Bunbury y Els Pets animan la primera jornada del Senglar Rock

Fueron representantes de casa como Els Pets y un artista que nunca hab¨ªa actuado en solitario en Lleida, Bunbury, los responsables de que la primera jornada del Senglar Rock no resultase anodina. Estos dos artistas templaron un arranque festivalero m¨¢s bien fr¨ªo en el que la noticia m¨¢s destacable fueron las excelentes condiciones del parque de las Basses, un recinto que parece concebido para albergar festivales musicales como el Senglar.

Sin embargo, las Basses eran las antiguas piscinas municipales de Lleida, el lugar al que todos los habitantes de la ciudad y de sus alrededores hab¨ªan de acudir a ba?arse antes de que los barrios dispusiesen de sus propios equipamientos. Con el tiempo, las Basses cayeron en el desuso y ha sido el Senglar la actividad que ha demostrado que aquel recinto sigue siendo un espacio espl¨¦ndido para el ocio. El parque ofrece muchas zonas de arbolado, hierba por doquier, accesos adecuados, buena disposici¨®n de zonas donde ubicar escenarios y la gracia a?adida de que los dos escenarios principales del festival est¨¢n situados encima de lo que era la pileta central del complejo de piscinas. Donde hab¨ªa agua hay ahora tierra sobre la que triunfaron Bunbury y Els Pets.

En cierto modo, se puede decir que ambos fueron los artistas que gozaron de cierto p¨²blico, pues el resto de las bandas de la primera jornada actuaron directamente para los ¨¢rboles. A Guillamino no le siguieron m¨¢s de 20 espectadores, menos a¨²n a Sterlin, que en algunos momentos tuvo m¨¢s personas en el escenario, los m¨²sicos, que frente a ¨¦l.

Feliu Ventura tampoco estuvo muy acompa?ado a media tarde en el escenario Prades, como tampoco Cabo San Roque, una banda que hace del juguete m¨²sica; de la inventiva, sentido, y de la iron¨ªa, santo y se?a: "Vamos a tocar una marcha f¨²nebre, a ver si esto se anima", dijeron a la docena de espectadores que se arremolinaron frente a su escenario. Por su parte, The Unfinished Sympathy abri¨® la zona de los escenarios principales actuando en el Lleida, donde ante escaso pero atento p¨²blico demostr¨® que es una banda s¨®lida, con personalidad y con un sonido perfectamente distinguible.

Con la noche ya entrada, llegaron las estrellas. Bunbury no pareci¨® en forma y se limit¨® a despachar su concierto con eficiencia y profesionalidad. Como tiene una vena histri¨®nica muy acentuada, puede recurrir a ella para solventar cualquier concierto, incluso uno como el Senglar, en el que no pareci¨® entregarse de verdad. Cumpli¨® y punto.

A Els Pets tampoco se les vio plet¨®ricos, pero ello no fue ¨®bice para que entregaran una actuaci¨®n solvente. Est¨¢n celebrando que llevan 20 a?os en los escenarios y lo hacen por medio de un repertorio que va de piezas antiqu¨ªsimas, como Silenci criminal, a otras muy recientes, como Agost. Joan Reig canta S'ha acabat, pieza compuesta por ¨¦l y una de las gemas comerciales del grupo, y Llu¨ªs Gavald¨¤ homenajea a su ¨ªdolo Elvis Costello acabando Tantes coses a fer con un fragmento de Oliver's army. Pese a que no fue el mejor de sus conciertos en el Senglar, Els Pets cumplieron.

Para la jornada de hoy la organizaci¨®n espera una mayor afluencia al festival, y ser¨¢ ¨¦sta la noche que determinar¨¢ si el cambio de emplazamiento ser¨¢ para el Senglar un hecho significativo o un simple detalle de forma.