?Se desentiende Zapatero de la Comunidad Valenciana?
Los pol¨ªticos, como cualquier otra especie depredadora, son de una voracidad insaciable. Por eso, a Rodr¨ªguez Zapatero, como a los dem¨¢s, le gustar¨ªa mandar tambi¨¦n en nuestra comunidad aut¨®noma. Lo que sucede es que no es posible tenerlo todo; al menos, al mismo tiempo. As¨ª se explicar¨ªa el clamoroso olvido de la Copa Am¨¦rica en su discurso de investidura y la fugaz visita el otro d¨ªa a sus instalaciones, obligado por el protocolo y por la prudencia pol¨ªtica, pero no por un aut¨¦ntico inter¨¦s en el acontecimiento mar¨ªtimo valenciano.
Todo consiste, pues, en una cuesti¨®n de prioridades. La del actual presidente del Gobierno, como la de sus predecesores, l¨®gicamente es la de conservar el poder. Y, ello, para completar las dos grandes transformaciones obsesivas del dirigente socialista: una, el cambio social copernicano de Espa?a, con unas leyes radicales que afiancen los nuevos h¨¢bitos ciudadanos, y dos, la instauraci¨®n de un Estado muy distinto del anterior, con unos alambicados equilibrios territoriales de dif¨ªcil consecuci¨®n.
La tarea resulta tan ingente y tan delicada que explicar¨ªa, por s¨ª sola, que no se haya modificado en cambio ni una sola coma de la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno precedente. Por otra parte, para triunfar en un empe?o tan ambicioso y con vocaci¨®n de pasar definitivamente a la posteridad, Rodr¨ªguez Zapatero se ve obligado a establecer una determinada estrategia de alianzas pol¨ªticas y de prelaciones territoriales. Y no otra, claro est¨¢.
En primer lugar, necesita los votos de los partidos perif¨¦ricos, dada su relativa y exigua mayor¨ªa en Las Cortes. De ah¨ª su sost¨¦n, a veces incomprensible, al Gobierno de Pasqual Maragall. Incluso al precio de o¨ªr voces discordantes en su propio partido, desde Chaves a Alfonso Guerra, desde Paco V¨¢zquez a Rodr¨ªguez Ibarra. Pero si "Par¨ªs bien vale una misa", que dec¨ªa Enrique IV, los votos de Esquerra Republicana de Catalunya cuestan mucho m¨¢s. Esa relativa debilidad parlamentaria explica tambi¨¦n el discreto y ambiguo galanteo que mantiene con el Partido Nacionalista Vasco.
La segunda prioridad de Zapatero es conservar el poder en aquellas comunidades aut¨®nomas donde ya lo tiene. No parece nada complicado en Andaluc¨ªa ni Extremadura. Tampoco lo era en Castilla-La Mancha en la ¨¦poca de Bono. Ahora, con la tr¨¢gica ineficacia del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Barreda en el incendio de Guadalajara, las cosas podr¨ªan empezar a cambiar.
A continuaci¨®n vienen las comunidades relativamente f¨¢ciles de conseguir, aunque esa facilidad sea a cuenta de hipotecas, como ocurre en la compra de un piso cuando no se tiene suficiente dinero en efectivo. Eso acaba de suceder en Galicia, con la colaboraci¨®n del BNG. Y Zapatero espera poder hacerlo en su momento en Madrid con los votos de IU, no s¨®lo porque ya lo logr¨® en aquellas elecciones que frustraron los sinverg¨¹enzas de Tamayo y S¨¢ez, sino porque el soterrado enfrentamiento entre Esperanza Aguirre y Ruiz-Gallard¨®n mina las posibilidades futuras del PP. Hasta Baleares entrar¨ªa en ese listado de territorios a recuperar, con un Jaume Matas cada vez m¨¢s distante de la direcci¨®n nacional de su partido, necesitado de alianzas externas y con un caso Formentera planeando sobre su cabeza.
?D¨®nde queda en este panorama la Comunidad Valenciana? Pues en el furg¨®n de cola de las prioridades socialistas.
La cosa tiene su l¨®gica. Feudo actual del PP, con unas encuestas adversas a las aspiraciones del PSPV y con el lacerante tema de la derogaci¨®n del trasvase del Ebro como argumento pol¨ªtico recurrente, obtener la Generalitat exigir¨ªa un esfuerzo desproporcionado, aun en la hip¨®tesis m¨¢s favorable. Aqu¨ª, adem¨¢s, el list¨®n electoral del 5 por ciento podr¨ªa dejar al PSPV sin aliados con los que desalojar al PP del poder.
Ya ven si el tema est¨¢ crudo. Tanto, que un territorio de la Espa?a profunda en la que campean hasta ahora los populares, como Castilla y Le¨®n, hay muchos socialistas que lo consideran m¨¢s accesible que la Comunidad Valenciana. De all¨ª son Jes¨²s Caldera y el propio Rodr¨ªguez Zapatero y, con sus buenas dosis de inversi¨®n p¨²blica en pleno retroceso de la PAC, ser¨ªa posible una inversi¨®n de los resultados electorales.
En este esquema estrat¨¦gico, la Comunidad Valenciana y Murcia ser¨ªan, pues, los ¨²ltimos bastiones populares frente a la posible reconquista auton¨®mica del PSOE.
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