Se buscan valientes
Mar¨ªa Corina Machado, como Alejandro Plaz y otros dos j¨®venes venezolanos tienen m¨¦rito y arrojo. Son los impulsores de S¨²mate, una ONG u organizaci¨®n civil en Venezuela que cuenta con 30.000 voluntarios (www.sumate.org). Se dedican a fomentar la educaci¨®n electoral, a revisar los censos, y fueron decisivos en la recolecta de los millones de r¨²bricas en el firmazo y, tras las trabas y objeciones que puso el poder, el rea-firmazo, para forzar el refer¨¦ndum revocatorio de Hugo Ch¨¢vez que, contra lo que esperaban, gan¨® el presidente el verano pasado. Todo, con el lema "?Se buscan valientes!", como su actual campa?a, "Impugna tu registro electoral", lo han hecho desde el escrupuloso respeto a la Constituci¨®n bolivariana. El r¨¦gimen quiere acallarlos, pues -a falta de partidos y de l¨ªderes de una oposici¨®n que no se ha recuperado ni de su pasado ni de su fracaso en el refer¨¦ndum-, considera a S¨²mate su ¨²ltimo enemigo, y les ha procesado nada menos que por traici¨®n a la patria, por "conspiraci¨®n contra la forma pol¨ªtica que se ha dado la Naci¨®n", por "il¨ªcitamente obstaculizar, interrumpir y hostilizar la labor del Poder Electoral".
?Poder? Montesquieu se hubiera estremecido. En la Venezuela de Ch¨¢vez ha desaparecido la separaci¨®n de poderes. Todo lo controla ya el Ejecutivo. Incluso ha hecho aprobar una ley para disponer libremente de reservas del banco central, con lo que, junto al petr¨®leo (cuya producci¨®n baja porque Ch¨¢vez se ha cargado la pericia y la capacidad tecnol¨®gica, pero cuyo precio sigue subiendo), el presidente tiene en sus manos una inmensa chequera para gastar y comprar, y repartir prebendas dentro y fuera. Y a los de S¨²mate les acusa de "cobrar" del extranjero: una ayuda abierta de 51.000 d¨®lares [42.500 euros], otorgada p¨²blicamente por el National Endowment for Democracy (NED) desde Washington, lo que no est¨¢ penado en el caso de las actividades de las ONG por el C¨®digo Penal venezolano. Pero ¨¦ste lo adapta Ch¨¢vez a su antojo.
El ¨²nico respiro es que el Gobierno se ha decidido a procesarlos en libertad, lo que implica que Corina, Alejandro y sus colegas pueden seguir ejerciendo su labor, aunque siempre con la espada, no de Damocles sino de Ch¨¢vez, sobre sus cabezas, pues se enfrentan a una posible condena de hasta 16 a?os de c¨¢rcel. En S¨²mate no piensan que les condenar¨¢n, sino que habr¨¢ un juicio largo y engorroso que el Ejecutivo manipular¨¢ seg¨²n le convenga. De momento, el tribunal pr¨¢cticamente no ha aceptado ninguna de las alegaciones de la defensa. Ser¨ªa deseable una presi¨®n desde la UE, y especialmente desde Espa?a, para que no se produzca un rid¨ªculo juicio por unas actividades que Human Rights Watch ha calificado de perfectamente leg¨ªtimas. Es parte de una campa?a de intimidaci¨®n por un r¨¦gimen que est¨¢ montando un Ej¨¦rcito de reserva y una Guardia Nacional, ?contra qui¨¦nes?
Corina ha sido recibida en la Casa Blanca por Bush. Dadas las circunstancias, paso poco prudente para la imagen de S¨²mate, pero no un delito. Es ingeniera. Ella, como otros, en vez de dedicarse a la defensa de sus conciudadanos podr¨ªan vivir c¨®modamente fuera. Pero de Venezuela, pese al acoso de Ch¨¢vez, se marchan pocos. La de S¨²mate es una empresa quijotesca (aunque es Ch¨¢vez el que ha enarbolado El Quijote, del que ha distribuido m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares en la llamada Operaci¨®n Dulcinea), pues todo apunta a que, sin necesidad de trampas electorales -con el uso del dinero de que dispone, y la falta de una oposici¨®n organizada-, Ch¨¢vez tiene todas las papeletas para salir reelegido presidente en las elecciones de 2006.
En tiempos, una cierta izquierda diferenciaba entre democracia formal y real. Aunque la din¨¢mica de la supervivencia material se impone a veces, pero no en el caso de Venezuela, a estas alturas de la historia est¨¢ claro que sin democracia formal no hay democracia real. Y en Venezuela, pese a los votos, contra Montesquieu no hay democracia formal, ni, por tanto, real. Por eso es tan importante que iniciativas como las de S¨²mate no queden ahogadas por lo que un amigo de Venezuela llama el "monocratismo tumultuario" de Hugo Ch¨¢vez. aortega@elpais.es
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