Los ultras presionan a Bush para que no ponga a Gonzales en el Supremo
El responsable de Justicia hispano no cuenta con el apoyo de la derecha m¨¢s radical
George W. Bush propondr¨¢ a un juez conservador para sustituir a Sandra Day O'Connor, la magistrada tambi¨¦n conservadora, pero moderada, que anunci¨® el viernes que dejaba el Supremo. El nuevo nombramiento debe ser confirmado por el Senado, en el que hay mayor¨ªa republicana, pero no suficiente como para evitar el filibusterismo, el bloqueo que impide votar al candidato. Antes de llegar a esa fase, la Casa Blanca debe decidir qu¨¦ tipo de perfil conservador va a proponer: la derecha m¨¢s radical ha advertido ya contra conservadores tibios, como el hispano Alberto Gonzales.
Tanto en esos grupos como en la izquierda m¨¢s ultra, las bater¨ªas est¨¢n listas para la gran batalla. La movilizaci¨®n equivale a una mini campa?a electoral, porque las decisiones del Supremo, el ¨®rgano constitucional, sobre las batallas culturales pendientes -desde la presi¨®n para limitar el derecho al aborto hasta el debate sobre las bodas gays, la separaci¨®n entre la Iglesia y el Estado o la eutanasia- marcar¨¢n, como ha ocurrido siempre, el terreno de juego pol¨ªtico y social de las pr¨®ximas generaciones.
"?Nombrar¨¢ Bush a un extremista que amenace nuestros derechos?", dice ya la publicidad del agresivo y econ¨®micamente potente conglomerado MoveOn, que ha llamado a la movilizaci¨®n. "No ha habido otro momento as¨ª desde la fundaci¨®n de este pa¨ªs, y el impacto de este nombramiento y de los pr¨®ximos cambiar¨¢ el rostro de Am¨¦rica, para bien o para mal", advierte Bruce Hausknecht, de Focus on the Family Action, uno de los grupos ultraconservadores.
La movilizaci¨®n del republicanismo m¨¢s radical quiere evitar que este nombramiento -o el pr¨®ximo, porque el presidente del Supremo, William Rehnquist, tiene c¨¢ncer- recaiga en Alberto Gonzales, responsable de Justicia. El presidente, aparte de ser amigo y admirador suyo, cree que situar al primer hispano en el Supremo reforzar¨ªa la creciente popularidad republicana en el voto latino. Pero para los m¨¢s extremistas, Gonzales no es de fiar, porque de sus fallos judiciales se desprende que defiende el derecho al aborto y la discriminaci¨®n positiva. Una representaci¨®n de estos grupos, seg¨²n The New York Times, se ha reunido con el jefe de gabinete de Bush para hacerle llegar el mensaje. Si el presidente quiere un juez hispano "que nombre a Emilio Garza, un verdadero conservador", a?ade el diario, citando al reverendo Miguel Rivera, l¨ªder de los evang¨¦licos latinos.
"Muchos de los que hablan no tienen informaci¨®n", dijo ayer Gonzales, que no dio pistas: "Estoy concentrado en lo que hago y contento en mi puesto". En las tertulias televisivas, el debate ocup¨® la pista central: "Habr¨¢ o no filibusterismo dependiendo de qui¨¦n sea el candidato", anticip¨® el senador dem¨®crata Joe Biden. El republicano Lindsay Graham confi¨® en que "no haya reparos ideol¨®gicos con ning¨²n candidato". Arlen Specter, presidente del comit¨¦ que dirigir¨¢ la discusi¨®n, pidi¨® rebajar la ret¨®rica y dijo que la movilizaci¨®n es "contraproducente" y que Bush nombrar¨¢ "a alguien que est¨¦ en posiciones mayoritarias".
