El esc¨¢ndalo de la corrupci¨®n pol¨ªtica cerca a Lula
El presidente brasile?o impulsa cambios dr¨¢sticos en el Gobierno y se distancia de su partido para tratar de esquivar la crisis
Los polic¨ªas que acababan de detener en el aeropuerto de Brasilia al diputado federal Jo?o Batista Ramos da Silva no daban cr¨¦dito a lo que ve¨ªan. Tampoco les cre¨ªan sus mandos cuando solicitaron dos m¨¢quinas contadoras de billetes para tratar de saber cuanto antes qu¨¦ valor transportaban las siete maletas grandes de viaje repletas de dinero que acababan de intervenirle al congresista del Partido del Frente Liberal (PFL). La noticia, acaecida el pasado lunes, apenas tuvo una vigencia de 24 horas en los medios, ya que no representaba m¨¢s que un eslab¨®n en una larga cadena de esc¨¢ndalos de financiaci¨®n ilegal y sobornos, de la que pr¨¢cticamente a diario se conocen nuevos datos. "El show de la maletas", "los calzoncillos millonarios", "el esc¨¢ndalo del mensualazo"... A la prensa brasile?a se le acaban los titulares y, mientras, la clase pol¨ªtica trata de capear como puede la tempestad que ha estallado cuando todos miraban ya a las elecciones presidenciales del a?o pr¨®ximo.
El partido de Lula ya est¨¢ en minor¨ªa en el Ejecutivo tras la ¨²ltima reestructuraci¨®n
"Necesitamos reformas urgentes para garantizar la transparencia", opina un experto
Algunos sectores del PT empiezan a decir que la Constituci¨®n deber¨ªa impedir la reelecci¨®n
Con un ojo pendiente de los sondeos de opini¨®n y otro de las sesiones de las varias comisiones de investigaci¨®n abiertas en el Congreso, el presidente, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, ha apostado, siguiendo el consejo de sus asesores, por hacer dr¨¢sticos cambios en su Gabinete, aunque eso suponga sacrificar a viejos colaboradores y amigos. Al mismo tiempo, ha intensificado sus acciones en pol¨ªtica exterior para alejarse, al menos en cuanto imagen, de su propia formaci¨®n, el Partido de los Trabajadores (PT), protagonista principal de los sobornos y las irregularidades financieras por valor de miles de millones de euros.
Seg¨²n las ¨²ltimas encuestas, aparecidas el pasado mi¨¦rcoles en plena tormenta de esc¨¢ndalos, el 45,7% de los brasile?os cree que el presidente no ten¨ªa conocimiento de lo que ocurr¨ªa, mientras que un 33,6% sostiene que s¨ª. Las cifras, facilitadas por el instituto de sondeos Sensus, son todav¨ªa m¨¢s favorables a Lula en cuanto a su gesti¨®n, apoyada por casi el 60% de la poblaci¨®n. La imagen de Lula es ahora m¨¢s positiva que, por ejemplo, en mayo.
"Claro que Lula sab¨ªa lo que pasaba. Es imposible que no estuviera al tanto. Estamos hablando de gente con la que llevaba conviviendo 30 a?os", asegura Agripino Maia, l¨ªder en el Senado brasile?o del Partido del Frente Liberal (PFL), el partido del diputado sorprendido en Brasilia con los maletones de dinero. Maia, una de las principales voces que en su partido han exigido -y conseguido- la expulsi¨®n del senador de las siete maletas, es partidario de investigar hasta el final, consciente de que se presenta una oportunidad ¨²nica para atacar a Lula antes de las elecciones gracias al desprestigio en el que se ha hundido el PT. "Para salvar a las instituciones es fundamental que se respalde a las comisiones de investigaci¨®n que est¨¢n abiertas y que su trabajo sea eficaz", subraya.
