La derecha se desmanda
Un fantasma recorre hoy el PP: el r¨¦probo. El ex ministro Federico Trillo inaugur¨® el club de los condenados, por su pat¨¦tica gesti¨®n en el caso del Yak 42, y ya est¨¢ en puertas Manuel Ortu?o, con la petici¨®n de ingreso pendiente de un tr¨¢mite, para que se le expida la credencial de socio fundador. La figura del r¨¦probo se inscribe en las tendencias de la pasarela pol¨ªtica conservadora de esta temporada, y tiene mucho de los personajes aleg¨®ricos y creyentes, en ese mundo sin dioses, de Ingmar Bergman. El r¨¦probo es, en definitiva, un zascandil de las penas eternas, pero con pase de pernocta para la historia. Si a Piqu¨¦ le pulverizaron la solicitud fue porque de esas casi ant¨ªpodas de Singapur, Rajoy se hizo un l¨ªo con el horario y los tiempos y la inversi¨®n especular de las im¨¢genes, y tom¨® el pasado donde se instalaban esas fichas de Acebes y Zaplana, por un futuro aunque consoladoramente imperfecto. Rajoy es un tipo previsor y sagaz, y tal como se le est¨¢n poniendo las cosas y las zancadillas, ya se ha reservado una plaza preferente: antes todo el ceremonial de la reprobaci¨®n, que un despectivo puntapi¨¦ en el trasero. El martirologio mueve m¨¢s a la clemencia y a las aleluyas, que el olvido. En este panorama, Francisco Camps ofrece un aspecto desolador. Despu¨¦s de los brincos y volteretas del Estatut, p¨¢lido yermo. Y ha sido as¨ª, como de pronto, la revuelta zaplanista de las Cortes, casi se lo lleva por el cuello de la camisa. La dimisi¨®n de Manuel Ortu?o, subdelegado del Consell en Elche, lo dej¨® tieso. Aunque los acontecimientos de los ¨²ltimos meses, y particularmente de los ¨²ltimos d¨ªas, apuntaban en esa direcci¨®n, no fue capaz de tomar iniciativa alguna. Y a la renuncia -?hasta qu¨¦ punto realmente voluntaria?-, le sigue la posibilidad de la reprobaci¨®n, y se pone en evidencia la crisis humeante de la derecha: nueve diputadas del PP- entre ellas, las consejeras Alicia de Miguel y Gema Amor- estamparon su firma en un manifiesto redactado por parlamentarias socialistas. Una pesadilla, en fin, para Seraf¨ªn Castellano, que naufrag¨® en el estupor: la revuelta en el seno del PP se hab¨ªa consumado, aunque sin conseguir ocultar el ardid zaplanista. Sin embargo, hay un razonamiento aplastante en ese acto: quien, desde el machismo y abusando de las presuntas prerrogativas de un cargo p¨²blico, llama a una mujer -sea diputada o panadera- "puta" y "retrasada mental", merece un castigo severo y ejemplar, al margen de cualquier encaje pol¨ªtico. Por si fuera poco, dimitido y en la sala de espera de la reprobaci¨®n, a Manuel Ortu?o, se le amenaza con la expulsi¨®n del partido. Cuando menos, eso se propone Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, presidente de la Diputaci¨®n de Alicante y del PP provincial. El cronista opina que Francisco Camps anda fan¨¦, desconcertado y tambaleante. Algunos de sus puntos de apoyo se le derrumban y pueden salpicarlo de polvo y aun de otras sustancias. Imag¨ªnense, qu¨¦ pringue, si cayera Fabra. En fin, all¨¢ ¨¦l. Pero la derecha se desmanda m¨¢s a lo grande, y ¨¦stas s¨®lo son cuestiones dom¨¦sticas. Si quieren pas¨¢rselo bien, no dejen de asistir al show de Ana Botella: ?Saben ustedes aquel que dice que los juegos ol¨ªmpicos se han perdido por no levantarse ante la bandera de EE UU?, ?no? Pues preg¨²nteselo a Nueva York.
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