El fin de 'Londonist¨¢n'
La capital brit¨¢nica ha sido durante a?os un santuario de islamistas radicales como Hamza y Qutada
La mezquita de Finsbury Park, en el norte de Londres, desde la que Abu Hamza y Abu Qutada lanzaban sus diatribas contra Occidente en nombre de Osama Bin Laden y movilizaban a voluntarios para la yihad, muestra ahora junto a su destartalado minarete de hormig¨®n un cartel en el que puede leerse: "Un nuevo comienzo". Su cierre tras la guerra de Irak y su posterior reapertura bajo el control de un im¨¢n moderado, ha simbolizado el cambio de pol¨ªtica del Gobierno brit¨¢nico hacia los islamistas fan¨¢ticos. Aquello que antes del 11-S lleg¨® a llamarse Londonist¨¢n o el Califato del T¨¢mesis, por la abierta presencia de radicales que predicaban a sus anchas, ya hab¨ªa pasado a la clandestinidad antes de los atentados del jueves.
"En todas las religiones hay extremismos, en el islam y en cualquier otra. Durante el terrorismo del IRA, los cat¨®licos tambi¨¦n sufrieron ese tipo de acusaciones", asegura Ahmed Kobir, de 32 a?os, que vino de ni?o con su familia a Londres desde Bangladesh y colabora como voluntario en la otra mezquita de Finsbury Park, que ayer celebraba una jornada de puertas abiertas. "Esta mezquita fue utilizada de forma muy negativa", se?ala Faisal, de 34 a?os y de origen argelino, que pertenece al nuevo equipo que gestiona el centro de culto que se convirti¨® en un im¨¢n para fan¨¢ticos, entre ellos Zacarias Moussaoui, acusado por EE UU de ser el duod¨¦cimo suicida del 11-S, y Richard C. Reid, el llamado terrorista del zapato.
Amparados bajo la tradici¨®n de asilo pol¨ªtico y tolerancia de Reino Unido, militantes radicales de todo el mundo isl¨¢mico se fundieron en los noventa con la inmensa comunidad musulmana (1,6 millones de los que un mill¨®n vive en Londres y sus alrededores) de este pa¨ªs, en el que el islam tiene profundas ra¨ªces: la primera mezquita se inaugur¨® en 1913 en Woking, en el condado de Surrey. Jueces brit¨¢nicos han rechazado reiteradas veces extradiciones de personas con el estatuto de refugiado pol¨ªtico acusadas de haber planificado atentados en Francia o Egipto.
Las leyes antiterroristas posteriores al 11-S y la participaci¨®n del Gobierno de Tony Blair en la guerra de Irak aumentaron el control y obligaron a los predicadores y a los grupos a pasar a la clandestinidad. Pero, incluso despu¨¦s de los atentados del jueves, miembros de Hizb ut Tahir (El Partido de la Liberaci¨®n), cuyo objetivo declarado es establecer un califato universal, repart¨ªan pasquines a la salida del rezo del viernes en la mezquita de East London, la m¨¢s concurrida de la ciudad.
"Los acontecimientos de Londres ser¨¢n utilizados por los Gobiernos occidentales para silenciar a la comunidad de creyentes", aseguraba el texto que repart¨ªa, entre otros, Hasan Mugtada, quien conden¨® los atentados aunque, aseguraba, hab¨ªan "generado una oleada de sospechas contra los musulmanes". "Si fuesen importantes, nos los habr¨ªamos tomado muy en serio hace tiempo", se?al¨® una fuente policial al semanario The Economist sobre este grupo que no duda en seguir mostr¨¢ndose abiertamente. Aquellos que las fuerzas de seguridad brit¨¢nicas consideraron una amenaza han sido llevados ante la justicia, como Qutada, bajo arresto domiciliario -su extradici¨®n ha sido solicitada por la Audiencia Nacional de Madrid-, o Hamza, que est¨¢ siendo juzgado por incitaci¨®n al odio racial.
