El kazajo quiere guerra
"Pedaleando entre bicicletas no ganar¨¦ el Tour, atacar¨¦ hasta que pueda", dice Vinok¨²rov
En Kazajst¨¢n lo suyo, si te dedicas al deporte, es pelear: en yudo, lucha libre o boxeo, los kazajos compitieron bajo la bandera roja de la URSS mucho tiempo. Hoy su luchador m¨¢s famoso es Alexander Vinok¨²rov (Petropavlosk, 16 de septiembre de 1973), que pelea montado en una bicicleta. Pelea, ataca, sufre y gana. Como ayer. "Pero demasiado esfuerzo para sacarle un minuto a Armstrong", reconoci¨® cuando puso pie en el suelo. Sobre la bici, manda el coraz¨®n, cuando se baja, la cabeza. Por eso avis¨®: "Atacar¨¦ hasta que aguante. Entre ruedas de bicicletas no ganar¨¦ nunca el Tour".
Ciclista de ataques el¨¦ctricos, Vinok¨²rov, Vino para los colegas, es un apacible padre de familia cuando descansa en la Costa Azul, donde vive con Svetlana y sus tres hijos. Tranquilo, tremendamente educado, cultivado culturalmente como corresponde a un ni?o crecido bajo el plan educativo de la era Br¨¦znev. Alexander compagin¨® su carrera deportiva con los estudios de Biolog¨ªa y Educaci¨®n F¨ªsica hasta 1998, entre otras cosas porque a su padre, electricista, y a su madre, inform¨¢tica, maldita la gracia que les hizo saber que su ni?o quer¨ªa correr en bici. Se rindieron: "Yo quer¨ªa jugar al baloncesto, pero no daba la talla. Enseguida vi que serv¨ªa para ¨¦sto", confes¨® hace poco el corredor del T-Mobile.
El hombre que empez¨® a correr con una bici prestada y que se construy¨® la suya ganando carreras -"un d¨ªa me premiaban con un manillar, otro con las bielas", suele explicar- se peg¨® con chavales de 15 a?os para ganar su primer t¨ªtulo nacional. Los que le conocen, como Gilles Mas, director del Petit Casino, su primer equipo en Francia, hablan de dos caras de un mismo ser: el hombre y el ciclista. Pero Vino piensa que su vida cambi¨® en la Paris-Niza de 2003 y que desde entonces, cuando se sube a la bici, pedalea con la fuerza de dos personas: la suya propia y la de su amigo inseparable desde los 16 a?os, Andr¨¦i Kivilev, fallecido tras una ca¨ªda en aquella carrera. "Desde que muri¨®, le siento dando pedales conmigo", asegura un tipo que no matar¨ªa una mosca, pero que cuando mete el plato grande le da miedo incluso al mism¨ªsimo Armstrong.
"Sus ataques te matan"
"No le sigo si me ataca, me hace mucho da?o", reconoce Armstrong, que prefiere usar al equipo para controlarle en su escapada, como ayer. "Es nuestro mayor enemigo", reconoci¨® el lunes Rubiera, lugarteniente del estadounidense, al hablar de alguien que le desconcierta: "No s¨¦ qu¨¦ hace, pero sus ataques te matan".
Mientras, Alexander muere por el maillot amarillo en Par¨ªs. "Armstrong no me va a regalar el Tour como no me ha regalado la etapa, preguntadle a ¨¦l. Me lo tengo que ganar". Lo intent¨® en Courchevel, y fall¨®: "Lo pas¨¦ mal. La culpa fue del d¨ªa de descanso. Corr¨ª menos de tres horas, deb¨ª entrenarme m¨¢s". Tras la p¨¢jara decidi¨® al acostarse que atacar¨ªa en la Madeleine. Y lo hizo. "Un d¨ªa ganar¨¦ el Tour", avis¨® el 24 de junio de este mismo a?o. Acababa de ganar el maillot que le identifica como campe¨®n de su pa¨ªs, ese azul y amarillo que ayer reluc¨ªa sobre el Galibier.
Dijo que no hab¨ªa sido su mejor victoria, "aunque s¨ª una etapa bonita", porque prefiere la Lieja-Bastogne-Lieja, mientras espera que Armstrong tenga un mal d¨ªa, "como en 2003", para ir a por ¨¦l.
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