Georgia en su mente

No le vale con haber grabado un estupendo homenaje a Ray Charles, el absolutamente recomendable That's what I say. Ten¨ªa que recordarnos que, sobre todas las cosas, es un guitarrista de jazz de alt¨ªsimos vuelos. Tampoco es que le costara demasiado convencernos. Tras su recital en Getxo, ¨²nico en suelo espa?ol este verano, hasta los sordos quedaron convencidos. Sencillamente apabullante. Sin ning¨²n tipo de cortapisas y en la mejor de las compa?¨ªas, Scofield tuvo todo el terreno a su favor para trazar la jugada a sus anchas, y no solo ¨¦l; tambi¨¦n Chris Potter, que, a su lado, se permiti¨® hacer lo que no hace cuando toca en otro tipo de contextos m¨¢s pac¨ªficos y cercanos al pop, frecuentados de habitual por el saxofonista. Cont¨® en ello el poderoso sustento r¨ªtmico que les proporcionaron a ambos solistas los extraordinarios Dennis Irwin, contrabajo, y Bill Stewart, bater¨ªa. Contundentes pero flexibles; el pulso firme y el swing, que no falte. En resumen: una secci¨®n r¨ªtmica casi perfecta.

Como versioneador de s¨ª mismo, en Groove elation, Right about now, Don't say no y Over big top, Scofield concilia las dos tendencias de la guitarra de jazz, la tradicional y la el¨¦ctrica, lleg¨¢ndose al punto intermedio donde est¨¢ la virtud y llega m¨¢s f¨¢cilmente el aplauso del respetable, tan dado a aplaudirlo todo y m¨¢s cuando se le ofrece un men¨² de degustaci¨®n tan variado y sustancioso. Arropado por los suyos, Scofield pudo entretenerse en trenzar prolijas improvisaciones, las cuales part¨ªan de la estratosfera psicod¨¦lica y terminaban por desembocar en el riff.