Jaque al urbanismo valenciano
La organizaci¨®n ecologista Greenpeace acaba de formular una severa cr¨ªtica al urbanismo que se ha desarrollado en el litoral valenciano, saturado de cemento y con la alarmante expectativa de colosales proyectos para la construcci¨®n de centenares de miles de viviendas en los pr¨®ximos a?os, con sus correspondientes campos de golf y puertos deportivos. La reprimenda se suma a la todav¨ªa reciente de los parlamentarios europeos a prop¨®sito de los abusos que ampara la todav¨ªa vigente ley reguladora de la actividad urban¨ªstica (LRAU). Dos censuras cualificadas, pero no novedosas entre el abrumador torrente de opiniones que han venido denunciando el aprovechamiento intensivo -en realidad, puro desm¨¢n- a que a sido sometida nuestra franja costera cuando la industria inmobiliaria ya emprende el asalto a las tierras altas del interior.
Como corolario de este acoso cr¨ªtico, el sector urbanizador se siente maltratado, incluso criminalizado, al decir de uno de sus cualificados portavoces. Como colectivo profesional, alega con orgullo su contribuci¨®n al cambio y prosperidad del pa¨ªs, dos hechos innegables, aunque con serias reservas. Acerca del cambio habr¨ªa mucho que hablar sobre la degradaci¨®n medioambiental, que ha comportado en no pocos casos una malversaci¨®n irreversible de nuestra orograf¨ªa y paisajes. Tanta malversaci¨®n que incluso ha gravado seriamente el futuro de la industria tur¨ªstica, convirtiendo en bufonada el discurso en torno a la excepcionalidad de nuestros parajes sobresaturados. En punto a la prosperidad resulta evidente que se ha producido a manos llenas. Pero el principal beneficiario no ha sido la sociedad, sino el din¨¢mico sector empresarial.
No obstante lo dicho, a m¨ª me parecer¨ªa injusto echarle por entero el muerto al gremio promotor, ya sea de la urbanizaci¨®n costera como de la urbana. Como industriales en un mercado al alza, pr¨®digo y sin perro que les ladre -excepci¨®n hecha de los ecologistas y alg¨²n partido marginal- se han aplicado a exprimir la ubre y acumular fortunas. No ha de extra?arnos que ahora, literalmente afortunados y hasta poderosos, aspiren a disfrutar de prestigio social, reivindicando la bondad de su actividad, al menos en su dimensi¨®n defendible. Y para la no defendible siempre encontrar¨¢n voceros y amanuenses que se plieguen a sus prop¨®sitos. El mundo est¨¢ saturado de comunicadores, persuasores y vendecabras.
Llegados a ese extremo de salvar la imagen -aunque mejor ser¨ªa non meneallo- siempre podr¨¢n alegar una evidencia: los verdaderos responsables del urbanicidio han sido los pol¨ªticos. Por mediocres, por cobrar el dividendo o por no querer enterarse de cuanto ha estado sucediendo. En este cap¨ªtulo, los valencianos, la verdad sea dicha, hemos tenido poca suerte con nuestra llamada clase pol¨ªtica, administradora del patrimonio com¨²n, incapaz colectivamente de dise?ar y defender un proyecto de territorio escaso y codiciado. No lo hizo el PSPV-PSOE ni lo ha hecho el PP. Y lo que es peor, en v¨ªsperas de la nueva ley urbanizadora, se calcula que hay proyectos para reclasificar cien millones de metros cuadrados, lo que podr¨ªa ser una noticia jubilosa si se garantizase la sostenibilidad y encajasen en una idea razonada de este pa¨ªs.
Ahora, en sinton¨ªa con las cr¨ªticas citadas m¨¢s arriba, daba la impresi¨®n de que por parte de los dos grandes partidos se quer¨ªa abordar el problema. Joan Ignasi Pla, el l¨ªder socialista, ha pedido un plan de acci¨®n territorial y el consejero del ramo, Rafael Blasco, acaba de ofrecerle un pacto para concordar la pol¨ªtica urban¨ªstica y salvaguardarla de las discrepancias partidarias. Algo l¨®gico a la luz de los acuerdos estatutario y sobre eliminaci¨®n de basuras que han suscrito. Al fin y al cabo, ?qu¨¦ diferencias sustanciales puede haber entre la pol¨ªtica territorial de unas y otras siglas? Sin embargo, no est¨¢ el horno para este bollo. Ya se adivina que los socialistas no quieren eliminar este cap¨ªtulo urban¨ªstico de su argumentario electoral. Pues que lleven cuidado porque el tiro puede salirles por la culata dada la cantidad de alcaldes de su cuerda que son reos de los mismos desafueros que ellos acusan.
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