La pesadilla de Lula
La profunda crisis del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil parece no tocar fondo, al tiempo que el prestigio de su m¨¢ximo l¨ªder y presidente del pa¨ªs, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, se deteriora por momentos. Las probabilidades de que ¨¦ste aspire a la reelecci¨®n en las presidenciales de octubre del a?o pr¨®ximo se han reducido al m¨ªnimo. Nadie culpa directamente al mandatario por las corruptelas de su formaci¨®n, pero s¨ª por su incapacidad para frenarlas o incluso por justificarlas indirectamente. En cualquier caso, lo que s¨ª parece cierto es que se ha desvanecido la ilusi¨®n que muchos brasile?os sintieron con su llegada al poder en enero de 2003 y que creyeron que con Lula se iniciaba una regeneraci¨®n de la pol¨ªtica en la naci¨®n m¨¢s populosa de Am¨¦rica Latina.
Toda la c¨²pula dirigente del PT se ha visto manchada en el soborno de diputados y uso indebido de fondos de empresas estatales. El secretario general y el tesorero ya han dimitido y es casi seguro que a ellos les siga el presidente del partido. La gravedad del c¨¢ncer se hab¨ªa apreciado a mediados de junio con la salida forzosa del ministro de la Casa Civil, Jos¨¦ Dirceu -un puesto equivalente en la pr¨¢ctica a primer ministro-, considerado como el hombre de m¨¢xima confianza de Lula. Las denuncias de corrupci¨®n eran bien conocidas, pero fueron sustanciadas en el Parlamento por el diputado Roberto Jefferson, l¨ªder de uno de los partidos aliados del Gobierno. Un famoso publicista puede estar tambi¨¦n envuelto en la trama de pagos irregulares a congresistas y haberse beneficiado de favores de varias empresas p¨²blicas, entre ellas las compa?¨ªas de correos y seguros.
Una pasmosa zafiedad ha imperado en las operaciones de pagos mensuales destinadas a diputados de los partidos aliados del PT, as¨ª como a alentar la fuga de otros de formaciones de la oposici¨®n. El partido de Lula acapar¨® al m¨¢ximo todas las carteras ministeriales. El jefe del Estado anunci¨® hace dos semanas una serie de medidas contra la corrupci¨®n y ha prometido un reajuste de gobierno para dar entrada a figuras independientes.
La prensa local dice que es poca cura para extirpar tan enorme tumor. La izquierda de su partido le acusa de haberse olvidado de los compromisos con los m¨¢s desfavorecidos. La oposici¨®n parece dispuesta a abrir un proceso de enjuiciamiento contra el presidente a menos que ¨¦ste renuncie a presentarse a la reelecci¨®n. Ir¨®nicamente, los ¨²nicos que cruzan los dedos para que la alternativa no sea algo peor son los empresarios, satisfechos con el resultado positivo que el programa de Lula ha tenido para la econom¨ªa y aterrados con lo que puede ser un futuro sin ¨¦l.
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