Lector de pintores

La visi¨®n asediada por un bombardeo ic¨®nico sin precedentes en la historia, la memoria individual amenazada por fuerzas descomunales que intentan controlar su capacidad de asociaciones ins¨®litas. ?Es la pintura un veh¨ªculo id¨®neo para salirle al paso a la formidable dislocaci¨®n perceptiva de la modernidad tard¨ªa? Por su presencia, por su espesor sedimentario, y, por qu¨¦ no decirlo, por su invitaci¨®n al placer del mirar demorado, para el artista canario Luis Palmero lo es no menos que otros soportes como la fotograf¨ªa o el v¨ªdeo. Obstinado en explorar todo el campo de lo que aparece, Palmero comenz¨® su andadura madura hurgando entre las grietas del reduccionismo moderno, indagando, en sinton¨ªa con Blinky Palermo e Imi Knoebel, en las posibilidades de la abstracci¨®n pict¨®rica para cargar de emoci¨®n y memoria el espacio real. Tras una etapa de interpelaci¨®n del lugar insular con una fuerte impronta metaf¨ªsica, Palmero, pintor lector de pintores, qued¨® fascinado por La carga de la caballer¨ªa roja, de Malevich, y comenz¨® a adentrarse en la figuraci¨®n, que se torna en sus ¨²ltimas obras en una celebraci¨®n alucinada del ver a base de cabezas y manchas de colores industriales que reabsorben y reprocesan la avalancha de est¨ªmulos sensoriales del capitalismo tard¨ªo. Pintura, en definitiva, en movimiento. Pintura que no se estanca en sus propias f¨®rmulas.