La clave es que los miembros del Supremo son vitalicios: "Los fundadores tomaron esta decisi¨®n para afianzar la independencia del poder judicial, para que los magistrados no se deban a nadie; una buena idea en EE UU, como prueban Brown vs Board of Education
[el fallo del Supremo de 1954 que desmantel¨® la segregaci¨®n racial en los centros de ense?anza], Miranda vs Arizona
[la decisi¨®n de 1966 que obliga a la polic¨ªa a leer sus derechos a los detenidos] o Roe vs Wade [la sentencia de 1973 que garantiza el derecho al aborto]. El Supremo hace lo que las c¨¢maras no est¨¢n dispuestas a hacer, toma decisiones impopulares o pol¨¦micas", recuerda el abogado de Washington David Vidal Cordero, que a?ade: "La preocupaci¨®n de los ultras es que se nombre a una persona que no sea lo suficientemente conservadora como para que en alg¨²n momento tome una decisi¨®n de gran impacto. Los que quieren revocar Roe vs Wade luchan contra Gonzales, independientemente de que sea popular por ser hispano".
Por una parte, Bush tiene ahora las manos m¨¢s libres que hace un a?o, porque ya no pasa por las urnas. "Pero tambi¨¦n tiene que tener en cuenta a qui¨¦n debe la presidencia, y no le va a resultar f¨¢cil desagradar a los m¨¢s conservadores, que tienden a ser los m¨¢s activos, y poner en peligro la candidatura de su sucesor", apunta Vidal Cordero. Este peligro no se refiere s¨®lo a 2008: dentro de a?o y medio hay legislativas, y la amenaza es expl¨ªcita, como se?ala en Newsweek Manuel Miranda, l¨ªder de Third Branch Conference, otra coalici¨®n extremadamente conservadora: "Si el presidente es tan idiota como para nombrar a Gonzales, se encontrar¨¢ con una base dividida que repercutir¨¢ en las elecciones de 2006".
Una nueva campa?a electoral
El ¨¢spero enfrentamiento entre republicanos y dem¨®cratas no acab¨® el pasado 2 de noviembre con la reelecci¨®n de George W. Bush. La polarizaci¨®n de la clase pol¨ªtica se mantuvo latente y estall¨® en mayo, cuando la mayor¨ªa republicana en el Senado -que deber¨ªa ser el marco de moderaci¨®n y encuentro de adversarios, al rev¨¦s de la C¨¢mara, territorio de batallas partidistas- estuvo a punto de hacer saltar por los aires el filibusterismo, el bloqueo de leyes y nombramientos por parte de la minor¨ªa.
Ahora, la sustituci¨®n de Sandra O'Connor presagia una pelea sin cuartel. "Una nominaci¨®n judicial no es una campa?a pol¨ªtica, y no deber¨ªa ser tratada como tal", editorializa, sin hacerse grandes ilusiones, The Washington Post: "Decimos esto con la esperanza de que los cuarteles generales de los partidos se cierren y que la atm¨®sfera de campa?a d¨¦ paso a un debate serio sobre -y con- el eventual candidato. Pero es algo que no ocurrir¨¢". Anticip¨¢ndolo, Stephen Carter, catedr¨¢tico de Derecho de Yale, escribe en The New York Times que "los mal intencionados idealistas de derecha e izquierda llevan a?os esperando este momento".
El tribunal est¨¢ equilibrado: tres jueces muy conservadores, cuatro liberales y dos que fluct¨²an (una era O?Connor). Los republicanos quieren que el dominio que tienen en el Ejecutivo y el Legislativo se reproduzca en el Poder Judicial. Los dem¨®cratas tratan de frenar el intento con todos los medios. En la pelea hay hasta un ajuste de cuentas: los dem¨®cratas lograron cargarse el nombramiento del juez Robert Bork el 23 de octubre de 1987, "un d¨ªa de infamia para los conservadores", como escribe en el Daily Standard, parafraseando a Roosevelt, William Kristol, que cree que "ahora, 18 a?os m¨¢s tarde, Bush tiene la oportunidad de superar aquella derrota".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.