La paz une a la Quinta del Biber¨®n
Supervivientes de ambos bandos de la Guerra Civil olvidan juntos el odio
"Cayeron muchos, de un lado y de otro, pero no hay motivos para guardar rencor. Cada uno defendi¨® la bandera que le toc¨® defender", explica Antoni Quintana, que desde 1982 preside la Agrupaci¨®n de Supervivientes de la Quinta del Biber¨®n-41. El 28 de abril de 1938, los quintos del 41, que en muchos casos no hab¨ªan cumplido 18 a?os, fueron movilizados en Catalu?a para combatir en la batalla del Ebro durante la Guerra Civil. Por su juventud, se les conoci¨® como la Quinta del Biber¨®n.
Llamados para luchar por la Rep¨²blica, muchos cayeron prisioneros y terminaron uni¨¦ndose al bando franquista para salvar la vida. "Ninguno tuvimos la culpa, por eso decidimos juntarnos para recordar, sin distinci¨®n de bando", apostilla Quintana.
"No hay motivo para el rencor, cada uno defendi¨® la bandera que le toc¨®", declara uno de los 'biberones'
Hoy los biberones se re¨²nen como cada 25 de julio (fecha en que comenz¨®, hace 67 a?os, la batalla del Ebro), para rendir homenaje a los que perdieron la vida. Ese encuentro tiene como escenario la Cota 705, en la sierra de P¨¤ndols, lugar clave durante la guerra y donde en 1989 los biberones levantaron un monumento a la paz. Sobre una base de piedra se asienta un cubo, del que sale una paloma con una rama de olivo en el pico.
"Una de las aristas apunta al cielo como las cabezas segadas de los que cayeron", explica Josep Florit, presidente de la comisi¨®n del monumento. "Queremos recordar a todos los que perdieron la vida en el Ebro y en toda la Guerra Civil, de un lado o de otro", subraya Florit. A ¨¦l le toc¨® ser "de los del otro lado". "Escap¨¦ porque estaba harto de lo que me rodeaba. Muerte, tiros... Cruc¨¦ el r¨ªo a nado y al otro lado los nacionales me capturaron", cuenta. "Pas¨¦ por un campo de concentraci¨®n en Santo?a y al final sal¨ª de all¨ª con la condici¨®n de alistarme como voluntario con los nacionales".
"Nos duele y casi nos averg¨¹enza todo aquello", se lamenta el curita, como llamaban sus compa?eros de filas a Josep Llaurad¨®. Este biber¨®n tuvo que olvidar su vocaci¨®n religiosa para ir al frente, y fue al seminario tras pasar por el campo de concentraci¨®n de Santo?a y hacer la mili en ?frica. Llaurad¨® celebra hoy una misa en la Cota, ante sus compa?eros biberones, que llegar¨¢n en autob¨²s acompa?ados de familia y amigos, para llevar a cabo el "acto de reconciliaci¨®n".
"Hemos dejado atr¨¢s los rencores por la existencia de dos bandos que se dec¨ªan enemigos", asegura Antoni Quintana, "cuando en realidad todos suspir¨¢bamos por la paz". Cada 25 de julio, los rostros ya octogenarios de los ex combatientes miran al cielo, por encima del monumento, mientras un avi¨®n F-18 sobrevuela la Cota 705. Hace ya cuatro a?os que un aparato del Ala 15 de la base a¨¦rea de Zaragoza realiza una exhibici¨®n para homenajear a los ca¨ªdos y los supervivientes de una guerra que se libr¨® entre hermanos. "Hoy nos acompa?ar¨¢ el ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono", anuncia Jos¨¦ Noia, aunque recalca que la asociaci¨®n "no tiene ning¨²n color pol¨ªtico". "Lo de menos es quien venga, lo importante es recordar a los hermanos que murieron", destaca.
Con ese calificativo, hermano, es como se refieren los unos a los otros, porque todos vivieron el dolor de dejar sus casas para combatir cuando eran casi adolescentes, pero han sabido superar el rencor. "Cada domingo, en misa, me doy la paz con un hombre que estuvo enfrente de m¨ª, al otro lado del Ebro, con los nacionales, nos miramos y nos damos un apret¨®n de manos", confiesa el presidente de los biberones, "y yo le digo al cura, ?anda que si nos hubi¨¦ramos matado el uno al otro!".
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