Ahora ya no hay ninguna mezquita desde la que se predique el salafismo yihadista los viernes, ni se celebran manifestaciones islamistas radicales en las calles. La relaci¨®n entre el Gobierno y los l¨ªderes religiosos, sobre todo a trav¨¦s de la Asociaci¨®n Musulmana Brit¨¢nica (MBA), ha sido casi siempre muy buena y, como reconoc¨ªa el viernes Muhammad Abdul Bari, presidente del Centro Musulm¨¢n de Londres y de la Mezquita de East London, tambi¨¦n la colaboraci¨®n con la polic¨ªa. La reciente aprobaci¨®n de una ley contra el odio religioso ha sido aplaudida por los l¨ªderes musulmanes y rechazada por los grupos de defensa de los derechos civiles.
Sin embargo, algunos expertos creen que el cambio de pol¨ªtica que ha acabado con Londonist¨¢n ha hecho mucho m¨¢s dif¨ªcil el control de los grupos radicales. Una investigaci¨®n policial, desvelada antes de los atentados por The Sunday Times, se?alaba que exist¨ªan entre 10.000 y 15.000 musulmanes partidarios de Al Qaeda en Reino Unido y cifraba en unos 40 o 50 los posibles militantes activos. "La presi¨®n policial ha provocado la dispersi¨®n de los yihadistas, que se han vuelto invisibles y mucho m¨¢s peligrosos", ha escrito el franc¨¦s Dominique Thomas, autor de una investigaci¨®n sobre Londonist¨¢n, publicada en 1994.
Los a?os de llamamientos a la guerra santa desde la mezquita de Finsbury han calado en una parte de la sociedad, que se pregunta si la tolerancia del pasado no ha sido la causa de los ataques. "?Qu¨¦ lleva a una minor¨ªa de musulmanes brit¨¢nicos a repudiar tanto a su pa¨ªs como a sus ciudadanos? No se puede saber lo que pasa por la cabeza de un fan¨¢tico, pero es dif¨ªcil descartar que esa gente reciba, al menos, la simpat¨ªa de una parte de sus comunidades", escrib¨ªa en su editorial de ayer el conservador The Daily Telegraph pese a la condena sin fisuras de los atentados por parte de los l¨ªderes musulmanes.
Riesgo de marginaci¨®n
Una encuesta del Ministerio del Interior brit¨¢nico revelaba en 2004 que el paro de larga duraci¨®n era mucho m¨¢s elevado entre los musulmanes que entre el resto de las comunidades (un 24% frente a un 5%), as¨ª como la ausencia de estudios (un 34% frente a un 16%). La marginaci¨®n es un caldo de cultivo terrible para el fanatismo; pero tambi¨¦n el sentimiento de injusticia: la misma investigaci¨®n aseguraba que los musulmanes hab¨ªan sufrido casi el doble de registros policiales que el resto de los ciudadanos.
Los principales dirigentes isl¨¢micos de Reino Unido han asegurado no temer la aplicaci¨®n de las leyes antiterroristas ni creen que el Gobierno vaya a ir contra sus comunidades durante la investigaci¨®n de los atentados. Desde las principales mezquitas de Londres se lanz¨® durante la oraci¨®n del viernes el mensaje a los fieles de que colaboren con la polic¨ªa si tuviesen la m¨¢s m¨ªnima sospecha. Pero su opini¨®n no es compartida por toda la comunidad.
"Estoy convencido de que aqu¨ª pasar¨¢ lo mismo que en EE UU tras el 11-S", apunta Ahmed Kobir, voluntario de la mezquita moderada de Finsbury Park, preguntado sobre la posibilidad de que se produzcan detenciones de musulmanes bajo la ley antiterrorista, que aumenta los poderes del Ministerio del Interior en prejuicio de los jueces sobre los sospechosos. "Buscar¨¢n a la gente que venga a la mezquita, aunque aqu¨ª s¨®lo se viene a aprender y nuestro mensaje es de paz", a?ade Kobir.
Para justificar las detenciones o arrestos domiciliarios sin juicio de islamistas radicales, el Gobierno brit¨¢nico alega que las pruebas de las que dispone no pueden ser presentadas ante un tribunal porque proceden de los servicios de espionaje, pero que son suficientes para mantener bajo vigilancia a un individuo.
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