ªas y, al menos, nos queda la tranquilidad de que ya ha aprendido a no meter la pata donde no debe? Tambi¨¦n hemos contactado con Juan Pablo G. de la Vega, un experto herpet¨®logo que nos est¨¢ ayudando a evitar la entrada de las serpientes m¨¢s peligrosas".
As¨ª, entre susto y susto, sue?o y sue?o, transcurre la vida de Brezo y Brisa, que ya hacen sus pinitos cazando conejos con la madre y, si no pasa nada raro desde el cierre de este reportaje, cumplir¨¢n 100 d¨ªas el pr¨®ximo mi¨¦rcoles.
Pero ellos nunca saldr¨¢n al campo. Ellos tendr¨¢n que quedarse en el cercado. Los planes son alcanzar esos 60 animales reproductores en 2010. Y a partir de ah¨ª comenzar las sueltas en libertad -entre 10 y 15 al a?o, son las previsiones- en territorios muy seleccionados, en los que previamente se haya trabajado para asegurar un h¨¢bitat adecuado para la supervivencia de los felinos.
Entonces, si la naturaleza quiere y el equipo de Astrid lo consigue, Brezo y Brisa tendr¨¢n ya cinco a?os (un lince en libertad vive entre 11 y 12), demasiado acostumbrados ya a vivir en 550 metros cuadrados. Ser¨¢n sus hijos, si la naturaleza quiere y el equipo de Astrid lo consigue, los que repueblen antiguos territorios linceros y cacen conejos en libertad.
Una 'web' recomendada por Astrid Vargas, directora del plan de cr¨ªa en cautividad: www.ellinceiberico.com.
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