Un proyecto ambicioso

El pianista valenciano Albert Sanz (1978) present¨® el disco El Fabulador, un proyecto encargado por el Institut Valenci¨¤ de la M¨²sica con motivo del Festival de X¨¢bia del verano pasado. Con respecto a su estreno y a la grabaci¨®n, han variado la r¨ªtmica y el trompetista. Pero el resultado es similar. Se trata de una apuesta muy ambiciosa y nada habitual dentro de los par¨¢metros del jazz. Sanz ha intentado abordar una escritura compleja, ejecutada por un amplio conjunto instrumental sui generis. Subyace una aprehensi¨®n de ciertos procedimientos de la m¨²sica cl¨¢sica, que remite a la Third Stream. Aquella corriente intent¨® aunar el jazz y la m¨²sica culta europea, en obras de John Lewis o Gunther Schuller.

En un camino tan arriesgado, es l¨®gico que los resultados no siempre est¨¦n logrados. En algunas piezas, la escritura orquestal est¨¢ poco contrastada y no aprovecha la diversidad instrumental. Los un¨ªsonos y las l¨ªneas pecan, a veces, de excesiva uniformidad y falta de diversificaci¨®n. Y, en momentos puntuales, hay ca¨ªdas de swing. Pero, en otros, como en Racha, Sanz ha creado un atractivo sustrato sonoro, bien delineado mel¨®dicamente, que envuelve y arropa el l¨ªrico solo del trompetista Voro Garc¨ªa. El conocido bolero La Barca es interpretado con desgarro por su madre Mamen Garc¨ªa y el obbligato del trombonista Toni Belenguer prolonga adecuadamente el tono melanc¨®lico imperante. Adem¨¢s, Sanz present¨® otra composici¨®n propia, La Petite, y un blues de su padre, el m¨²sico Vicente Sanz Biosca. Adem¨¢s del propio l¨ªder, los tenores Joaqu¨ªn Vercher y Vicente Maci¨¢n se mostraron fogosos, explotando la inmensa herencia de Coltrane. Y Perico Sambeat siempre suele ser una garant¨ªa de buen hacer e inteligencia musical. En cierta manera, ¨¦l ha tutelado a la nueva generaci¨®n de j¨®venes jazzistas valencianos. Los frutos ya est¨¢n ah¨ª. Y Albert Sanz es una de las m¨¢s consistentes realidades del jazz en Espa?a, de cuya proyecci¨®n cabe esperar mucho.