Contrastes
El de San Sebasti¨¢n siempre ha sido un festival de contrastes, uno de sus grandes atractivos, y en la jornada del s¨¢bado alcanzaron un m¨¢ximo hist¨®rico. De los tard¨ªos lamentos de amor de Roberta Flack a la tragedia intimista de Antony pasando por un aut¨¦ntico Madi Gras en la playa y un abanico de cantos espirituales con alg¨²n toque hollywoodense pero de sinceridad desarmante. Tony Joe White segu¨ªa invocando la lluvia de Georgia rascando su Stratocaster en la carpa del Kursaal y hasta qued¨® un hueco para el jazz en la Trini, con Benny Golson recordando a Art Blakey. El tiempo acompa?¨®, ?se puede pedir m¨¢s?
Jornada contrastada, larga y reconfortante la del s¨¢bado que se abri¨® y se cerr¨® con el cartelito de agotadas las localidades en el auditorio del Kursaal. Primero, por la tarde, fue Roberta Flack la que encandil¨® a las 1.805 personas que caben en el enorme cubo de Moneo. Un concierto con mucho pasado y escaso presente pero que demostr¨®, como muy bien repet¨ªa uno de los responsables, que Killing me softly with his song es una de la diez mejores canciones de amor de la historia. Sin duda.
El segundo llenazo lo protagoniz¨®, cuando pasaban 30 minutos de la medianoche, Antony y sus Johnsons. Recibido ya como una superestrella y ovacionado cada vez que iniciaba una de las canciones de su segundo disco, Antony, ante el mismo piano que hab¨ªa utilizado Roberta Flack, desgran¨® por la tarima del Kursaal una m¨²sica minimalista y et¨¦rea pero con grandes dosis impl¨ªcitas de tragedia. Inquietante, cotidiana y desconcertante, arropada por una instrumentaci¨®n inusual de guitarra, viol¨ªn, violonchelo y bajo.
En la playa de la Zurriola, horas antes no hab¨ªa nada et¨¦reo. Todo era terriblemente terrenal, pura exaltaci¨®n de la fiesta y del ritmo. M¨¢s de cuatro mil personas se embarcaron en un viaje muy especial al carnaval de Nueva Orleans y se lo pasaron en grande. Los Wild Magnolias con su big chief Bo Dollis montaron un Mardi Gras por todo lo alto: una org¨ªa de ritmos cambiantes, de esos que te golpean directamente en el est¨®mago, propuesta con toda la exuberancia de sus espectaculares vestidos de carnaval ante los que la palabra colorista se queda corta. Un espect¨¢culo desenfadado y vitalista, una maravilla y m¨¢s en el atardecer playero.
Tambi¨¦n imper¨® el ritmo en la plaza de la Trinidad, pero all¨ª mejor no hablar de org¨ªa porque los responsables eran los Blind Boys of Alabama y su propuesta, aunque bastante festiva, es esencialmente espiritual. M¨¢s de sesenta a?os de carrera avalan a esta formaci¨®n (dos de su fundadores siguen al pie del ca?¨®n como si el tiempo no pasara y aqu¨ª es de suponer que no puede hablarse de pacto con el diablo) que mezcla inteligentemente los cantos ancestrales con arreglos de actualidad y una puesta en escena con mucho show business. Un concierto tan simple como honesto. El tr¨ªo de ciegos de Alabama levant¨® al personal de la Trini en varias ocasiones y hasta incluyeron una versi¨®n de The house of the rising sun que hizo las delicias del mismo Eric Burdon, presente en la plaza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.