Sin embargo, Lula resiste en gran medida porque en la sociedad brasile?a existe la percepci¨®n de que la crisis de corrupci¨®n actual no es un problema del Gobierno, sino del Estado. Y eso ocurre porque desde la llegada del PT al poder se verifica una confusi¨®n entre lo que forma parte del Estado y lo que responde al partido en el poder.
"El actual Gobierno ha hecho una especie de ocupaci¨®n del Estado, ya que en el PT hab¨ªa una tendencia a una mexicanizaci¨®n del pa¨ªs y le ocurr¨ªa lo mismo que en M¨¦xico al PRI: se confunde lo que es el partido con lo que es el Estado", explica Marcos Fernandes da Silva, coordinador de la Escuela de Econom¨ªa de S?o Paulo, organismo que ha realizado diversos trabajos de campo sobre la percepci¨®n de la corrupci¨®n en Brasil.
Esta superposici¨®n de cargos ha forzado a Lula a renovar nada menos que ocho ministerios de los 25 que componen su Gobierno y a reestructurar cinco de las ocho secretar¨ªas especiales -dos han desaparecido y otras dos han perdido el rango de ministerio-, cuyos titulares tambi¨¦n se sientan en el Consejo de Ministros. De las 30 personas que a d¨ªa de hoy forman parte del Ejecutivo, 14 pertenecen al PT, 10 a otros partidos y 5 ministros son independientes. Una plaza est¨¢ pendiente de designaci¨®n.
El Partido de los Trabajadores, por tanto, tiene minor¨ªa en el propio Gobierno cuando hace apenas tres semanas gozaba en las discusiones de una amplia mayor¨ªa con 20 ministros. Y aunque la ¨²ltima palabra en las decisiones del Ejecutivo siempre sea del presidente, el mandatario est¨¢ obligado ahora a mantener la paz en un Gabinete donde hay siete partidos que representan a casi todo el arco pol¨ªtico.
Sin embargo, esta pol¨ªtica de intentar contentar a todos puede tener precisamente el efecto contrario, comenzando por las propias bases del partido. "El que se ponga orden en el PT no sirve para restaurar la imagen de una izquierda que sufre las consecuencias de la crisis del partido y de la trayectoria adoptada por el partido de Lula", advierte el soci¨®logo Emir Sader. "Lula debe aliarse con todas las fuerzas de izquierda, con los movimientos sociales y los intelectuales cr¨ªticos que se oponen al neoliberalismo", a?ade.
Por de pronto, el sector moderado del PT, el mayoritario y al que pertenece Lula, ha visto c¨®mo era descabezada la c¨²pula del partido en medio del descr¨¦dito. El presidente, Jos¨¦ Genoino; el secretario general, Silvio Pereira, y el tesorero, Delubio Soares, han perdido sus puestos en 10 d¨ªas, mientras sus nombres aparec¨ªan en documentos que les relacionaban con oscuras pr¨¢cticas financieras. Algunos de sus asesores pr¨®ximos eran detenidos -c¨®mo no, en un aeropuerto- con miles de d¨®lares escondidos.
"Desgraciadamente, lo que est¨¢ sucediendo no es ninguna novedad", asegura Fernandes da Silva, quien opina que adem¨¢s se est¨¢ dando una fuerte competencia entre los medios de comunicaci¨®n en estos momentos, lo que beneficia el surgimiento de nuevas revelaciones. "Necesitamos algunas reformas urgentes para garantizar la transparencia del sistema: una nueva ley de financiaci¨®n de partidos donde existan l¨ªmites a las cantidades aportadas y a los or¨ªgenes de ¨¦stas, y unos reglamentos claros en los partidos que permitan el control de sus militantes", subraya el experto, que apunta al crecimiento descontrolado del PT entre las razones que han llevado a la corrupci¨®n pol¨ªtica tan extensa.
Aunque desde el PT y desde el Gobierno se insiste en que la intenci¨®n de Lula es presentarse a la reelecci¨®n -"tendr¨¢n que ganarme en las urnas", ha insistido el mandatario-, los asesores del presidente trabajan tambi¨¦n sobre la hip¨®tesis de que el nivel de los esc¨¢ndalos le aconsejan no someterse al veredicto popular para evitar una derrota.
