Espect¨¢culo de nivel
A los 60 a?os reci¨¦n cumplidos, resulta admirable que el veterano escoc¨¦s de la mirada alcoh¨®lica y el peinado imposible sigue siendo un maestro a la hora de ofrecer espect¨¢culo de nivel. Se trata de una actuaci¨®n dividida en dos partes con espacios esc¨¦nicos distintos. La primera, rockera, con todo el escenario en tonos blancos, amplificadores incluidos, y tres enormes pantallas de v¨ªdeo para seguir cada movimiento del cantante al detalle. En la segunda parte todo toma forma de cabaret norteamericano de los a?os treinta y cuarenta, con orquesta de cuerda y los atriles de cada m¨²sico decorados con las iniciales del cantante. Rod se revela un tipo con aut¨¦ntica clase en todas sus manifestaciones en escena. La colecci¨®n de chaquetas con las que aparece es ya impresionante. Sus movimientos son graciosos y mantiene constantemente elegantes duelos con los m¨²sicos y las coristas. Su sonrisa es arrebatadora y, adem¨¢s, no est¨¢ mal de voz, aunque carezca de la potencia de anta?o. Deja clar¨ªsimo que es del Celtic de Glasgow y se pone a regalar balones a los espectadores, reparti¨¦ndolos a patadas desde el escenario. Cae bien, en suma.
Rod Stewart
Rod Stewart (voz), Chuck Kentis (teclados y direcci¨®n musical), Paul Warren y Don Kirkpatrick (guitarras), Henry Hey (piano y teclados), Conrad Korsh (bajo), David Palmer (bater¨ªa), Katja Rieckermann (saxo), Janna Jacoby (mandolina y viol¨ªn) y Julie Delgado, Natasha Pearce y Esther Nicolson (voces). Palacio de Deportes de la Comunidad. Madrid, s¨¢bado 9 de julio.
La banda de m¨²sicos que le acompa?a es excelente. M¨²sicos vers¨¢tiles, capaces de entrar en un rock'n'roll de Chuck Berry -Sweet little rock'n'roller-, en m¨²sica disco de los setenta -Do you think I'm sexy- o esos pedazos de baladas que hacen de Stewart un vocalista inmenso -Tonight is the night o You're in my heart-, y abordar todos los g¨¦neros de modo convincente. Pero es que adem¨¢s est¨¢ un repertorio musical de los que te dejan sin palabras. Material propio, como la nuevaolera Young turks, la stoniana Hot legs o la casi celta Maggie may, en la que la int¨¦rprete de mandolina hizo un trabajo espl¨¦ndido. Tambi¨¦n material ajeno, como Downtown train, de Tom Waits; First cut is the deepest, de Cat Stevens, o el It takes two, que popularizaran Tammi Terrel y Marvin Gaye en los a?os sesenta.
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