El peligro de enredarse con asuntos de la CIA
Un juez estadounidense decidir¨¢ hoy si condena a dos periodistas por no revelar la fuente que filtr¨® el nombre de una esp¨ªa
Un juez federal deber¨ªa decidir hoy si env¨ªa cuatro meses a la c¨¢rcel y multa a dos periodistas que se niegan a cooperar con un gran jurado (encargado del juicio preliminar) que investiga una filtraci¨®n. La filtraci¨®n, que procedi¨® de las altas esferas del Gobierno, llev¨® a identificar por su nombre a una mujer, Valerie Plame, que era agente secreto de la CIA. Uno de los elementos m¨¢s desconcertantes del caso es que nadie sabe si el periodista que escribi¨® el art¨ªculo que est¨¢ en el origen del caso, Michael Novack, ha sido citado a declarar, porque ni ¨¦l ni el gran jurado ni el juez lo han revelado, aunque todo parece indicar que as¨ª ha sido y que se mantiene en secreto.
Y la paradoja es que ninguno de los dos periodistas amenazados tuvo que ver, en origen, con la publicaci¨®n de lo filtrado, que el semanario Newsweek ha atribuido a Karl Rove, principal asesor pol¨ªtico del presidente Bush.
Mientras tanto, Valerie Plame se incorpor¨® a su puesto en la Agencia hace cinco semanas, despu¨¦s de un a?o sab¨¢tico, seg¨²n revel¨® su marido, el ex diplom¨¢tico Joseph Wilson, a The New York Times.
Los periodistas Judith Miller, de The New York Times, y Matt Cooper, de la revista Time, han pedido al juez, Thomas Hogan, la posibilidad de cumplir arresto domiciliario o, en el peor de los casos, ir a determinados centros. Las dos situaciones son distintas: Cooper escribi¨® sobre el objeto de la investigaci¨®n; Miller nunca lo hizo, se limit¨® a hacer algunas preguntas.
Compromiso
La periodista ha dicho que, le ocurra lo que le ocurra, no hablar¨¢ de sus fuentes. Cooper ha dicho lo mismo, pero la revista Time entreg¨® la semana pasada notas y documentos a los investigadores en los que, seg¨²n el periodista, se revela la identidad de las fuentes y lo que le dijeron. A la vista de esta informaci¨®n, que la revista explica diciendo que "cumplir la ley est¨¢ por encima del compromiso de confidencialidad", el juez tomar¨¢ su decisi¨®n. Hogan consider¨® el pasado a?o que Miller y Cooper incurr¨ªan en desacato al no querer revelar sus fuentes; los periodistas recurrieron en dos ocasiones, sin ¨¦xito. El lunes de la pasada semana, el Tribunal Supremo rechaz¨® hacerse cargo del caso, con lo que dej¨® todo en manos del juez.
Hace dos a?os, el 14 de julio de 2003, el columnista conservador Michael Novack descubri¨® en The Washington Post la identidad de Valerie Plame, agente de la CIA y casada con el diplom¨¢tico Joseph Wilson. Wilson pens¨® que alguien de la Casa Blanca se lo hab¨ªa dicho a Novack con la intenci¨®n de vengarse de ¨¦l, porque hab¨ªa denunciado p¨²blicamente unos d¨ªas antes, en un art¨ªculo publicado en The New York Times, que el Gobierno hab¨ªa ocultado su informe -en una misi¨®n que le encarg¨® la CIA- sobre la inexistencia de pruebas de que el r¨¦gimen de Sadam Husein hab¨ªa intentado conseguir uranio en N¨ªger.
El caso tiene importancia porque pone de nuevo en primer plano la tensi¨®n entre el poder y la prensa a la hora de revelar las fuentes de una informaci¨®n; en 49 Estados, incluido el Distrito de Columbia, hay leyes que protegen a los periodistas y les respaldan cuando no descubren sus fuentes, pero esas leyes no cubren la instancia federal. Pero la vertiente pol¨ªtica es m¨¢s notable: revelar la identidad de un agente secreto es un delito federal que puede estar castigado hasta con 10 a?os de c¨¢rcel. El abogado de Karl Rove ha dicho que una cosa es que el asesor hablara con periodistas y otra que fuera ¨¦l el que filtr¨® el nombre de Valerie Plame, cosa que niega.
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