Por ello, un sector del PT ya ha comenzado a hablar abiertamente de reformar la Constituci¨®n para impedir la reelecci¨®n. A cambio, el nuevo presidente ver¨ªa ampliado su mandato hasta los cinco a?os. "Nunca deber¨ªa haberse implantado la reelecci¨®n", ha subrayado en p¨²blico Humberto Costa, secretario de Comunicaci¨®n del PT y ex ministro de Sanidad, quien a?ade: "Por culpa de la reelecci¨®n, todo el mundo es candidato a ella desde el d¨ªa en que entra en el Gobierno y adem¨¢s la oposici¨®n convierte su labor en un anticipo del debate electoral".
La m¨¢quina de hacer dinero
La sede del PT en S?o Paulo, situada en una estrecha calle del centro de la ciudad y con un austero interior, est¨¢ en el punto de mira tanto parlamentario como judicial ante la sospecha de que era una aut¨¦ntica m¨¢quina de hacer dinero y que serv¨ªa para alimentar el engranaje de corrupci¨®n pol¨ªtica descubierto ahora.
Seg¨²n lo revelado, el dinero llegaba a S?o Paulo por dos v¨ªas. Cuando era en met¨¢lico proced¨ªa de cajas B establecidas en otros organismos e instituciones, como la Federaci¨®n de Industrias del Estado de S?o Paulo, a la que las empresas que quer¨ªan evitar al fisco hac¨ªan aportaciones. Tambi¨¦n de sobornos pagados por aspirantes a una licencia en un concurso p¨²blico o del sobreprecio en operaciones de compra de material o servicios. S¨®lo en Correos, de 69 grandes contratos revisados se han descubierto 18 con graves irregularidades, seg¨²n ha informado el Organismo Auditor General del Estado.
Desde S?o Paulo, y mediante mensajeros -mulas- que pod¨ªan viajar por carretera para evitar los controles aeroportuarios, el dinero llegaba a su destino. La Fiscal¨ªa brasile?a cree que en la sede del PT existe una caja con al menos 20 millones de reales en met¨¢lico que a¨²n est¨¢n bajo control del ex tesorero del partido, Delubio So¨¢res.
De ah¨ª vendr¨ªan los 100.000 d¨®lares hallados en los calzones de un asesor pr¨®ximo al ex presidente Jos¨¦ Genoino. La nueva direcci¨®n del PT asegura desconocer el hecho y aguarda una orden judicial que ordene un registro.
De los bancos se ocupaba el publicista Marcos Valerio, amigo del tesorero del PT y cuyas empresas experimentaron un espectacular crecimiento desde la llegada de Lula al poder, gracias a la obtenci¨®n de contratos p¨²blicos y publicidad gubernamental. Su patrimonio personal pas¨® de 3.900 millones de reales en 2002 a 18.500 millones (unos 5.700 millones de euros) en 2005. Valerio no ha podido justificar el origen de gran parte del dinero. Ni las transferencias bancarias de miles de d¨®lares a altos funcionarios, entre otros a inspectores de Hacienda. S¨®lo en el ¨¢rea de comunicaci¨®n del Gobierno, el dinero desviado rondar¨ªa los 2.000 millones de reales (unos 620 millones de euros).
Valerio est¨¢ acusado de ser quien entregaba los 30.000 reales mensuales con los que el PT compraba la voluntad de algunos diputados. Est¨¢ probado documentalmente que adem¨¢s realizaba pr¨¦stamos al PT y luego ¨¦l mismo se hac¨ªa cargo de algunos de los pagos de devoluci¨®n del pr¨¦stamo. La situaci¨®n de Valerio es tan complicada que se ha ofrecido a colaborar con los fiscales a cambio de protecci¨®n.
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