?Ni por esas!
Los toros de El Serrano, procedentes de la muy comercial ganader¨ªa de Juan Pedro Domecq, adolecieron gravemente de fuerzas, pero lucieron bondad infinita. Les falt¨® casta y codicia, pero fueron fieles colaboradores hasta que el agotamiento pudo con ellos.
Pues ni as¨ª, con toros flojos y nobles, tan apetecibles por los toreros modernos, fue posible el toreo. En modo alguno se puede afirmar que la terna estuviera a la altura de las circunstancias. Quiz¨¢s, tambi¨¦n as¨ª se explique que, tarde tras tarde, acuda tan escaso n¨²mero de aficionados a Las Ventas, a sabiendas de que, por limpieza de ganader¨ªas o por toreros sin ¨¢nimo, parece imposible el triunfo.
Lo intent¨® Manolo Amador con su toreo agitanado y su porte de torero artista, pero no le acompa?¨® el coraz¨®n. Se luci¨® en su primero con unos redondos largos y ligados y unos naturales hondos, pero su labor supo a poco. Brind¨® el quinto al p¨²blico y s¨®lo mostr¨® desconfianza y ventajismo.
El Serrano / Mora, Amador, Barrag¨¢n
Toros de El Serrano, aceptables de presentaci¨®n, inv¨¢lidos y muy nobles. Eugenio de Mora: palmas tras aviso y silencio. Manuel Amador: ovaci¨®n y silencio. Abraham Barrag¨¢n: silencio en ambos. Plaza de Las Ventas. 17 de julio. Menos de media entrada.
Decepcion¨® Eugenio de Mora ante su primero, el ¨²nico que repiti¨® las embestidas; mal colocado, al hilo del pit¨®n, dio muchos pases pero no tore¨® nada. Inv¨¢lido era el cuarto y, a¨²n as¨ª, enganch¨® la muleta una y otra vez. Muy protestado por su falta de fuerza fue el tercero, y mejor embisti¨® el sexto, pero Barrag¨¢n no fue capaz de decir nada a pesar de que dio muchos pases con ambas manos. No destac¨® por su quietud, se dej¨® enganchar la muleta y se coloc¨® fuera de cacho. As¨ª no es posible emocionar y no aplauden ni los turistas que, en gran n¨²mero y con ganas de batir palmas, acuden cada domingo a la plaza de Madrid.
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