Esp¨ªritu de resistencia
Londres necesita m¨¢s que nunca el esp¨ªritu del blitz, el que vivi¨® la capital brit¨¢nica durante los bombardeos alemanes en la II Guerra Mundial. El segundo atentado terrorista en dos semanas fue mucho menos cruento, pero quiz¨¢ provocar¨¢ m¨¢s p¨¢nico que el primero, y amenaza con dejar m¨¢s cicatrices, m¨¢s efecto psicol¨®gico en la poblaci¨®n.
"Sabemos para qu¨¦ se hacen estas cosas. Se hacen para asustar a la gente, para espantarla, para provocarle ansiedad y preocupaci¨®n", declar¨® ayer el primer ministro, Tony Blair, que estaba almorzando con su hom¨®logo australiano, John Howard, cuando tuvo noticia de los atentados. "Tenemos que reaccionar con calma y seguir con nuestra vida cotidiana con la mayor normalidad posible", a?adi¨®. En parecidos t¨¦rminos se expresaron la oposici¨®n y el jefe de Scotland Yard.
A¨²n es pronto para saber si las bombas de ayer fallaron o eran deliberadamente de baja intensidad, con m¨¢s ganas de asustar que de matar. Pero tienen muchos puntos de conexi¨®n con los atentados de hace dos semanas. Al igual que los del 7 de julio, se han producido en jueves, v¨ªspera del d¨ªa de oraci¨®n de los musulmanes. Ha llegado al cabo de 15 d¨ªas, el d¨ªa de la venganza para los musulmanes. Y ha parecido imitar al 7-J tanto en la disposici¨®n geogr¨¢fica, con las bombas repartidas en los cuatro puntos cardinales, como en su objetivo f¨ªsico: tres en el metro, una en un autob¨²s. Puede ser precisamente la prueba de que los autores son un grupo de imitadores o el mensaje de que son la misma gente. Quiz¨¢ una red con capacidad y disposici¨®n de seguir atentando.
El asedio puede ser largo, con momentos dram¨¢ticos, pero los brit¨¢nicos saben que no perder¨¢n la guerra.
La polic¨ªa tiene esta vez muchas m¨¢s pistas que tras el 7 de julio para atrapar a los autores materiales y a los ide¨®logos de los atentados. Uno parece que ha sido detenido. Las mochilas est¨¢n ah¨ª, listas para ser analizadas en busca de huellas, muestras de ADN, los materiales utilizados, la procedencia de las propias mochilas. Hay tambi¨¦n numerosos testigos que pueden identificar a los terroristas huidos.
Pero el esp¨ªritu del blitz no s¨®lo ha de servir para medir la capacidad de aguante de los londinenses y qui¨¦n sabe si pronto de los habitantes de otras ciudades brit¨¢nicas. Ha de servir tambi¨¦n para templar cualquier fanatismo, cualquier intento de buscar cabezas de turco entre la poblaci¨®n musulmana.
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