La desintegraci¨®n de los prejuicios
Los p¨²blicos de la ¨®pera suelen estar en estado de alerta, o al menos de suspicacia, ante las previsibles innovaciones esc¨¦nicas en sus t¨ªtulos preferidos. La flauta m¨¢gica es, en ese sentido, una ¨®pera intocable. En gran parte de los casos la realidad pone las cosas en su sitio y los temores dejan paso incluso al entusiasmo. Recu¨¦rdese, por ejemplo, la favorable reacci¨®n del p¨²blico del Liceo de Barcelona ante Katia Kabanova, de Jan¨¢cek, en la versi¨®n esc¨¦nica de Christoph Marthaler, que ven¨ªa precedida de una sonora bronca o, si se prefiere, excitada divisi¨®n de opiniones, en el Festival de Salzburgo, o los v¨ªtores generalizados en el teatro de la Zarzuela de Madrid ante el ¨²nico espect¨¢culo oper¨ªstico de La Fura y Plensa visto hasta ayer en Madrid -El martirio de San Sebasti¨¢n, de Debussy- con reacciones no precisamente un¨¢nimes en las primeras plazas en que se represent¨®.
En las v¨ªsperas del estreno del montaje mozartiano de La Fura dels Baus en la Jahrhunderthalle de Bochum, de la Cuenca del Ruhr, el 7 de septiembre de 2003, tambi¨¦n hab¨ªa preocupaci¨®n en el ambiente, intensificada, si cabe, al tratarse La flauta de una de las se?as de identidad de la ¨®pera alemana. Se disiparon de inmediato los malos augurios ante la calidad escenogr¨¢fica, pl¨¢stica y musical de la propuesta y, en los saludos finales, hubo m¨¢s de diez minutos de aplausos con los espectadores puestos en pie. Ni una sola protesta. Hab¨ªa hasta quien aceptaba esta visi¨®n esc¨¦nica de La flauta como un complemento natural del ¨²ltimo gran montaje de esta ¨®pera en Centroeuropa, el de Achim Freyer en Salzburgo y Hamburgo. "Es m¨¢s dif¨ªcil la desintegraci¨®n de un prejuicio que la de un ¨¢tomo", dec¨ªa Einstein. Pues bien, los prejuicios hab¨ªan saltado por los aires.
Sensibilidad
En Par¨ªs, el pasado enero, al presentarse en La Bastilla este montaje, la comuni¨®n entre espect¨¢culo y p¨²blico no fue tan afortunada, aunque las 28.000 entradas disponibles se agotaron en un abrir y cerrar de ojos. La divisi¨®n de opiniones se impuso con pasi¨®n. Para echar m¨¢s le?a al fuego, Le Monde se descolg¨® con una cr¨ªtica furibunda y agresiva contra la propuesta teatral. ?Hay tanta diferencia de sensibilidad entre Francia y Alemania? ?No le sentar¨ªa bien al montaje el cambio de un espacio industrial por un teatro convencional? ?O es que el p¨²blico alem¨¢n est¨¢ m¨¢s acostumbrado y es m¨¢s abierto a todo este tipo de aventuras?
En el Teatro Real, los ensayos generales de los dos repartos vocales se han saldado con ¨¦xitos apote¨®sicos, especialmente en la parte esc¨¦nica. Y es que esta Flauta es m¨¢gica a su manera. Y ello sin entrar en el cambio de texto con la introducci¨®n del tono filos¨®fico de Argullol. Es importante la expectaci¨®n que ha levantado el montaje, con las localidades de las doce representaciones pr¨¢cticamente agotadas y multitud de conversaciones sobre ¨®pera en los lugares m¨¢s insospechados. Solamente por esta agitaci¨®n ya vale la pena la programaci¨®n de un montaje que, por cierto, supone la despedida de Emilio Sagi como director art¨ªstico del Real.
Babelia
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