?Qu¨¦ hacer?
Han transcurrido decenas de siglos desde que se empez¨® a aplicar el color sobre las superficies con un manojo de crines, con lo que despu¨¦s se ha llamado pinceles. Desde entonces se han perfilado siluetas, construido s¨ªmbolos, contado historias, mostrado objetos, creado la ilusi¨®n de tridimensionalidad, expresado sentimientos y, en fin, se ha hecho evidente lo inefable. No es, por tanto, extra?o que llegado un momento muchos artistas y cr¨ªticos hayan pensado que tal vez aquel fecundo fil¨®n que tan buenos resultados ha ofrecido est¨¦ a punto de agotarse y que la pintura, como sucedi¨® con la poes¨ªa ¨¦pica, es algo que pertenece al pasado. Conscientes de ello, las vanguardias, en torno a los a?os diez, acariciaron la idea de una refundaci¨®n de las artes. Los futuristas lo expresaron con claridad en sus manifiestos y Kasimir Malevich intent¨® un "grado cero" de la pintura con su cuadrado negro.
DAR?O ?LVAREZ BASSO
Galer¨ªa Metta
Villanueva, 36. Madrid
Hasta el 8 de septiembre
De la misma manera que tras la muerte de Rafael, en 1520, sus disc¨ªpulos se preguntaron ?qu¨¦ hacer? Parece que ahora Dar¨ªo ?lvarez Basso (Caracas, 1966) se pregunta tambi¨¦n ?qu¨¦ hacer tras el agotamiento de la mayor¨ªa de los recursos pl¨¢sticos conocidos? La respuesta que ofrece con su obra, tan manierista como la de los pintores posrafaelistas, sin embargo, no se basa en el desarrollo del ingenio, la gracia y la elegancia, aquellas cualidades desarrolladas por Parmigianino con el fin de superar la delicada belleza de Rafael, sino m¨¢s bien en una extenuante b¨²squeda en todas las direcciones posibles, lo que ha conducido a Dar¨ªo ?lvarez Basso a ejecutar una serie de cuadros que han sido pintados sirvi¨¦ndose de todas las t¨¦cnicas posibles, utilizando cualquier tipo de trazos, soportes, colores, formatos, materias, texturas y acabados, como si se tratara de hacer un muestrario de los resultados de una exhaustiva investigaci¨®n pl¨¢stica.
Detr¨¢s de este popurr¨ª pict¨®rico parece que se entreven dos posturas. Por una parte, la disoluci¨®n de la autor¨ªa, por otra, la entrega instintiva al acto de pintar. Aunque, tal vez, ambas posturas respondan a un mismo impulso. Tal como expuso el cr¨ªtico Harold Rosenberg en un c¨¦lebre art¨ªculo publicado en 1952, "el lienzo se ha transformado en una arena, en un lugar de acci¨®n...", de esta manera el pintor deja de crear o imitar im¨¢genes para realizar "acontecimientos". Esos acontecimientos que, en los pintores de la Escuela de Nueva York, se convirtieron en un estilo expresionista, caracterizado por la energ¨ªa de unos trazos y brochazos que respond¨ªan a vivencias existenciales del artista, hoy, m¨¢s de cincuenta a?os despu¨¦s, en el trabajo de Dar¨ªo ?lvarez Basso se han transformado en mera academia posmoderna, en una colecci¨®n de ensayos pl¨¢sticos distanciados de la vida y del entorno del artista, de ah¨ª la premeditada ausencia de rasgos estil¨ªsticos capaces de ensartar el conjunto de la obra y dotarla de unidad.
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